El privilegio de la activista
Aquellos que s¨ª tenemos la posibilidad de impactar a nuestras comunidades, de participar en di¨¢logos intergeneracionales con grado de incidencia, de pasar de la protesta a la propuesta: no desaprovechemos esta tremenda oportunidad
¡°Dos generaciones menos, dos generaciones m¨¢s. Fechas, tan solo fechas. Yo estoy aqu¨ª y t¨² estabas all¨¢¡±, dice la canci¨®n El pianista del gueto de Varsovia de Jorge Drexler. Una canci¨®n que trata, en parte, sobre c¨®mo los hechos m¨¢s b¨¦licos, delicados, terribles de la historia, pueden haber ocurrido en el mismo lugar en donde hoy habitas, s¨®lo que un par de a?os, d¨¦cadas antes de que nacieras.
Se acaba octubre, un mes con muchas fechas significativas. Una de ellas, el D¨ªa Internacional de La Ni?a, ante lo que me gustar¨ªa a invitarles a ustedes, lectores, a plantearse lo siguiente...
¡°Dos generaciones menos, dos generaciones m¨¢s. Fechas, tan solo fechas. Yo estoy aqu¨ª y t¨² estabas all¨¢¡±, dice la canci¨®n El pianista del gueto de Varsovia de Jorge Drexler. Una canci¨®n que trata, en parte, sobre c¨®mo los hechos m¨¢s b¨¦licos, delicados, terribles de la historia, pueden haber ocurrido en el mismo lugar en donde hoy habitas, s¨®lo que un par de a?os, d¨¦cadas antes de que nacieras.
Se acaba octubre, un mes con muchas fechas significativas. Una de ellas, el D¨ªa Internacional de La Ni?a, ante lo que me gustar¨ªa a invitarles a ustedes, lectores, a plantearse lo siguiente: en un mundo incierto, cambiante y sobrepasado por conflictos a mano armada como el nuestro, ?qu¨¦ ocurre con las mujeres? ?qu¨¦ ocurre con las ni?as? Les invito a aplicar perspectiva de g¨¦nero. Porque en conflictos b¨¦licos, sin duda, los pueblos sufren y sangran transversalmente. Pero cuando las sociedades se caen a pedazos, son las ni?as las que primordialmente no podr¨¢n retomar sus estudios, no tendr¨¢n el privilegio de ser aut¨®nomas, no podr¨¢n so?ar con un futuro.
¡°Para escribir una poes¨ªa que no sea pol¨ªtica, debo escuchar a los p¨¢jaros. Pero para escuchar a los p¨¢jaros, hace falta que cese el bombardeo¡±, escribi¨® el poeta palestino Marw¨¡n Marhkh¨±l. Ante tanta atrocidad el sufrimiento y las experiencias que alguien a causa de la irracionalidad liderada por desenfrenos pol¨ªticos, econ¨®micos, religiosos, dogm¨¢ticos, fan¨¢ticos nacionalistas y ultristas, ?cu¨¢l es nuestro papel como ciudadan¨ªa en este mundo globalizado? ?Qu¨¦ hacer antes de olvidar o mirar para el lado? ?Qu¨¦ hacer antes de abrazar el placer de la ignorancia?
Recordemos, por ejemplo, a las mujeres japonesas y el ritual suicida conocido como Jigai para evitar lo que los hombres les har¨ªan en contexto de guerra, as¨ª como el Jauhar en la India. En Darfur, mujeres y ni?as cargaban AK47 para protegerse despu¨¦s de ser v¨ªctimas de m¨²ltiples casos de abuso sexual.
Hoy, miles de ni?as son v¨ªctimas de abusos sistem¨¢ticos a sus derechos humanos, a la autonom¨ªa de sus cuerpos, a su educaci¨®n, acceso a agua potable y otros derechos fundamentales. Y si en sus cabezas, lectores, apareci¨® el pensamiento ¡°pero la guerra afecta a todos, los hombres tambi¨¦n sufren los efectos desgarradores del conflicto¡±... no lo pongo en duda. Lo que busco, es que se plantee lo siguiente:
Horroriza ver que sean exhibidas como bot¨ªn o trofeo de guerra. La violaci¨®n y el feminicidio como trofeo en tiempos de conflicto es una realidad que no puede dejar indiferente a nadie y va m¨¢s all¨¢ de condenas (como la de esta columna). ¡°Y el mundo no aprende nada, es analfabeto¡±, dice Drexler en la misma canci¨®n que mencion¨¦ al inicio de esta columna. Es momento de dejar de dar por sentado que el ser humano est¨¢ condenado a repetir la historia. Que nuestro papel no solo se encuentre en la condena, porque queridos lectores, si ustedes viven en democracia, si ustedes viven en un pa¨ªs que no vive con miedo al bombardeo constante, pueden salir a marchar para exigir y garantizar derechos sociales, sus papeles no son pasivos, sino activos en preservarlo, cuidarlo. Y por supuesto, parece relevante seguir condenando las repudiables acciones que est¨¢n afectando a millones de personas que viven en territorios hostiles. Sigan haciendo ruido, lectores, no olviden. La memoria es colectiva.
Quiero dedicarle esta columna a las ni?as. Aquellas que hoy no hablan de activismo, aquellas que no est¨¢n interesadas en ser part¨ªcipes de procesos y toma de decisiones.
Aquellas ni?as que no est¨¢n so?ando por estar demasiado ocupadas sobreviviendo.
Si ustedes est¨¢n leyendo esta columna, significa que probablemente tienen conexi¨®n a internet estable, un dispositivo m¨®vil, conectividad 24/7. Aquellos que s¨ª tenemos la posibilidad de impactar a nuestras comunidades, de sacar iniciativas adelante, de participar en di¨¢logos intergeneracionales con grado de incidencia, de pasar de la protesta a la propuesta: no desaprovechemos este tremendo privilegio.
En un mundo globalizado como el nuestro, debemos convertirnos en ciudadanos y ciudadanas globales.
Que vivir con privilegios jam¨¢s sea morir en la indiferencia. Por el privilegio de estar hoy vivas y so?ando. Y de ese so?ar, construir futuro.
Hoy respiro y escribo. Escribo y act¨²o, act¨²o y persisto. Mientras en otro hemisferio una ni?a dej¨® de so?ar, creer y (sobre)vivir.