Hacer visible el trabajo silencioso de miles de mujeres
Para pensar en desarrollo, en disminuci¨®n de la pobreza y en crecimiento es imperativo construir una red nacional de apoyo a los cuidados que piense en las cuidadoras y que involucre a los hogares, a las comunidades, al Estado y a los privados
El 17,6% de la poblaci¨®n adulta en Chile tiene alg¨²n grado de discapacidad y requiere del cuidado diario de otras personas que generalmente se resuelve en el seno del hogar. A todo se suma el envejecimiento de la poblaci¨®n que proyecta que m¨¢s de 2 millones de personas en el mundo requerir¨¢n cuidados en el 2030. Este trabajo cotidiano y constante que realizan 600.000 personas en Chile, y por abrumadora mayor¨ªa las mujeres, es esencia...
El 17,6% de la poblaci¨®n adulta en Chile tiene alg¨²n grado de discapacidad y requiere del cuidado diario de otras personas que generalmente se resuelve en el seno del hogar. A todo se suma el envejecimiento de la poblaci¨®n que proyecta que m¨¢s de 2 millones de personas en el mundo requerir¨¢n cuidados en el 2030. Este trabajo cotidiano y constante que realizan 600.000 personas en Chile, y por abrumadora mayor¨ªa las mujeres, es esencial para el sostenimiento de la vida y muchas veces no se ve, es invisible. Precisamente porque una gran mayor¨ªa de las jefas de hogar en Chile est¨¢n solas en esa tarea es que desde lo p¨²blico se debe apoyar a compartir la carga.
El cuidado que realizan las mujeres, en su mayor¨ªa jefas de hogar, tiene un profundo impacto en su autonom¨ªa, no solo respecto a sus ingresos, sino tambi¨¦n al tiempo. Carecen de tiempo para realizar otras actividades, entre ellas las remuneradas, y cuando pueden trabajar escogen empleos m¨¢s flexibles, menos demandantes y, por lo mismo, de menores ingresos. Muchas de ellas optan por la informalidad, porque es la ¨²nica manera que encuentran para responder a las exigencias del hogar y del trabajo.
Para pensar en desarrollo, en disminuci¨®n de la pobreza y en crecimiento es imperativo construir una red nacional de apoyo a los cuidados que piense en las cuidadoras y que involucre a los hogares, a las comunidades, al Estado y a los privados, porque solo as¨ª podremos abarcar la cantidad de cuidado que depara el futuro, y porque solo as¨ª podremos darles a las mujeres la oportunidad de tener m¨¢s tiempo para s¨ª mismas, para asegurar su autonom¨ªa econ¨®mica, su bienestar personal y por ende, beneficiar a las familias chilenas. Ese es nuestro deber inexcusable: compartir los cuidados para aliviar la carga y cuidar a quienes cuidan.
Y hemos dado los primeros pasos. Partimos reconociendo a quienes cuidan en nuestro pa¨ªs, a trav¨¦s del Registro de Personas Cuidadoras y la entrega de credenciales para el acceso preferente a tr¨¢mites y servicios del Estado; una manera de retribuirles el trabajo diario y constante que realizan economiz¨¢ndoles los tiempos de espera. Los siguientes pasos son fortalecer la oferta de apoyo a los cuidados existentes en Chile y construir una nueva red de espacios para el cuidado de las personas: los Centros de Cuidados Comunitarios, que no solo acercar¨¢n los servicios p¨²blicos y ofrecer¨¢n atenci¨®n directa en los hogares, tambi¨¦n impulsar¨¢n la creaci¨®n de grupos de apoyo y promover¨¢n la participaci¨®n de las cuidadoras. En eso estamos trabajando, para hacer del cuidado un derecho de todas y todos y hacer visible lo invisible.