La pregunta por la hegemon¨ªa en las izquierdas
Las elecciones locales de octubre servir¨¢n como bar¨®metro para medir qui¨¦n es qui¨¦n tanto al interior de la derecha como de la izquierda
Desde hace meses que Chile gira, con raz¨®n, en torno a un tema de alarma p¨²blica y urgencia pol¨ªtica: la (in) seguridad ciudadana, un sentimiento que se activa cada d¨ªa ya no con delitos, sino con cr¨ªmenes que se caracterizan por niveles de violencia desconocidos hasta ahora. Dada la centralidad del tema y su presencia en la vida p¨²blica y pr¨¢ctica (en la medida en que modifica h¨¢bitos y conductas), no sorprende que se haya politizado de las peores maneras imaginables, opacando movimientos e iniciativas de gran importancia sobre muchos otros temas que se encuentran en gestaci¨®n a escala de coa...
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Desde hace meses que Chile gira, con raz¨®n, en torno a un tema de alarma p¨²blica y urgencia pol¨ªtica: la (in) seguridad ciudadana, un sentimiento que se activa cada d¨ªa ya no con delitos, sino con cr¨ªmenes que se caracterizan por niveles de violencia desconocidos hasta ahora. Dada la centralidad del tema y su presencia en la vida p¨²blica y pr¨¢ctica (en la medida en que modifica h¨¢bitos y conductas), no sorprende que se haya politizado de las peores maneras imaginables, opacando movimientos e iniciativas de gran importancia sobre muchos otros temas que se encuentran en gestaci¨®n a escala de coaliciones, sub-coaliciones y partidos (el problema es que, dado su desprestigio, pocos est¨¢n interesados en verlos).
Uno de esos procesos relevantes es lo que est¨¢ ocurriendo en la vida del actual oficialismo, cuyas distintas partes han entrado en modo identitario para enfrentar y, eventualmente, dirimir la hegemon¨ªa del sector en las pr¨®ximas elecciones parlamentarias. Para llegar a ese momento, hay algo de guerra fr¨ªa que se ha declarado: mientras el proceso de unificaci¨®n de los distintos partidos del Frente Amplio en una sola fuerza se presenta como un solo partido de caracter¨ªsticas socialistas, el Partido Socialista desliza la amenaza de presentar candidatos a alcaldes en todas las comunas de Chile, a partir de una estrategia de maximizaci¨®n de su rol hegem¨®nico en el Gobierno y de recuperaci¨®n del electorado de izquierdas teniendo a la vista la evidente decepci¨®n que ha provocado el Frente Amplio con sus episodios de corrupci¨®n.
En cuanto al Partido Comunista, tambi¨¦n desafiado por los socialistas en la capital del pa¨ªs, se trata de una organizaci¨®n que est¨¢ gozando de un retazo de popularidad en el tercio duro de izquierdas del electorado tras la expresi¨®n hist¨¦rica de anticomunismo ciego y grotesco de las derechas, las que aprovechan el asesinato de un ex militar venezolano en tierras chilenas como prueba de injerencia del gobierno de Nicol¨¢s Maduro y de complicidad pasiva de los comunistas chilenos. No es primera vez que la derecha criolla potencia a su principal adversario (m¨¢s imaginario que electoral) a trav¨¦s de arrebatos.
Sin embargo, las elecciones locales est¨¢n a la vista (ser¨¢n en octubre de este a?o), y servir¨¢n como bar¨®metro para medir qui¨¦n es qui¨¦n tanto al interior de la derecha como de la izquierda. Siempre ha sido as¨ª, pero hoy, con nuevas fuerzas al interior de cada bloque, ser¨¢ aun m¨¢s evidente. La superaci¨®n de la marca colectiva Frente Amplio a trav¨¦s de sus dos componentes principales (Revoluci¨®n Democr¨¢tica y Convergencia Social), dispuestos a aceptar su disoluci¨®n legal, participa de las luchas hegem¨®nicas entre izquierdas, y la simplifican: qu¨¦ duda cabe que hay all¨ª una decisi¨®n inteligente, tal vez no para transformarse en el partido m¨¢s grande de la izquierda (como lo ha se?alado el diputado frenteamplista Gonzalo Winter), pero s¨ª para enfrentar una ola electoral hostil hacia la izquierda en general, y hacia la marca Frente Amplio en particular. Esta inteligente fusi¨®n, de caracter¨ªsticas in¨¦ditas en la pol¨ªtica chilena desde el retorno a la democracia en 1990, plantea varias preguntas organizacionales.
El partido que surgir¨¢ de la fusi¨®n, ?ser¨¢ un partido con corrientes institucionalizadas? De ser as¨ª, ?c¨®mo se dirimir¨¢n los conflictos? ?O se trata de un partido con corrientes de opini¨®n, tendencias organizadas que, de cara a sus congresos, presentar¨¢n proyectos pol¨ªticos alternativos? En el fondo de estas dos preguntas, lo que sobresale es la duda de c¨®mo enfrentar los riesgos del fraccionalismo. El camino ya est¨¢ trazado: convengamos que all¨ª hay audacia y, sobre todo, originalidad.
Frente a esto, ?c¨®mo est¨¢ reaccionando el socialismo democr¨¢tico, un conglomerado formado por un partido principal y varios grupos menores que, pese a todo, alcanza entre el 16% o el 18% de los votos, dependiendo de las elecciones? La respuesta es catat¨®nica, lo que quiere decir irrelevante. ?Es lo mismo un socialismo democr¨¢tico -que no es otra cosa que una fuerza socialdem¨®crata colectiva cuyo valor es estar orientada a gobernar, aunque al precio de sacrificar su conexi¨®n con el mundo social- fraccionado en 4 partidos, que una fuerza que supera la l¨®gica de las matem¨¢ticas (en donde 6 + 4 + 3 + 3 no dan 16 sino m¨¢s)? No tengo muchas dudas sobre la superioridad intelectual del proyecto del socialismo democr¨¢tico (entre otras cosas porque tiene a su favor experiencias pol¨ªticas exitosas, tanto en Chile como en varios pa¨ªses europeos), ante nuevas izquierdas que tienen pocos ¨¦xitos que mostrar. Sin embargo, a pesar de todas sus limitaciones, estas nuevas izquierdas frenteamplistas han mostrado creatividad y audacia organizacional, haciendo palidecer al socialismo democr¨¢tico, una coalici¨®n petrificada a partir de un partido eje y varios micropartidos: todo indica que es en la articulaci¨®n entre proyecto pol¨ªtico y caracter¨ªsticas org¨¢nicas que se dirimir¨¢ la hegemon¨ªa entre estos dos mundos.
En cuanto al Partido Comunista, su poder¨ªo descansa en la inercia de las cosas. No hay ninguna novedad ni en el programa ni en el proyecto del comunismo chileno: no lo necesitan, lo que hace del PC un partido mon¨®tono. La posibilidad que el Partido Comunista sea el partido relativamente dominante en las pr¨®ximas elecciones locales solo es explicable, y veros¨ªmil, en la apelaci¨®n conservadora al electorado m¨¢s ideol¨®gico y conservador de ese 30% que apoya contra viento y marea al presidente Gabriel Boric. As¨ª no se ganan elecciones decisivas.
Lo peor que podr¨ªa pasar es que las elecciones de octubre pr¨®ximo no diriman en absoluto la pregunta por la hegemon¨ªa al interior de las izquierdas: es una probabilidad cierta en que se produzca un equilibrio general, en el que todos ganan, nadie pierde, y se reproduce el status quo.
El gran riesgo de las izquierdas es que le est¨¦n hablando a los electores que solo se identifiquen con ellas. De ser as¨ª, la derrota electoral en las pr¨®ximas municipales est¨¢ garantizada y, de persistir en lo mismo, no hay ninguna posibilidad que estas izquierdas, incluso reformadas, puedan siquiera aspirar a pasar a una segunda vuelta en la elecci¨®n presidencial de 2025. La probabilidad que cada componente de las izquierdas juegue y act¨²e como si las elecciones generales de 2025 estuviesen perdidas no solo es una realidad: est¨¢n a la vuelta de la esquina.