Oasis
No hay mejor manera de decir que, tras el estallido social y la Convenci¨®n Constitucional, quedamos en el mismo punto de partida, sin dar las gracias a nadie y sin ninguna explicaci¨®n de lo ocurrido
Este viernes que acaba de pasar, fue el preestreno del documental del colectivo MAFI Oasis (se estrena en cines en noviembre), el que abre la temporada de documentales, foros, seminarios y publicaciones sobre el estallido social que tuvo lugar hace cinco a?os. En tal sentido, es el preludio de una reflexi¨®n tan necesaria como inevitable de lo que fue la primera Convenci¨®n Constitucional y el abrumador rechazo en el plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022.
Se trata de un documental que se inicia con la recordada mala frase del expresidente Sebasti¨¢n Pi?era 11 d¨ªas antes del estallido social: ¡°En medio de esta Am¨¦rica Latina convulsionada veamos a Chile, nuestro pa¨ªs es un verdadero oasis con una democracia estable, el pa¨ªs est¨¢ creciendo, estamos creando 176.000 empleos al a?o, los salarios est¨¢n mejorando¡±. Este documental es interesante en varios sentidos.
En primer lugar, porque se inicia con im¨¢genes de ni?os ba?¨¢ndose en un mar contaminado por una fundici¨®n que no cesa de derramar desechos. Esta imagen es relevante ya que alude a una dimensi¨®n del malestar chileno en varias localidades, el que se origina en contaminaci¨®n y se traduce en movimientos sociales que lograron hacer elegir a no pocos convencionales para redactar una nueva Constituci¨®n. As¨ª se explica el fuerte ¨¦nfasis ambientalista de esta asamblea.
En segundo lugar, porque las im¨¢genes del estallido no orientan ning¨²n tipo de interpretaci¨®n: lo que habla es el material audiovisual ¨Daun cuando sabemos que ning¨²n registro es completamente neutro¨D, dejando al espectador la tarea de interpretar este fen¨®meno volc¨¢nico que produjo las condiciones pol¨ªticas de posibilidad de un proceso de cambio constitucional.
En tercer lugar, porque se ve bien la transici¨®n entre estos dos niveles, sin recurrir al relato que explicita el tr¨¢nsito del malestar a la movilizaci¨®n (aun cuando no se documenta con claridad c¨®mo se pasa, individual y colectivamente hablando, del malestar a la protesta, sobre todo porque sabemos que muchos de los que protestaban lo estaban haciendo por primera vez).
Pero es la Convenci¨®n la que ocupa lo esencial del tiempo del documental. En ella se ve bien el enfrentamiento de posiciones irreconciliables entre una derecha atrincherada y muy mentirosa y el resto de los convencionales buscando converger en todo tipo de materias. Este ¨²ltimo aspecto no se aprecia con claridad: en varias ocasiones se resaltan los v¨ªtores por haber triunfado en alg¨²n tipo de votaci¨®n, pero no se sabe de qu¨¦ modo se pudo llegar a cada victoria. En tal sentido, es llamativa la intervenci¨®n del convencional Patricio Fern¨¢ndez, quien alerta sobre la velocidad de las votaciones y la falta de discusi¨®n sobre asuntos complejos, lo que entrega una pista a seguir para comprender el proceso de construcci¨®n de mayor¨ªas.
Evidentemente, el documental tambi¨¦n registra algo del payaseo de la mayor¨ªa de los convencionales que tanto da?o produjo, as¨ª como la distorsi¨®n f¨¢cil en clave de mentira de la derecha. No es una sorpresa si ambas posturas terminaron extrem¨¢ndose hasta niveles absurdos, transform¨¢ndose en verdaderas caricaturas.
La marcha de cierre del Apruebo es muy elocuente sobre las razones de lo que ser¨ªa una dura derrota: en medio de canciones de Illapu, Inti-Illimani y su repertorio de lo que fuera la nueva canci¨®n chilena hacia fines de los sesenta y comienzos de los setenta, con el estremecedor ¡°El pueblo unido jam¨¢s ser¨¢ vencido¡± ante la imagen seria de Allende rodeado de banderas rojas, mapuche y feministas, era imposible que el apruebo ganara.
De alguna forma, este retorno al pasado glorioso de la izquierda describe bien la desconexi¨®n con el grueso del pueblo de Chile. La imagen de auto-disoluci¨®n de la Convenci¨®n y del estado en el qued¨® el sal¨®n plenario del exCongreso nacional es extraordinaria: cuatro empleadas limpiando y conversando entre ellas (¡°dejaron todo sucio¡±), para concluir con un triste ¡°y no nos dieron ni las gracias¡±.
Oasis abre innumerables preguntas, algunas de las cuales fueron contestadas en el libro que dirig¨ª junto a Nicol¨¢s M. Somma con una veintena de colegas, Social Protest and Conflict in Radical Neoliberalism: Chile, 2008-2020. Pero a¨²n quedan demasiadas interrogantes abiertas: si en el origen del estallido estaba el malestar, ?por qu¨¦ la Convenci¨®n Constitucional fue incapaz de entregar una respuesta mayoritaria y convincente?, ?todo se explica por las noticias falsas de la derecha ¨Dque existieron¨D, o tambi¨¦n participa de esta derrota la profusi¨®n de s¨ªmbolos identitarios que terminaron socavando el cemento com¨²n que es la idea de patria y de comunidad nacional? ?no hay un rol en este extrav¨ªo colectivo que se explica por el voto voluntario con el cual fueron elegidos los 155 convencionales, en una elecci¨®n en la que se abstuvo¡ El 57% del electorado?
De modo general, hay una responsabilidad pol¨ªtica transversal de todos los partidos: es inquietante haber entregado la Convenci¨®n a una enorme mayor¨ªa de independientes que fueron electos en listas como si fuesen partidos, lo que los llev¨® a perder la conducci¨®n del proceso. M¨¢s profundamente, las izquierdas chilenas deben responder seriamente a la pregunta sobre su propia responsabilidad ante la derrota electoral m¨¢s importante de su historia: la farra fue descomunal, el payaseo fue excesivo, lo que fue evidentemente aprovechado por la derecha. Pero, ?la derrota del apruebo fue la victoria de la derecha o la derrota de todas las izquierdas? A m¨ª me parece que fue m¨¢s lo segundo que lo primero, sobre todo si se considera que lo que sigui¨® fue una segunda instancia redactora (¡°Consejo Constitucional¡±) completamente dominada por la derecha dura de ¡°Republicanos¡±.
No es un azar si una de las ¨²ltimas im¨¢genes del documental Oasis consiste en grupo de gansos nadando al lado de una f¨¢brica que derrama todos sus desechos.
No hay mejor manera de decir que, tras el estallido y la Convenci¨®n Constitucional, quedamos en el mismo punto de partida, sin dar las gracias a nadie y sin ninguna explicaci¨®n de lo ocurrido.
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