?Qu¨¦ queda del estallido social?
Si el principal s¨ªmbolo de este acontecimiento es hoy denostado, es porque hay algo que se modific¨® en la cultura chilena y sus representaciones de aquel entonces
Cada cierto tiempo, irrumpe en la agenda p¨²blica alg¨²n tipo de hecho o noticia que vuelve a instalar la pregunta por las consecuencias no solo econ¨®micas y materiales, sino pol¨ªticas y culturales del estallido que tuvo lugar en Chile en octubre de 2019. Si el indulto presidencial de varios participantes en el estallido social por haber delinquido fue un buen ejemplo, tambi¨¦n lo es la reciente condena a pena de c¨¢rcel de uno de los indultados por haber cometido delitos con posterioridad. Cada uno de estos episodios es una verdadera pesadilla para la izquierda frenteamplista y comunista, quienes enfrentan hoy en d¨ªa un clima sumamente hostil respecto de ese acontecimiento volc¨¢nico.
Pues bien, esta semana fue el principal s¨ªmbolo del estallido social que se encontr¨® en el centro de la pol¨¦mica. En el marco de una entrevista que el presidente Gabriel Boric concedi¨® a un grupo de periodistas radiales, el jefe de Estado repudi¨® al perro matapacos: ¡°yo jam¨¢s festin¨¦ ni me hizo ning¨²n sentido esta imagen burda del perro aquel, del perro matapacos como le llamaban. Jam¨¢s van a encontrar una declaraci¨®n m¨ªa festinando o haciendo gala de aquello¡±. Las reacciones no se hicieron esperar, especialmente de pol¨ªticos y activistas de izquierdas, quienes criticaron al presidente por tama?o abandono de lo que fue el principal s¨ªmbolo del estallido social. Por lo visto, las declaraciones del presidente Boric fueron le¨ªdas por algunos como una verdadera traici¨®n.
?Pero quien era el perro matapacos? Se trata de un perro com¨²n y silvestre, un quiltro como se le dice en Chile, de color negro y arropado con un vistoso pa?uelo rojo alrededor de su cuello, el que fue transformado por los manifestantes en un verdadero emblema de las jornadas de protesta de octubre-noviembre de 2019. Es as¨ª como, en aquel entonces, las im¨¢genes del perro matapacos se multiplicaron a trav¨¦s de afiches, pegatinas, memes y hasta en una gigantesca estatua de pl¨¢stico a poca distancia de lo que fue el epicentro de las manifestaciones: Plaza Dignidad. En todas estas im¨¢genes se ve¨ªa al perro matapacos morder las botas de los polic¨ªas cuando estos reprim¨ªan a los manifestantes, que es lo que explica que este quiltro se haya transformado en un s¨ªmbolo.
?Qu¨¦ pudo ocurrir entre 2019 y 2024 para que este s¨ªmbolo que fue tan popular sea hoy abiertamente desconocido, y hasta repudiado? M¨¢s profundamente, ?qu¨¦ queda del estallido social?
A decir verdad, pocas cosas, m¨¢s all¨¢ de la banalidad de recordar que las demandas en aquel entonces por mejores pensiones, salud, educaci¨®n y tantas otras cosas siguen vigentes. Si el principal s¨ªmbolo de este acontecimiento es hoy denostado, es porque hay algo que se modific¨® en la cultura chilena y sus representaciones de aquel entonces. Recordemos que las manifestaciones y protestas multitudinarias de 2019 recibieron un apoyo considerable durante varios meses, seg¨²n todo tipo de encuestas de opini¨®n. Cinco a?os despu¨¦s, con dos procesos constituyentes fracasados y la demanda de una nueva Constituci¨®n literalmente en el piso, lo que predomina es una representaci¨®n hostil del estallido social. Es tan cierta la modificaci¨®n del clima cultural que es dif¨ªcil encontrar hoy, entre los acad¨¦micos e intelectuales p¨²blicos, alguna voz que rescate tanto la protesta social de 2019 como su principal s¨ªmbolo, el perro matapacos.
El contraste es total con lo que mucho se pareci¨® a un delirio entre no pocos intelectuales de izquierdas, quienes vieron en el estallido social el nacimiento de ¡°un nuevo pueblo¡± (Carlos Ruiz), una ¡°furia destituyente de la calle¡± orientada a desmontar ¡°todo el sistema de reglas neoliberales y los modos de existencia masificados por el consumo¡± (Nelly Richard), ¡°luminosidad¡± (Jos¨¦ Bengoa), ¡°un estallido de epistemolog¨ªas c¨ªvicas¡± (Carlos Sanhueza) o ¡°un arreglo de cuentas con la historia¡± (Mauricio Folchi). El lenguaje de los intelectuales era para entonces exuberante, viendo en el acontecimiento una epifan¨ªa, y en el omnipresente perro matapacos una pieza de una bella alegor¨ªa. Qu¨¦ duda cabe: el estallido social toc¨® una fibra muy importante en la izquierda intelectual, la pasi¨®n por el cambio y la revoluci¨®n en alg¨²n sentido de la palabra. Pero tras la derrota, es la resaca la que hay que explicar.
El silencio de estos mismos intelectuales es muy llamativo: pocos han escrito sobre lo que el estallido pudo ser y no fue, explicando el fracaso. La explicaci¨®n f¨¢cil ser¨ªa decir que en enero llegaron las vacaciones y en marzo la pandemia por covid, pasando por alto el hecho que en mayo de 2021 triunf¨® una ola de izquierda antiestablishment que hegemoniz¨® el primer proceso constituyente y que termin¨® en un desastre electoral.
Entonces, ?c¨®mo explicar la exuberancia del lenguaje de los intelectuales y su inmenso optimismo en 2019? ?C¨®mo dar cuenta de la evasi¨®n de estos mismos intelectuales ante su propia responsabilidad de int¨¦rpretes y artesanos de la realidad, la que en este caso se resiste a ser modificada? Parafraseando el t¨ªtulo del importante libro de Gis¨¨le Sapiro, ?cu¨¢l es ¡°la responsabilidad del intelectual en tiempos de crisis¡±, pero tambi¨¦n cuando se impone una forma de restauraci¨®n del orden?
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