D¨®nde est¨¢s
En el d¨ªa del detenido desaparecido, el recuerdo por los que no est¨¢n se atraviesa con la gente extraviada en el presente
La fantas¨ªa tambi¨¦n puede funcionar como un ansiol¨ªtico. Cuando ha pasado demasiado tiempo y la esperanza y la justicia ya no ayudan ni entregan respuestas, a veces, queda imaginar: proyectar una realidad posible, para calmar, en parte, la ausencia y el dolor. Digo esto pensando en un segmento de las noticias de Chilevisi¨®n, quienes emiten un reportaje de investigaci¨®n que se llama ?D¨®nde est¨¢s?
Cada vez que aparece el programa en la pantalla me imagino que podr¨ªa narrar la historia de una o un detenido desaparecido. El rostro de una de las m¨¢s de 1.200 personas desaparecidas en la dictadura militar liderada por Pinochet. Entre ellos, mi t¨ªa Sonia Bustos Reyes, quien el pr¨®ximo 5 de septiembre cumple 50 a?os desde su secuestro y desaparici¨®n. Escribo esto pensando en el 30 de agosto, d¨ªa que fue propuesto en 1981 por la Federaci¨®n Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (FEDEFAM) como D¨ªa Internacional del Detenido Desaparecido.
Por supuesto que toda persona perdida merece que su historia sea narrada. Por eso veo con atenci¨®n los reportajes de ?D¨®nde est¨¢s? pensando en el protagonista, quien ojal¨¢ pueda aparecer lo m¨¢s pronto posible, para la tranquilidad de sus familiares. Regresar a casa, contarle lo que se hizo por ella o ¨¦l en sus d¨ªas de ausencia. Compartir un almuerzo. Re¨ªr, nuevamente, entre todos. Ingreso a la web de Chilevisi¨®n y leo nombres asociados al programa ?D¨®nde est¨¢s?: Mariana, Henry, Nicol¨¢s, Marco Antonio, Jos¨¦ Luis, Camila, Pascale. ?Habr¨¢n aparecido?
?D¨®nde est¨¢ Madeleine McCann?
Recuerdo cuando una vez visit¨¦ a Nicanor Parra en su casa de Las Cruces, en el Litoral Central. Luego de conversar, mirando el mar, me invit¨® a almorzar pollo con arroz y ensalada chilena. Comimos en una mesa redonda al lado de la cocina. Frente a la mesa hab¨ªa un mueble. El creador de los Artefactos ten¨ªa all¨ª una fotograf¨ªa de Madeleine McCann, la ni?a brit¨¢nica desaparecida el 3 de mayo de 2007, cuando se encontraba junto a su familia de vacaciones en un hotel en Portugal. En un momento, creo que ocurri¨® cuando finaliz¨® el almuerzo, nos paramos de la mesa y Parra se acerc¨® a la foto de Madeleine, que era solo un recorte de una p¨¢gina de un diario, y acarici¨® el rostro de la ni?a con sus dedos y dijo en voz baja: ¡°Ni?a Jes¨²s de Praga¡¡±.
Fue Parra quien escribi¨® hace 40 a?os dos versos tremendos, conmovedores, tristes y ver¨ªdicos: ¡°De aparecer apareci¨® / pero en una lista de desaparecidos¡±. Publicado en el libro Chistes parra desorientar a la polic¨ªa poes¨ªa (1983), en esas p¨¢ginas tambi¨¦n escribi¨®: ¡°Ayer / de tumbo en tumbo / hoy / de tumba en tumba¡±. Pero ac¨¢ no hay tumba: a¨²n nuestros familiares ausentes son fantasmas sin l¨¢pida.
Mi t¨ªa Sonia fue secuestrada, desde el hogar familiar, por agentes de la brigada Caupolic¨¢n de la DINA, un jueves 5 de septiembre de 1974. El pr¨®ximo 5 de septiembre tambi¨¦n caer¨¢ jueves. ?D¨®nde est¨¢s? Sonia estuvo detenida en Londres 38, Jos¨¦ Domingo Ca?as y Cuatro ?lamos. Cuatro d¨ªas despu¨¦s de la detenci¨®n de Sonia, el lunes 9 de septiembre de 1974, llegaron a la casa de la familia cuatro civiles y dos carabineros, a buscar a mi madre, Rosa Bustos Reyes. Entre los civiles, agentes de la DINA, estaba Osvaldo Romo Mena. Mi mam¨¢ fue brutalmente torturada durante dos semanas. Luego, fue abandonada en un sitio eriazo cerca del Matadero Franklin, en Santiago.
Hoy mi madre tiene 79 a?os. Est¨¢ jubilada. Asiste dos veces por semana a cursos de la Municipalidad de Santiago (Memoria y Cocina). Tiene nuevas amigas haitianas y venezolanas. Pero hay algo que sucede todas las tardes: ve las mismas series de televisi¨®n como Haw¨¢i Cinco-Cero. En cada cap¨ªtulo hay conflictos intensos, dramas, cr¨ªmenes, sangre, gritos, autopsias y disecciones. Cada cap¨ªtulo es un caso por resolver. A m¨ª no me gustan esas series. Ella se hipnotiza con las historias. He llegado a sospechar que toda la trama detectivesca que hay detr¨¢s de los cap¨ªtulos tienen que ver con la desaparici¨®n de su hermana Sonia. Con la fantas¨ªa como un ansiol¨ªtico. Con la posibilidad de que un d¨ªa, antes de ir a dormir, el caso de su hermana pueda ser abordado por esos agentes impecables y certeros, quienes le entreguen una ilusi¨®n. El rostro de Sonia en la pantalla del televisor.
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