Mauricio Duce y el audio de Luis Hermosilla: ¡°En este caso estamos reci¨¦n conociendo la punta del iceberg¡±
El abogado y acad¨¦mico especializado en la judicatura, el Ministerio P¨²blico y las polic¨ªas, urge con reformar el proceso de designaciones judiciales y critica la falta de voluntad pol¨ªtica
El ¡®Caso Audios¡¯, protagonizado por el influyente penalista Luis Hermosilla y la abogada Leonarda Villalobos, ambos en prisi¨®n preventiva tras ser formalizados la semana pasada por los delitos de lavado de activos, soborno a dos funcionarios p¨²blicos y fraude tributario, salpica con los d¨ªas a m¨¢s figuras p¨²blicas del mundo judicial, policial, de la Fiscal¨ªa y el pol¨ªtico. Una de las varias interrogantes, que se abri¨® tras la filtraci¨®n de sus mensajes contenidos en su tel¨¦fono m¨®vil que fue incautado, es si Hermosilla pudo influir en designaciones de jueces. Para Mauricio Duce, abogado y director de Espacio P¨²blico, un centro de estudios independiente, el esc¨¢ndalo da cuenta de que Chile tiene debilidades institucionales ¡°muy significativas¡±. Critica la falta de voluntad pol¨ªtica para reformar el proceso de designaciones judiciales, donde el Senado cumple un papel fundamental: en el caso de los cargos de la Corte Suprema, es el que puede ratificar (por un qu¨®rum de dos tercios) o rechazar la propuesta que hace el Ejecutivo, el que a su vez elige un postulante de una quina que elabora el m¨¢ximo tribunal.
El nuevo integrante de la Escuela de Gobierno de la Universidad Cat¨®lica, cuya ¨¢rea de estudio acad¨¦mico ha sido precisamente la judicatura, el Ministerio P¨²blico y las polic¨ªas, plantea que es com¨²n que la pol¨ªtica intervenga en alg¨²n nivel en los nombramientos de ministros de tribunales superiores, pero que en Chile lo hacen de una manera ¡°muy opaca, con reglas poco claras que han permitido todo este tr¨¢fico de influencias¡±.
Pregunta. De lo que se ha sabido de este caso ?D¨®nde pondr¨ªa el acento por su gravedad?
Respuesta. El paquete en su conjunto es lo preocupante. El caso da cuenta de que nuestro pa¨ªs todav¨ªa, lamentablemente, tiene debilidades institucionales muy significativas, que generan pr¨¢cticas extremadamente problem¨¢ticas. La cuesti¨®n m¨¢s evidente son los sobornos, pero el caso tambi¨¦n nos ha mostrado la debilidad enorme en los sistemas de asignaci¨®n de altas autoridades, con procedimientos s¨²per poco transparentes, de contactos, favores, eventualmente conflictos de intereses que no conocemos bien y que su impacto puede ser extremadamente variopinto. En las mejores versiones, estos contactos son para poner en conocimiento de alguien un curr¨ªculum y en las peores, eventualmente se est¨¢n solicitando favores que luego se podr¨ªan cobrar.
P. La debilidad en las asignaciones judiciales se viene discutiendo desde hace a?os. ?Por qu¨¦ no se ha logrado reformar?
R. Hubo un agravamiento en algunas designaciones de jueces y otras autoridades cuando se meti¨® al Senado [en el proceso de nombramientos a partir de 1997]. Eso abri¨® un nuevo espacio de negociaci¨®n poco transparente y lo hemos visto en muchas designaciones, no s¨®lo de los ministros de la Corte Suprema, sino que tambi¨¦n del fiscal nacional y eventualmente de ministros del Tribunal Constitucional. No s¨®lo se han entrabado, sino que adem¨¢s en todas esas elecciones siempre ha salido informaci¨®n de que ha habido contactos, comidas, etc¨¦tera. Aparecen figuras como los gestores de candidaturas, personajes bastante oscuros que promueven candidatos y que mueven hilos en distintos lugares y eso es extremadamente da?ino para el Estado de derecho.
P. ?Usted est¨¢ a favor de sacar al Senado del proceso?
R. Hay m¨¢s o menos un acuerdo, y as¨ª se ve en los proyectos de ley que se est¨¢n discutiendo en este tema, en que, trat¨¢ndose de funcionarios auxiliares ¨Cnotarios, conservadores, archiveros¨C se debe avanzar hacia un sistema m¨¢s t¨¦cnico. Incluso en los de alta direcci¨®n p¨²blica. Que un componente t¨¦cnico sea el encargado de la primera etapa de selecci¨®n de los candidatos para las ternas. Otra cosa son las designaciones de altas autoridades judiciales o, eventualmente, de otras autoridades como el Fiscal Nacional. Se han formulado varias propuestas. Una es sacarle al propio Poder Judicial la elaboraci¨®n de las ternas [para las cortes de Apelaciones] o quinas [Corte Suprema] y entreg¨¢rselas a alg¨²n tipo de comisi¨®n t¨¦cnica. En la segunda pata, algunos proponen que se deber¨ªa sacar al Senado el poder de ratificaci¨®n de dos tercios y entreg¨¢rselo al presidente de la Rep¨²blica, con plazos m¨¢s acotados para evitar el tr¨¢fico de influencia. Otros, y yo creo que est¨¢ abierto a debate, que es posible mantener al Senado pero con reglas distintas.
P. ?C¨®mo cu¨¢les?
R. Por de pronto, una alteraci¨®n de los qu¨®rum. Parte del problema es que la exigencia de dos tercios hace que minor¨ªas te puedan vetar buenos candidatos, competentes, pero adem¨¢s con unas reglas poco densas en t¨¦rminos de las inhabilidades de quienes votan, por lo menos en la pr¨¢ctica. Creo que lo vimos claramente en la designaci¨®n del Fiscal Nacional [se aprob¨® al tercer intento la propuesta del presidente Gabriel Boric]. Eventualmente han votado senadores que, personalmente o familiares de ellos, se hab¨ªan visto involucrados en persecuciones penales. Es impresentable que luego est¨¦n decidiendo qui¨¦n va a ser el jefe del servicio que lleva adelante las persecuciones.
P. ?Hay que dejar fuera a la pol¨ªtica de los nombramientos de este tipo?
R. En una democracia moderna, para las altas autoridades, es posible y com¨²n que la pol¨ªtica intervenga en alg¨²n nivel. Lo que ocurre en Chile es que est¨¢ interviniendo de una manera muy poco conveniente porque es muy opaca, con reglas poco claras que han permitido todo este tr¨¢fico de influencias. Podr¨ªamos mantener algunas de estas autoridades, pero aplic¨¢ndolas en un proceso que garantice que no se van a producir este tipo de tr¨¢fico influencias. Esto puede ser sacando el Senado o manteni¨¦ndolo con otro rol, es una discusi¨®n t¨¦cnica que hay que tener, pero creo que hay acuerdo en las bases: que las ternas o quinas no deber¨ªan ser elaboradas por el Poder Judicial, sino que por alg¨²n tipo de comisi¨®n t¨¦cnica, donde ah¨ª podr¨ªa haber alg¨²n espacio para la pol¨ªtica matizado. Y concursos p¨²blicos transparentes, donde se ponga ¨¦nfasis en el m¨¦rito. Y que luego, en la elecci¨®n del candidato dentro de la terna o quina, intervenga la pol¨ªtica de alguna manera distinta a la de hoy d¨ªa.
P. ?Qu¨¦ falta?
R. Esto supone que la clase pol¨ªtica est¨¦ dispuesta a renunciar al poder que ejercen hoy d¨ªa. El propio Senado tendr¨ªa que estar dispuesto a auto-restringirse. Y ah¨ª es donde se ha entrabado. Falta voluntad pol¨ªtica para avanzar.
P. ?Cu¨¢n optimista o pesimista es de que esta vez s¨ª haya una reforma?
R. Tenemos experiencia de que estos esc¨¢ndalos pueden generar cambios. Espero que sea as¨ª, pero no est¨¢ garantizado, sobre todo porque hoy tenemos un sistema pol¨ªtico que pareciera estar muy entrabado en llegar a acuerdos macro para grandes temas del pa¨ªs, debido a la polarizaci¨®n y la enorme fragmentaci¨®n. Uno ve que en grandes reformas institucionales estamos con mucho menos capacidad de llegar a acuerdos que lo que hab¨ªamos tenido al inicio de la transici¨®n, por ejemplo.
P. ?Cu¨¢l es el riesgo de que la polarizaci¨®n impida esta reforma?
R. Con el tiempo, se traduce en el deterioro de nuestra calidad institucional y un peor pa¨ªs. En vez de estar evolucionando y enfrentando nuevos desaf¨ªos como los que suponen la modernizaci¨®n, el crecimiento econ¨®mico, etc¨¦tera. El hecho de que el dise?o de nuestras instituciones no se vaya adecuando, nos hace ir retrocediendo. Tal vez hace 50 a?os, el tener contactos para que te designaran era una pr¨¢ctica aceptable, pero hoy d¨ªa ya no. Por lo tanto, tenemos que ajustar nuestra institucionalidad a esto. Uno se podr¨ªa preguntar cu¨¢nto del muy bajo porcentaje de confianza p¨²blica en las instituciones del sector judicial est¨¢n marcadas por este tipo de cuestiones. Y eso es muy peligroso para el Estado de derecho, que necesita instituciones como el sistema judicial que cuenten con niveles de legitimidad y credibilidad m¨¢s o menos b¨¢sicos. Eso deber¨ªa ser una preocupaci¨®n central en la agenda del pa¨ªs.
P. ?No lo es?
R. Parcialmente, por eso creo que estos esc¨¢ndalos abren una ventana de oportunidad, ya que ponen muy a flor de piel las consecuencias que tiene el no encarar estos desaf¨ªos. Pero pareciera que el debate pol¨ªtico est¨¢ extremadamente polarizado en otras cuestiones que se van tomando la agenda y no hemos tenido un debate robusto sobre este tema, por ejemplo, post Convenci¨®n Constitucional. Ah¨ª hubo una nueva ventana de oportunidad que se malogr¨® por distintas razones y este tema hab¨ªa quedado un poco bajo la mesa hasta muy poco.
P. ?C¨®mo queda la frase del expresidente Ricardo Lagos de ¡®dejemos que las instituciones funcionen¡¯ cuando algunas est¨¢n implicadas en esta trama de corrupci¨®n en investigaci¨®n?
R. Esa frase es correcta, pero hay que agregarle algo m¨¢s. Es dejemos que las instituciones funcionen cuando tienen un marco adecuado que permite garantizar que haya un buen funcionamiento. Estamos viendo que en esta ¨¢rea tenemos una zona gris que es inconveniente para el funcionamiento del sistema y tiene que ser corregido.
P. ?Y tiene que ver solamente con las designaciones?
R. En este caso estamos reci¨¦n conociendo la punta del iceberg y hay mucha m¨¢s informaci¨®n que se va a saber en poco tiempo m¨¢s. Esto es en parte un problema de las designaciones, pero tiene que ver con un tema m¨¢s profundo de tr¨¢fico de influencias m¨¢s generales en nuestro pa¨ªs que no s¨®lo emana de las designaciones judiciales. Los sistemas de control interno al interior de instituciones p¨²blicas tan sensibles como el Servicio de Impuestos Internos y la Tesorer¨ªa General [a la que pertecenc¨ªan dos funcionarios fomalizados por cohecho en el Caso audios] es otro enorme desaf¨ªo. No hemos avanzado suficiente en la agenda anticorrupci¨®n. Con la Comisi¨®n Engel nos pegamos un salto, pero ese salto se chant¨® en alg¨²n punto. Estamos lejos de habernos inmunizados frente a pr¨¢cticas que son muy da?inas para el Estado de derecho, como que los funcionarios hagan cosas producto de remuneraciones, prebendas, premios, que favorezcan a terceros. Eso sin duda es otra cuesti¨®n que est¨¢ instalada claramente en la agenda a partir de este caso y es evidente.
P. Sobre la publicaci¨®n de las conversaciones del tel¨¦fono de Luis Hermosilla que adelant¨® su defensa, ?Qu¨¦ piensa sobre abrir todo el contenido?
R. Yo vengo de este mundo de los abogados, trabajo ah¨ª, lo conozco bien, y cuando los abogados dicen ¡®voy a mostrar¡¯, bueno, veamos. Los abogados nunca hablan desde el inter¨¦s p¨²blico cuando est¨¢n litigando los casos, siempre hablan desde el inter¨¦s del cliente y c¨®mo se puede obtener una ventaja en el caso. Yo ser¨ªa cauto, esperar¨ªa que conozcamos qu¨¦ pasa ah¨ª, ya se han ido conociendo algunas cuestiones, y ah¨ª poder hacer un juicio. No me compro en un principio que vaya a mostrar cosas ni tampoco que no tenga nada. Estoy en una posici¨®n esc¨¦ptica, esperando ver la evidencia.
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