?Hacia una edad de hielo del socialismo chileno?
El problema es que el PS es un partido chico que se comporta como un partido grande, con gran indiferencia por lo que bien podr¨ªa ser su propia edad de hielo
Las ¨²ltimas elecciones municipales y regionales chilenas del 26 y 27 de octubre arrojaron un mediocre resultado para el Socialismo Democr¨¢tico (una coalici¨®n de facto formada por los partidos ¡ªSocialista, por la Democracia, Radical y Liberal¡ª en diferenciaci¨®n con el Frente Amplio y el Partido Comunista): se impone con cierta holgura al interior de la izquierda a nivel de concejales (18,8%) y alcaldes, pero todas las izquierdas son ampliamente derrotadas en todos los niveles de elecci¨®n por las derechas (tradicional y republicanos). En cuanto al resto de las izquierdas, el resultado es paup¨¦rrimo (especialmente para el Partido Comunista).
Sin embargo, hay una enorme e inquietante paradoja en el resultado del PS. Este es el partido eje desde que el Gobierno del presidente Gabriel Boric produjera un profundo cambio de Gabinete tras la debacle en el plebiscito por una nueva Constituci¨®n de izquierdas en septiembre de 2022 (la peor derrota electoral de la historia de todas las izquierdas, no tanto por el resultado como por lo que se encontraba en juego). A nivel de concejales (la variable m¨¢s pol¨ªtica de todas, ya que all¨ª se juega el valor de marca del partido en todo el pa¨ªs), el Partido Socialista retrocede desde el 8,6% de los votos en 2021 (con voto voluntario) hasta un 6,1% en 2024 (con voto obligatorio y una expansi¨®n del electorado votante de m¨¢s de cuatro millones de personas). All¨ª donde reside la paradoja es que el PS, pese a todo, se las arregla para elegir m¨¢s alcaldes que antes: si en 2021 eligi¨® a 22, esta vez gan¨® en 33 oportunidades. Esta envidiable electividad socialista es enga?osa, ya que se alcanza a punta de negociaciones, en la m¨¢s completa indiferencia por la potencia electoral del partido en un nivel m¨¢s desagregado, que es el de los concejales.
Para ser m¨¢s preciso, la racionalidad que impera en el PS conjuga un modo de selecci¨®n de candidatos a partir de clivajes internos que le entregan vida a las distintas facciones socialistas, en un tiempo en el que no se observan diferencias ideol¨®gicas entre ellas (solo batallas de caudillos). Lo original en este esquema es que los apparatchiks socialistas (los negociadores del partido, generalmente hombres de aparato) maximizan la l¨®gica de selecci¨®n interna de los candidatos (en donde los independientes ocupan un lugar protag¨®nico) en una sinton¨ªa cada vez menos fina con la sociedad. Esta falta de sinton¨ªa es precisamente lo que se observa a nivel de concejales y, sobre todo, en las elecciones primarias de alcaldes que tuvieron lugar en junio de 2024: si el PS gan¨® 11 de estas primarias, en la elecci¨®n real de fines de octubre solo dos de estos triunfadores lograron confirmar su victoria, debido a una lejan¨ªa considerable con el votante medio.
Todo indica que esta forma de enfrentar la selecci¨®n de candidatos lleg¨® a su l¨ªmite l¨®gico: no es razonable seguir apostando a la capacidad negociadora de los apparatchiks para mantener o levemente aumentar su representaci¨®n, a sabiendas que el PS se est¨¢ debilitando.
Lo anterior bien podr¨ªa traducirse en una edad de hielo del socialismo chileno: se puede sobrevivir en una era con un potencial importante de extinci¨®n, sin evolucionar. Pues bien, este escenario polar bien podr¨ªa ser lo que aguarda al PS de cara a las pr¨®ximas elecciones de diputados y senadores. En los pr¨®ximos d¨ªas, no pocos socialistas renunciar¨¢n a sus cargos para competir en las pr¨®ximas elecciones legislativas, y muchos otros se abstendr¨¢n de hacerlo: el denominador com¨²n es que se enfrentar¨¢ la competencia sin un plan colectivo, sin una estrategia de valoraci¨®n de la marca y de sus candidatos a trav¨¦s de una evaluaci¨®n racional de las capacidades y habilidades individuales. Dicho de otro modo, la ¨²nica forma de evitar la amenaza de una edad de hielo consiste en elaborar una estrategia colectiva que a menudo entrar¨¢ en colisi¨®n con los intereses de corto plazo de los caciques socialistas. C¡¯est la vie, pero no hay otra alternativa.
Forcemos un poco m¨¢s la paradoja. En alg¨²n sentido, los socialistas son v¨ªctimas de su propio ¨¦xito. Desde 1990, el PS ha aportado cuadros con alta capacidad pol¨ªtica y de gesti¨®n parlamentaria (especialmente a nivel de senadores como Jos¨¦ Antonio Viera Gallo, Carlos Ominami, Ricardo N¨²?ez y Jaime Gazmuri, todos ellos retirados y a gran distancia de quienes han sido sus sucesores), lo que se ha reflejado ¨²ltimamente en un protagonismo socialista para conducir ¨¢reas estrat¨¦gicas del gobierno del presidente Boric. El problema es que el PS es un partido chico que se comporta como un partido grande, con gran indiferencia por lo que bien podr¨ªa ser su propia edad de hielo. Este es el verdadero dilema del PS, al que deber¨¢n aportar una respuesta los otros partidos que se inscriben en el per¨ªmetro de Socialismo Democr¨¢tico. Esa respuesta es, en primer lugar, organizacional: no veo otra alternativa que transitar de una vez por todas a una forma de partido federal en el que converjan distintas fuerzas, tradiciones culturales e identidades que seguir¨¢n cultivando sus orgullosos or¨ªgenes, sum¨¢ndose a ellos independientes que se identifican con el Socialismo Democr¨¢tico ¡ªcomo el alcalde de Renca Claudio Castro¡ª y que se han mostrado interesados en participar de una estructura federativa amplia y flexible. Solo a partir de entonces ser¨¢ posible y eficiente incursionar en una forma superior de renovaci¨®n del socialismo: por el momento, este ejercicio renovador ser¨¢ un momento intelectual, sin un ma?ana evidente.
Desde hace m¨¢s de 15 a?os que se habla de una Federaci¨®n Socialista sin ning¨²n ¨¦xito: el principal obst¨¢culo es el propio PS, no por falta de voluntad de sus dirigentes sino por la inercia de su identidad y gloriosa historia. Ante la amenaza de un encogimiento por enfriamiento natural en el contexto de una edad de hielo, ha llegado el momento de tomar conciencia del momento que estamos viviendo, el que exige algo de audacia y mucho realismo. Solo de esta manera se podr¨¢ seguir incursionando por la v¨ªa de la transformaci¨®n de la realidad mediante reformas, cuya profundidad supone tener peso espec¨ªfico y conciencia de la estrategia de cambio social. Si Lenin no se equivocaba al criticar al ultra-izquierdismo por ser una forma nefasta de acci¨®n pol¨ªtica (¡°un paso adelante, dos pasos atr¨¢s¡±), es el momento de invertir la f¨®rmula y hacer de ella virtud: ¡°dos pasos adelante, uno hacia atr¨¢s¡±, lo que supone tener claridad de prop¨®sito y conciencia de que, a pesar de las derrotas, se sigue avanzando hacia una forma m¨¢s cooperativa y justa de sociedad.