Los ¨¢rboles son cada vez m¨¢s j¨®venes y peque?os
La deforestaci¨®n, la agricultura y el aumento de la temperatura se ceban con los bosques viejos
Los bosques son cada vez m¨¢s j¨®venes y sus ¨¢rboles no llegan tan alto como antes. A la deforestaci¨®n provocada por la tala y el avance agroganadero se han unido el aumento de las temperaturas o la concentraci¨®n de di¨®xido de carbono (CO2) como nuevos enemigos del bosque viejo. Un estudio estima ahora que el ¨¢rea forestal m¨¢s reciente se ha triplicado en el ¨²ltimo siglo mientras se han reducido las zonas boscosas m¨¢s antiguas del planeta. Aunque el balance neto no es del todo malo, los cient¨ªficos temen que las nuevas arboledas se enfrenten peor al cambio clim¨¢tico en curso.
Usando datos...
Los bosques son cada vez m¨¢s j¨®venes y sus ¨¢rboles no llegan tan alto como antes. A la deforestaci¨®n provocada por la tala y el avance agroganadero se han unido el aumento de las temperaturas o la concentraci¨®n de di¨®xido de carbono (CO2) como nuevos enemigos del bosque viejo. Un estudio estima ahora que el ¨¢rea forestal m¨¢s reciente se ha triplicado en el ¨²ltimo siglo mientras se han reducido las zonas boscosas m¨¢s antiguas del planeta. Aunque el balance neto no es del todo malo, los cient¨ªficos temen que las nuevas arboledas se enfrenten peor al cambio clim¨¢tico en curso.
Usando datos del sat¨¦lite recogidos desde inicio de siglo e inventarios hist¨®ricos de mucho m¨¢s atr¨¢s, un grupo de investigadores ha estimado la evoluci¨®n de los bosques del planeta desde 1900. Su objetivo era medir el impacto que han tenido diversos factores en la ratio ¨¢rboles viejos/j¨®venes, entendidos estos como los menores de 140 a?os. Entre los elementos que afectan a la proporci¨®n los hay naturales, como plagas, incendios o vientos, y antropog¨¦nicos, como la tala selectiva o la deforestaci¨®n (y reforestaci¨®n) por el avance (y retroceso) de la agricultura y la ganader¨ªa. Otros impactos m¨¢s recientes son los derivados del calentamiento global, como el aumento de las temperaturas y la fertilizaci¨®n acelerada por el exceso de CO2 atmosf¨¦rico.
Sus resultados, publicados en Science, muestran que de los 4,8 millones de kil¨®metros cuadrados (km?) de ¨¢rboles j¨®venes que hab¨ªa en 1900 se pas¨® a 12,5 millones de km? en 2015. En la estimaci¨®n entran los grandes biomas de bosque boreal, las selvas tropicales o las forestas de clima templado o mediterr¨¢neo. Expresado en porcentaje, del 11,3% a comienzos del siglo pasado, se ha pasado a un 33,6% del global arbolado. Las cifras hay que tomarlas como aproximaciones, ya que ni siquiera la definici¨®n de lo que es un bosque es universal. Aun as¨ª, muestran una tendencia al rejuvenecimiento forestal que seguir¨¢ en este siglo.
El ¨¢rea cubierta por los bosques j¨®venes se ha triplicado mientras los m¨¢s antiguos est¨¢n de retirada
¡°Esta tendencia probablemente contin¨²e con el calentamiento clim¨¢tico¡±, dice el principal autor del estudio, Nate McDowell, en una nota del Pacific Northwest National Laboratory, uno de los laboratorios nacionales del Departamento de Energ¨ªa de EE UU. ¡°Un planeta futuro con menos bosques grandes y viejos ser¨¢ muy diferente al mundo en el que crecimos. Los bosques m¨¢s antiguos suelen albergar una biodiversidad mucho mayor que los j¨®venes y almacenan m¨¢s carbono¡±, a?ade.
La juventud tiene una derivada: los ¨¢rboles son cada vez m¨¢s peque?os. Tradicionalmente la tala y deforestaci¨®n se han cebado con los ¨¢rboles m¨¢s grandes y viejos. Seg¨²n esta investigaci¨®n, su ¨¢rea se habr¨ªa reducido de 38 millones de km? a poco m¨¢s de 26 millones. No se trata de que los ejemplares que los reemplazan tengan l¨®gicamente una menor edad y hayan crecido menos, es que las nuevas amenazas perjudican a los viejos en mayor medida.
Es el caso del aumento del CO2 en la atm¨®sfera. Este gas de efecto invernadero acelera el crecimiento vegetal, algo que favorece a los que a¨²n tienen mucho por crecer. Desde el inicio de la Revoluci¨®n Industrial, la concentraci¨®n ha aumentado en 125 partes por mill¨®n (ppm) y, seg¨²n los distintos escenarios clim¨¢ticos previstos, subir¨¢ otras entre 50 y 200 ppm en lo que queda de siglo.
¡°Un bosque milenario tiene mayor resiliencia que los j¨®venes a las perturbaciones¡±Ra¨²l S¨¢nchez, ec¨®logo de la Universidad Pablo de Olavide
El otro gran factor nuevo es el aumento de las temperaturas. Aunque, puede estar favoreciendo al bosque boreal, el calor suele ir acompa?ado de una menor humedad disponible. Esto provoca el cierre de los estomas de la epidermis vegetal y una fotos¨ªntesis menos eficiente. La consecuencia es que los ¨¢rboles crecen menos. En una especie de ventaja adaptativa, en los m¨¢s cortos, la circulaci¨®n del agua es ¨®ptima. Ya sea frenando el desarrollo de las especies m¨¢s grandes o facilitando la expansi¨®n de las especies m¨¢s peque?as, el calentamiento est¨¢ empeque?eciendo a los ¨¢rboles.
¡°Un bosque milenario tiene mayor resiliencia que los j¨®venes a todas estas perturbaciones¡±, comenta el investigador de la Universidad Pablo de Olavide Ra¨²l S¨¢nchez-Salguero, que estudia el decaimiento forestal. Para este ec¨®logo forestal, los m¨¦todos y datos usados en esta investigaci¨®n para determinar qu¨¦ bosque es reciente y cu¨¢l antiguo son cuestionables. Aun as¨ª, coincide con sus autores en que los ¨¢rboles m¨¢s j¨®venes est¨¢n m¨¢s expuestos a lo que llama la espiral del decaimiento: ¡°Un clima m¨¢s extremo, con m¨¢s calor y sequ¨ªas, los hace m¨¢s fr¨¢giles y los expone a otras perturbaciones ya sean bi¨®ticas o abi¨®ticas¡±. Entre estas est¨¢n los incendios, cada vez m¨¢s frecuentes e intensos y los fuertes vientos, que castigan en especial a las selvas costeras. Entre las primeras, los pat¨®genos y plagas pueden acabar con una arboleda ya debilitada.
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