Las tierras secas ocultan un bosque tan grande como la selva amaz¨®nica

Ocultos en un mar de tierra ¨¢rida hay tantos ¨¢rboles como en la selva amaz¨®nica. Puestos todos juntos ocupar¨ªan 467 millones de hect¨¢reas de arbolado. Esto supone aumentar el total de cubierta arb¨®rea de estas regiones hasta 1.327 millones de hect¨¢reas. La cifra, estimada por un grupo de cient¨ªficos gracias a im¨¢genes a¨¦reas de alta resoluci¨®n, eleva un 9% la superficie arbolada del planeta. Este inmenso bosque escondido hasta ahora a los ojos de los sat¨¦lites podr¨ªa tener grandes implicaciones en el clima y la biodiversidad de la Tierra.

Los ¨¢rboles que hay en el planeta no se cuentan uno a uno. El conteo se apoya en las im¨¢genes captadas por sat¨¦lites como Landsat, MODIS o Sentinel. En el caso de las regiones h¨²medas, como las selvas ecuatoriales o los bosques septentrionales, el asunto es sencillo. Se trata de una mancha verde continua, as¨ª que solo hay que medir las dimensiones del ¨¢rea estudiada para determinar las hect¨¢reas de bosque. Pero el 41,5% de la superficie terrestre se encuentra en regiones ¨¢ridas donde hay pocos ¨¢rboles. Pero pocos no significa ninguno.

"Sat¨¦lites como Landsat ven dos ¨¢rboles separados por 29 metros como si fueran uno", dice el profesor de la E.T.S. de Ingenieros de Montes, Forestal y del Medio Natural de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid (UPM), Luis Gonzaga Garc¨ªa Montero. Hasta hace poco, las mejores im¨¢genes por sat¨¦lite ten¨ªan una resoluci¨®n m¨¢xima de 30 metros. Eso significa que, adem¨¢s de ver un ¨¢rbol donde hay dos, en muchas ocasiones ni los ve¨ªan. "No toman fotograf¨ªas convencionales, registran radiaci¨®n y determinamos qu¨¦ hay ah¨ª abajo gracias al diferente tipo de onda espectral", explica Garc¨ªa Montero. "Pero en las zonas ¨¢ridas la radiaci¨®n del suelo desnudo oculta la de los ¨¢rboles dispersos", a?ade.

Las zonas ¨¢ridas cuentan con 1.327 millones de hect¨¢reas de arbolado, sumando un 9% m¨¢s a la masa forestal del planeta

El profesor de la UPM ha intervenido en la mayor revisi¨®n de las regiones ¨¢ridas en busca de ¨¢rboles realizada hasta ahora. En ella han participado m¨¢s de 200 investigadores, entre cient¨ªficos y estudiantes, de 15 organizaciones en un proyecto impulsado por la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO). Este gran esfuerzo humano se ha apoyado en la nueva generaci¨®n de im¨¢genes de alta resoluci¨®n captadas por los sat¨¦lites de la empresa DigitalGlobe, las mismas que usan los mapas de Google o Bing. Algunos de sus sensores, como los montados en el?WorldView-3, logran una resoluci¨®n de 25 cent¨ªmetros. Para su an¨¢lisis, los cient¨ªficos contaron con herramientas de ambos buscadores.

El estudio, publicado en la revista Science y cuyos resultados finales presenta la FAO en Roma el viernes, ha descubierto que en 2015 hab¨ªa 1.327 millones de hect¨¢reas de biomas ¨¢ridos donde el porcentaje de cubierta forestal es superior al 10%. Ese es el umbral que usa la FAO para poder llamar bosque a los ¨¢rboles hallados en un ¨¢rea de 5.000 m². Estas cifras suponen elevar casi en un 50% la superficie arb¨®rea presente en las tierras secas y en un 9% el total de los bosques del planeta.

El equipo de la UPM, en el que tambi¨¦n estaban los profesores Cristina Pascual y Fernando Garc¨ªa, ten¨ªa como misi¨®n determinar la cubierta forestal que hay en las zonas ¨¢ridas de Europa, en especial la cuenca mediterr¨¢nea y la franja superior de los bosques boreales de Rusia. De las 295.000 hect¨¢reas de suelos europeos ¨¢ridos, alrededor de un tercio son arbolados. Pero la mayor parte de este bosque oculto hasta ahora est¨¢ al sur del Sahara, en regiones de Asia, en el sur americano y una amplia franja del norte de Australia. Casi dos tercios de estas arboledas de las regiones ¨¢ridas son bosques cerrados.

"Esper¨¢bamos menos", reconoce la directora del?Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas ?ridas y coautora del estudio, Elena Mar¨ªa Abraham. Su equipo se encarg¨® de buscar los ¨¢rboles del sur de Am¨¦rica, a excepci¨®n Brasil. "Lo importante es que al identificar una mayor superficie de bosque seco, estamos redibujando el mapa de las tierras ¨¢ridas. Ante un escenario de cambio clim¨¢tico y desertizaci¨®n, en el que las tierras ¨¢ridas se van a expandir, es determinante conocer el recurso m¨¢s importante que tenemos, como son los bosques secos", a?ade.

El investigador del SEI, un instituto de ciencia ambiental con sede en Estocolmo, (Suecia), Javier G¨®dar, destaca la resoluci¨®n en la que se apoya este estudio. "Usar im¨¢genes de alta resoluci¨®n hace que ahora en cada p¨ªxel de la imagen de sat¨¦lite se pueda ser mucho m¨¢s especifico y detectar mejor la cantidad de bosque". Para muchos ¨¢rboles poco frondosos, como encinas, acacias, baobab o eucaliptos, este cambio supone salir a la luz. Pero, para este cient¨ªfico no relacionado con el estudio "ser¨ªa clave poder disponer de esta resoluci¨®n a lo largo del tiempo para saber si este aumento de la cubierta forestal se debe "no solo a estos cambios en la metodolog¨ªa, sino tambi¨¦n a una recuperaci¨®n del bosque en algunas zonas".

El estudio ha sido posible gracias a im¨¢genes por sat¨¦lite con una resoluci¨®n de hasta 24 cent¨ªmetros

Se trate de ¨¢rboles nuevos o solo reci¨¦n descubiertos, su enorme n¨²mero debe estar influyendo a escala global. Como explica, el investigador de la FAO y principal autor del estudio, Jean-Fran?ois Bastin, "aunque nadie se cuestiona el actual aumento de las emisiones de CO₂ a la atm¨®sfera, la capacidad de la biosfera para absorber el carbono a¨²n presenta muchas incertidumbres. Nuestros resultados aportan nuevos elementos y muestran que la capacidad de la biosfera como sumidero de carbono probablemente sea mayor de lo que se cre¨ªa".

En lo que coinciden todos los expertos es que no es lo mismo un ¨¢rbol de bosque seco que otro de una selva h¨²meda. Como muy bien refleja la imagen de una acacia en mitad de la sabana a la que se arriman todos los animales, en palabras de Abraham, "los ¨¢rboles de las tierras secas son ¨¢rboles nodriza", claves para la vida de las zonas ¨¢ridas.