Nacionalismo vacunal
Las potencias cierran fronteras para asegurarse su dosis de los f¨¢rmacos anti-covid
El acaparamiento del remdesivir por la Administraci¨®n Trump estaba cantado, y es solo el primer indicio de un fen¨®meno del que hablaremos mucho en los pr¨®ximos meses y a?os: el nacionalismo vacunal. El remdesivir no es una vacuna, sino un f¨¢rmaco antiviral, pero el efecto de las fronteras nacionales sobre la gesti¨®n de la pandemia es el mismo que veremos pronto con las vacunas. Esto ser¨¢ un error garrafal, pues un viru...
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El acaparamiento del remdesivir por la Administraci¨®n Trump estaba cantado, y es solo el primer indicio de un fen¨®meno del que hablaremos mucho en los pr¨®ximos meses y a?os: el nacionalismo vacunal. El remdesivir no es una vacuna, sino un f¨¢rmaco antiviral, pero el efecto de las fronteras nacionales sobre la gesti¨®n de la pandemia es el mismo que veremos pronto con las vacunas. Esto ser¨¢ un error garrafal, pues un virus global necesita soluciones globales, pero ni la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) ni cualquier otra del pu?ado de instituciones internacionales relevantes tienen la menor idea de c¨®mo evitarlo. No es ya que carezcan de la potencia coercitiva necesaria, sino que luchan contra una fuerza natural m¨¢s poderosa que un tsunami: el ego¨ªsmo.
El nacionalismo vacunal es una cuesti¨®n central en este momento. Los asesores en vacunas de los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos (los CDC de Atlanta, una referencia mundial en el campo) discutieron la semana pasada con cierto brav¨ªo sobre la pregunta capital: cuando est¨¦ lista la vacuna, ?qui¨¦n debe recibirla de manera prioritaria? El personal sanitario, sin duda, que es quien sufre la mayor exposici¨®n al virus. Pero tal vez tambi¨¦n las embarazadas, que han mostrado un riesgo aumentado de enfermedades graves si han estado afectadas de covid-19. ?Y qu¨¦ hay de los viejos, que son los que sacan la pajita m¨¢s corta en caso de contagio? Cierto, pero tambi¨¦n son los que desarrollan una respuesta inmunitaria m¨¢s d¨¦bil tras vacunarse. Por otro lado, un argumento para vacunar a las cajeras, los carniceros y los presos es que viven en un entorno de riesgo, pero un argumento en contra es que suelen ser gente joven cuya vida no peligra aunque se infecten. Son decisiones escabrosas sobre las que los cient¨ªficos tendr¨¢n que asesorar pronto a sus Gobiernos.
Y luego vienen los temas realmente dificultosos. Por ejemplo, la mortalidad por covid en el Bronx casi ha duplicado la de Manhattan, pese a que los dos barrios de Nueva York est¨¢n a tiro de metro uno del otro. La raz¨®n m¨¢s probable no es que los del Bronx sean negros y latinos, sino que son pobres y carecen de una cobertura sanitaria digna de tal nombre. Pero no ser¨ªa dif¨ªcil construir un argumento para que los negros y los latinos reciban prioridad con la vacuna, puesto que han sido las poblaciones m¨¢s afectadas. La OMS public¨® hace dos semanas una ¡°estrategia de asignaci¨®n¡± de la vacuna basada en experiencias anteriores.
¡°Acabar¨¢n palmando los pa¨ªses africanos, asi¨¢ticos y latinos que no pueden ejercer esas presiones. Un nuevo mundo, ?verdad?¡±
Lo que nos da paso al nacionalismo vacunal propiamente dicho. La multinacional farmac¨¦utica de matriz francesa Sanofi, l¨ªder mundial en vacunas, est¨¢ recibiendo financiaci¨®n de la Casa Blanca a cambio de un trato preferente en la entrega del f¨¢rmaco. La Uni¨®n Europea tambi¨¦n est¨¢ en movimientos similares, en una espiral del s¨¢lvese quien pueda que casi da m¨¢s asco que tranquilidad. Acabar¨¢n palmando los pa¨ªses africanos, asi¨¢ticos y latinos que no pueden ejercer esas presiones. Un nuevo mundo, ?verdad?
El problema con el nacionalismo vacunal es el mismo que con el nacionalismo sin adjetivos, que no sirve para nada ante un problema que supere siquiera por cien metros el ¨¢mbito provinciano de su aplicaci¨®n. Los virus que hemos logrado erradicar hasta ahora, como la viruela, han ca¨ªdo v¨ªctimas de campa?as internacionales ambiciosas y fundamentadas en la racionalidad. El nacionalismo no lo est¨¢, pues su mera raz¨®n de ser es beneficiar a su propia poblaci¨®n aun a costa de la salud de los dem¨¢s. Y este tipo de fe provinciana no sirve en una pandemia, que es por definici¨®n un fen¨®meno global. Si lo que va bien a tu peque?a parcela del cosmos es da?ino para el resto de las sociedades, el contagio te acabar¨¢ volviendo con la fuerza redoblada del tiempo y la evoluci¨®n viral.
Por otro lado, se revela una vez m¨¢s, por si eso hiciera alguna falta, que los pa¨ªses que se toman en serio la ciencia, la financian y facilitan sus aplicaciones, son los que pueden sacar ventaja en una crisis tan fatigosa como esta. La empresa que desarroll¨® el remdesivir es estadounidense, y eso sigue contando m¨¢s que todas las bocas empachadas de las virtudes de la globalizaci¨®n que tan cerradas est¨¢n ahora.
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