Madame Lib¨¦lula
Cuando se le abrieron las puertas de la Sociedad Entomol¨®gica de Londres, la supremac¨ªa del heteropatriarcado brit¨¢nico recibi¨® su golpe al h¨ªgado
Cynthia Longfield (1896-1991) fue una autoridad en lo que respecta al estudio de las lib¨¦lulas. A tanto lleg¨® su fama que se la conoc¨ªa con el simp¨¢tico apelativo de Madame Lib¨¦lula.
Armada con su red cazamariposas y vestida de exploradora, Madame Lib¨¦lula viaj¨® por todo el continente americano; incluso se intern¨® en el Mato Grosso, machete en mano, con el firme prop¨®sito de conseguir ejemplares de estos insectos cuyos or¨ªgenes datan del periodo Carbon¨ªfero. Porque las lib¨¦lulas habita...
Cynthia Longfield (1896-1991) fue una autoridad en lo que respecta al estudio de las lib¨¦lulas. A tanto lleg¨® su fama que se la conoc¨ªa con el simp¨¢tico apelativo de Madame Lib¨¦lula.
Armada con su red cazamariposas y vestida de exploradora, Madame Lib¨¦lula viaj¨® por todo el continente americano; incluso se intern¨® en el Mato Grosso, machete en mano, con el firme prop¨®sito de conseguir ejemplares de estos insectos cuyos or¨ªgenes datan del periodo Carbon¨ªfero. Porque las lib¨¦lulas habitaban la tierra desde mucho antes que apareciesen los dinosaurios.
Estos curiosos insectos de corta vida, que llevan ejecutando su danza en el aire desde que el mundo es mundo, tuvieron su ascendiente en la Meganeura, una lib¨¦lula gigante, denominada as¨ª por los numerosos nervios que cruzaban sus alas. La Meganeura es considerada como el insecto m¨¢s grande que ha existido en la Tierra. Adem¨¢s, durante millones de a?os mantuvo su gran tama?o, llegando a alcanzar los 75 cent¨ªmetros de longitud.
Pero que alcanzase un tama?o tan grande tiene f¨¢cil explicaci¨®n, pues, al igual que les suced¨ªa a los dem¨¢s insectos, su tama?o ten¨ªa que ver con el ox¨ªgeno. En aquellos tiempos, el porcentaje de ox¨ªgeno en nuestro planeta era m¨¢s elevado que ahora, por lo cual, los insectos pose¨ªan mayor n¨²mero de tr¨¢queas, un sistema respiratorio basado en una red de tubos que recorren el interior del cuerpo para distribuir el ox¨ªgeno por todos los tejidos del organismo. Esta es la raz¨®n del tama?o de la Meganeura.
Las Meganeuras fueron menguando hasta convertirse en los vivaces insectos que hoy en d¨ªa podemos contemplar cerca de los charcos y de las aguas pantanosas
Lo que hoy se sabe de este insecto se lo debemos a los restos f¨®siles hallados a finales del siglo XIX en las minas de carb¨®n de Commentry, en Francia. Reconstruyendo el bicho, se ha podido comprobar que no solo se alimentaba de otros insectos, sino que tambi¨¦n consum¨ªa reptiles y peque?os anfibios. Luego, con el paso de los a?os, las Meganeuras fueron menguando hasta convertirse en los vivaces insectos que hoy en d¨ªa podemos contemplar cerca de los charcos y de las aguas pantanosas.
Llevada por estos y otros aspectos de las lib¨¦lulas, Cynthia Longfield se rebel¨® a un padre autoritario que nunca vio con buenos ojos que su hija se dedicase a perseguir insectos por el mundo. Por un lado, ser mujer en una ¨¦poca de misoginia declarada y, por otro, aspirar al herm¨¦tico mundo cient¨ªfico dominado por los varones, fueron obst¨¢culos a vencer en su vida aventurera. Cuando se le abrieron las puertas de la Sociedad Entomol¨®gica de Londres, la supremac¨ªa del heteropatriarcado recibi¨® su golpe al h¨ªgado. Fue la primera mujer en ingresar en esta instituci¨®n, rompiendo, con ello, el car¨¢cter machista de la misma.
La historia de Cynthia Longfield es una historia de lucha, vocaci¨®n y tambi¨¦n de amor
La historia de Cynthia Longfield es una historia de lucha, vocaci¨®n y tambi¨¦n de amor, por qu¨¦ no. El hombre de su vida, fue el inquieto cient¨ªfico Cyril L. Collenette, al que conoci¨® en una expedici¨®n a las islas de los mares del Sur donde se enrol¨® como entom¨®loga. Solo dej¨® de viajar cuando estall¨® la II Guerra Mundial que, como mujer de acci¨®n, la pas¨® en el cuerpo de bomberos. Cuando los aviones nazis bombardearon Londres, defendi¨® con una manguera el Museo de Historia Natural. Sus peripecias nos las cuenta el bi¨®logo Xavier Sistach, en un libro did¨¢ctico y jugoso a la par. Se titula Pasi¨®n por los insectos: ilustradoras, aventureras y entom¨®logas (Turner).
Fue la suya, una vida vivida con la plenitud de una mujer que se identifica con la utop¨ªa hasta tal punto que, para alcanzarla, fue capaz de abrirse paso a machetazos por la selva. Porque la utop¨ªa se presenta de m¨²ltiples formas y a Cynthia Longfield se le present¨® en forma de insecto danzar¨ªn.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter