El cerebro, una f¨¢brica de ilusiones
Ignacio Morgado presenta ¡®Materia gris, una nueva secci¨®n que desvelar¨¢ c¨®mo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento
Det¨¦ngase un momento a pensar en cualquier cosa y a continuaci¨®n piense que est¨¢ pensando. Razone sobre ello. ?No le resulta sorprendente poder hacerlo? No solo pensamos, tambi¨¦n pensamos que pensamos. Se llama autoconsciencia y es la m¨¢s sublime y poderosa capacidad de la mente humana. No creemos que la tenga ning¨²n animal inferior a nosotros. Pero, vayamos m¨¢s lejos. ?D¨®nde est¨¢n sus pensamientos? ?En su cabeza? ?En su cerebro? Quiz¨¢ lo crea, pero no es cierto, porque, en realidad, los pensamientos no est¨¢n en ninguna parte. Es decir, no son un producto, algo que pueda estar aqu¨ª o all¨ª, res...
Det¨¦ngase un momento a pensar en cualquier cosa y a continuaci¨®n piense que est¨¢ pensando. Razone sobre ello. ?No le resulta sorprendente poder hacerlo? No solo pensamos, tambi¨¦n pensamos que pensamos. Se llama autoconsciencia y es la m¨¢s sublime y poderosa capacidad de la mente humana. No creemos que la tenga ning¨²n animal inferior a nosotros. Pero, vayamos m¨¢s lejos. ?D¨®nde est¨¢n sus pensamientos? ?En su cabeza? ?En su cerebro? Quiz¨¢ lo crea, pero no es cierto, porque, en realidad, los pensamientos no est¨¢n en ninguna parte. Es decir, no son un producto, algo que pueda estar aqu¨ª o all¨ª, resituarse o llevarse de un lado a otro, como una silla o un autom¨®vil. Los pensamientos son estados mentales conscientes que tenemos cuando funciona el cerebro. Una met¨¢fora puede ayudar a entenderlo: el movimiento no es un producto o algo que la rueda va dejando caer por el camino, sino un estado de la rueda cuando hace su trabajo. Creer que la mente y sus pensamientos son un producto del cerebro es un modo err¨®neo de entender su naturaleza.
Pero vayamos a¨²n m¨¢s lejos. ?Por qu¨¦ tenemos la impresi¨®n de que nuestros pensamientos est¨¢n aferrados a nosotros sin poder abandonarnos? ?Por qu¨¦ no podemos echar una carrerilla para dejar atr¨¢s nuestros pensamientos hasta que nuevamente nos alcancen? Precisamente por lo que acabamos de decir, porque los pensamientos no son algo, no son una cosa que podamos dejar por el camino. Son un estado mental que va con nosotros a todas partes, a donde quiera que vayamos. Toda persona lo ha sentido siempre as¨ª, incluso nuestros m¨¢s sabios antepasados, como el gran fil¨®sofo griego Arist¨®teles, aunque ¨¦l no relacionaba ese estado con el cerebro, sino con el coraz¨®n, un ¨®rgano que, con sus latidos, siempre se muestra m¨¢s presente que cualquier otro del cuerpo. El descubrimiento de que el cerebro es el ¨®rgano de la mente y los pensamientos vino mucho m¨¢s tarde, salvo para unos pocos l¨²cidos pensadores, como el m¨¦dico tambi¨¦n griego Hip¨®crates, uno de los primeros en darse cuenta de ello.
?Por qu¨¦ tenemos la impresi¨®n de que nuestros pensamientos est¨¢n aferrados a nosotros sin poder abandonarnos? ?Por qu¨¦ no podemos echar una carrerilla para dejar atr¨¢s nuestros pensamientos?
Y ahora, lo m¨¢s fascinante, porque la sensaci¨®n de que los pensamientos van con nosotros, es decir, est¨¢n siempre en los l¨ªmites f¨ªsicos de nuestro cuerpo y nunca fuera de ¨¦l, es, en realidad, una ilusi¨®n, la m¨¢s grande que crea el cerebro. Lo saben muy bien quienes alguna vez han tomado una droga alucin¨®gena y han comprobado c¨®mo la mente puede deambular por la habitaci¨®n en que se encuentran mientras su cuerpo permanece tumbado lejos de ella. Afortunadamente, eso no pasa sin tomar drogas porque el cerebro crea continuamente la ilusi¨®n de que la mente siempre acompa?a al cuerpo facilitando as¨ª el que nos movamos con eficacia para conseguir prop¨®sitos en lugar de hacernos sentir que vivimos fuera de nosotros mismos, lo que parecer¨ªa una locura.
Ciertamente, el cerebro, sin que nos demos cuenta, es una gran f¨¢brica de ilusiones, hasta el punto de que no es descabellado decir que sentimos el mundo de un modo m¨¢s virtual que real. Tenemos la impresi¨®n de que son los ojos quienes ven, los o¨ªdos quienes oyen, la nariz quien huele, pero todo eso tampoco es verdad. Es nuestro cerebro quien lo hace, y nada mejor que el sentido del tacto para verlo con claridad: la mano siente el tacto y la temperatura de lo que toca, pero no es la mano, sino el cerebro, quien siente ese tacto, como podemos deducir del fen¨®meno del miembro fantasma en la persona que sigue sintiendo el tacto, el dolor o la temperatura en la mano que ya no tiene porque le fue amputada para evitar la gangrena. Es algo que nos fascina, porque ni siquiera hoy podemos explicar c¨®mo el cerebro se las arregla para que sintamos en la mano u otra parte del cuerpo lo que solo ¨¦l es capaz de sentir.
?Nos enga?a entonces el cerebro? Esta repetida pregunta es muy tramposa. Para comprobarlo, repliquemos con otra: ?A qui¨¦n enga?a el cerebro? ?al cuerpo vac¨ªo de ¨¦l? ?Eso somos, un cuerpo vac¨ªo sin cerebro? ?Podr¨ªa yo sostener mi cerebro en la mano y acusarle de que me est¨¢ enga?ando como si yo fuera algo diferente de ¨¦l? Ciertamente, no. El cerebro no me enga?a porque yo soy, por encima de todo, mi cerebro y la mente que ese cerebro crea. Si un d¨ªa fuera posible trasplantar el cerebro de una persona a otra lo que en realidad estar¨ªamos haciendo no es un trasplante de cerebro, sino un trasplante de cuerpo: a un cerebro le estar¨ªamos quitando el cuerpo al que pertenece para ponerle el de otra persona. Si el cerebro con sus ilusiones enga?a a alguien no es a otro que a s¨ª mismo. La evoluci¨®n y la selecci¨®n natural lo han configurado de ese modo y lo han convertido en el ¨®rgano m¨¢s inteligente que conocemos. El fil¨®sofo franc¨¦s Ren¨¦ Descartes ten¨ªa raz¨®n cuando dijo ¡°pienso luego existo¡±, pues ser¨ªa imposible saber que existimos si el cerebro no nos proporcionara la capacidad de pensar, de tener una mente consciente.
Ignacio Morgado Bernal es catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa en el Instituto de Neurociencia y en la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, c¨®mo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sue?o, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, ser¨¢n analizados en la convicci¨®n de que saber c¨®mo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las dem¨¢s personas.
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