La ciencia de la desinformaci¨®n
Los expertos de la OMS se emplean a fondo en refutar los bulos pand¨¦micos
Ha sido un tiempo duro para los cient¨ªficos que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) envi¨® a Wuhan para investigar el origen de la pandemia. Primero los permisos no llegaban ¨CPek¨ªn estaba de u?as con los ataques virulentos de Donald Trump al ¡°virus chino¡±¡ª y luego se les contagiaron tres expertos y todo el equipo se tuvo que tirar dos semanas de cuarentena en un hotel de Wuhan. Pero al final han podido hacer su trabajo...
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Ha sido un tiempo duro para los cient¨ªficos que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) envi¨® a Wuhan para investigar el origen de la pandemia. Primero los permisos no llegaban ¨CPek¨ªn estaba de u?as con los ataques virulentos de Donald Trump al ¡°virus chino¡±¡ª y luego se les contagiaron tres expertos y todo el equipo se tuvo que tirar dos semanas de cuarentena en un hotel de Wuhan. Pero al final han podido hacer su trabajo y presentar sus conclusiones, que confirman lo que ya supon¨ªamos: que el SARS-CoV-2 circulaba por el pa¨ªs antes de que el brote se intensificara y fuera identificado en un mercado de marisco de Wuhan; y que no fue una creaci¨®n de laboratorio, sino uno m¨¢s de la larga lista de virus epid¨¦micos que nos han llegado de los animales.
Llama la atenci¨®n que el principal mensaje de los cient¨ªficos de la OMS est¨¦ dedicado a refutar un bulo, que es en lo que consiste la teor¨ªa conspirativa del origen artificial del virus. Eso no habr¨ªa hecho falta en un mundo ut¨®pico, donde ese bulo no habr¨ªa prosperado, o ni siquiera habr¨ªa sido formulado. Pero no vivimos en ese mundo. La red es el m¨¢s valioso de los recursos informativos y educativos si sabes navegar por ella, pero est¨¢ enfangada hasta el cuello de trampas conceptuales, desinformaciones t¨®xicas e intereses inconfesables, todo ello protegido por el sagrado anonimato que rige sus protocolos. Las mentiras que se propagan como fuego por la paja tienen un creciente efecto en el mundo real ¨Csi te vacunas o no, por poner un ejemplo tonto¡ª y cada vez es m¨¢s necesario contrarrestarlo con las armas de la raz¨®n y la evidencia.
La red es el m¨¢s valioso de los recursos informativos y educativos si sabes navegar por ella, pero est¨¢ enfangada hasta el cuello de trampas conceptuales, desinformaciones t¨®xicas e intereses inconfesables
El icono del asalto al Capitolio del 6 de enero es y ser¨¢ siempre el individuo bicorne de torso magro y peludo, tambi¨¦n llamado Jacob Anthony Chansley, o Jake Angeli o el ¡°cham¨¢n de QAnon¡±. Este nombre que va haci¨¦ndose popular, QAnon, es una teor¨ªa conspirativa de 2017 que sostiene que el Partido Dem¨®crata y otras ¨¦lites se dedican a traficar con ni?os. El tipo bicorne dej¨® de piedra a todo el planeta menos a los cient¨ªficos que investigan la propagaci¨®n de la desinformaci¨®n, como Kate Starbird, de la Universidad de Washington en Seattle. Como informa Jeff Tollefson para Nature, el bicorne o cham¨¢n de QAnon es un conocido supercontagiador de bulos conspirativos al que estos cient¨ªficos trazan desde hace a?os. Poco anonimato ah¨ª, muchachos.
Donald Trump no invent¨® al individuo bicorne, pero s¨ª le llev¨®, a ¨¦l y otras hordas relacionadas, al mundo real de la pol¨ªtica, al suscribir sus teor¨ªas alucinatorias en discursos, ¨®rdenes ejecutivas e interminables cadenas de tuits, donde lo mismo niega la pandemia que afirma que le han robado las elecciones. Son mentiras puras y sin m¨¢cula, como un diamante perfecto tallado por el lado oscuro de la fuerza. El ¨²nico criterio para propagarlas es que sirvan a tus intereses. Que se mueran tus ciudadanos a miles es una cuesti¨®n menor.
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