Cangrejos ermita?os: el arte de seleccionar la mejor concha
Los estudios con estos animales nos revelan a unos seres realmente interesantes, capaces de tomar decisiones flexibles y solucionar problemas
La vida de un cangrejo ermita?o est¨¢ llena de decisiones dif¨ªciles. Habitar conchas vac¨ªas de caracolas les da ventajas, como la protecci¨®n frente a depredadores, a corrientes de agua, si son marinos, y a la desecaci¨®n si son terrestres. Sin embargo, arrastrar todo el d¨ªa una concha supone un importante gasto energ¨¦tico, as¨ª que es crucial para todo ermita?o seleccionar la mejor posible. Esto les ha hecho desarrollar unas capacidades cognitivas bastante sorprendentes para tratarse de un peque?o cangrejo. ...
La vida de un cangrejo ermita?o est¨¢ llena de decisiones dif¨ªciles. Habitar conchas vac¨ªas de caracolas les da ventajas, como la protecci¨®n frente a depredadores, a corrientes de agua, si son marinos, y a la desecaci¨®n si son terrestres. Sin embargo, arrastrar todo el d¨ªa una concha supone un importante gasto energ¨¦tico, as¨ª que es crucial para todo ermita?o seleccionar la mejor posible. Esto les ha hecho desarrollar unas capacidades cognitivas bastante sorprendentes para tratarse de un peque?o cangrejo. Una revisi¨®n publicada recientemente por Robert W. Elwood, recoge los estudios m¨¢s relevantes que se han hecho con estos animales hasta la fecha.
Cuando los cangrejos ermita?os detectan una concha interesante, primero la eval¨²an con la vista. As¨ª obtienen informaci¨®n sobre el tipo de caracola, el tama?o y el color. Si les gusta, se aproximan para hacer un mejor an¨¢lisis. Con las patas y las pinzas, exploran la nueva caracola por dentro y por fuera. Para asegurarse de que tiene el tama?o adecuado, miden bien la concha utilizando las pinzas a modo de regla. Todos los ermita?os tienen una pinza m¨¢s grande que otra. Normalmente, prefieren medir con la pinza grande, pero si no est¨¢n habitando ninguna concha mientras hacen el an¨¢lisis, usan la pinza peque?a, y as¨ª tienen la grande para defenderse.
Antes de hacer el cambio, es importante limpiar la caracola bien. Cuando los ermita?os encuentran conchas boca arriba, que tienen arena suelta en su interior, las giran en el sentido de las agujas del reloj, consiguiendo que la arena salga. Esto ocurre porque mayor¨ªa de las caracolas son dextr¨®giras, es decir, colocadas boca arriba, la apertura queda a la derecha. Por tanto, si las girasen en el otro sentido, la arena se ir¨ªa al fondo de la espiral. Un estudio quiso averiguar si este comportamiento era estereotipado o los cangrejos ten¨ªan cierta flexibilidad. Los investigadores les dieron conchas sucias lev¨®giras y, en la mayor¨ªa de los casos, los ermita?os cambiaron gir¨¢ndolas en el sentido contrario a las agujas del reloj, sacando as¨ª la arena con ¨¦xito.
Una vez la concha est¨¢ limpia y bien inspeccionada, el ermita?o decide si el cambio merece la pena, lo que no siempre es f¨¢cil. La duda llega cuando la diferencia entre ambas conchas no es obvia. Es posible que, una vez dentro de la nueva caracola, esta no les convenza y regresan a la anterior sin necesitar analizarla de nuevo. Para los cangrejos ermita?os, tener una buena memoria que les permita recordar las caracter¨ªsticas de las conchas supondr¨ªa una ventaja, porque se ahorrar¨ªan trabajo. Est¨¢ demostrado que, en efecto, recuerdan las conchas que ya han habitado o inspeccionado anteriormente porque pasan menos tiempo analiz¨¢ndolas en comparaci¨®n con las nuevas.
Tambi¨¦n tienen en cuenta factores externos para la elecci¨®n de la concha, como el tipo de depredador que hay cerca. El cangrejo pelador de conchas (Arenaeus mexicanus) busca activamente a los ermita?os para devorarlos. Contra este depredador, lo mejor que puede hacer la presa es resguardarse dentro de la concha. Sin embargo, la estrategia cambia cuando los ermita?os son v¨ªctima de otro cangrejo, el triturador de conchas (Eriphia squamata), que, como ataca por emboscada, es mejor salir corriendo. Cuando los ermita?os detectan indicadores qu¨ªmicos del pelador, eligen conchas grandes para esconderse mejor, pero ante el triturador prefieren conchas peque?as que les permitan moverse m¨¢s r¨¢pido.
Otro factor externo importante para los ermita?os son los obst¨¢culos que se puedan encontrar en el entorno. En un estudio, dieron a elegir a los cangrejos entre dos conchas fabricadas artificialmente, una con espinas por fuera y otra con espinas por dentro. Evidentemente, la concha con espinas por fuera fue la favorita, ya que, excepto un individuo, la escogieron todos. Curiosamente, la elecci¨®n cambiaba cuando los encerraban en un recipiente cuya ¨²nica salida era un peque?o agujero. En este caso, un tercio de los cangrejos escogieron la concha con espinas por dentro, ya que era la ¨²nica que cab¨ªa por el orificio. A pesar de que se enfrentaban al problema por primera vez, un n¨²mero considerable de ermita?os consigui¨® resolverlo y escapar. Los autores del experimento atribuyen las diferencias individuales a distintas capacidades cognitivas. Dicho en otras palabras, algunos son m¨¢s listos que otros.
Por ¨²ltimo, las conchas son un recuso limitado y puede ser que al ermita?o no le quede otra que mejorar su casa actual quit¨¢ndosela a otro individuo. En ese caso, el atacante se aproxima a la concha habitada que desea robar y la engancha con las patas y las pinzas. Comienza entonces la actividad denominada ¡°golpes de caparaz¨®n¡±. Sin soltarla, el atacante impacta su concha contra la del defensor repetidas veces con golpes cortos y r¨¢pidos. El defensor intenta liberarse del agarre, pero, si finalmente se rinde, se lo indica al atacante d¨¢ndole con las patas. Ante la se?al, el atacante engancha y tira de una de las pinzas de defensor, que relaja el abdomen permitiendo ser extra¨ªdo del caparaz¨®n. Este comportamiento se puede observar en un v¨ªdeo de la BBC.
Lo m¨¢s probable es que el defensor se quede con la concha del atacante, pero esto no tiene por qu¨¦ implicar siempre una desventaja. En un experimento realizado con ermita?os marinos, se les forz¨® a habitar conchas que ten¨ªan arena dentro pegada con pegamento, lo que no resulta especialmente acogedor. Cuando otro ermita?o, ignorante del defecto de la concha, se acercaba para arrebat¨¢rsela, el defensor se mostraba bastante dispuesto al encuentro y se rend¨ªa antes de lo normal. Resulta que los defensores tambi¨¦n eval¨²an las conchas de los atacantes, y si el intercambio les conviene, este se da m¨¢s r¨¢pido.
En los ermita?os terrestres se producen las curiosas cadenas de intercambio, tambi¨¦n grabadas por la BBC. Si un cangrejo ermita?o se topa con una concha demasiado grande, la rechaza, pero no se va muy lejos. Es posible que otros cangrejos tambi¨¦n encuentren la caracola y hagan lo mismo. En el momento en que llega un cangrejo suficientemente grande para la concha, los que esperaban se ordenan por tama?o. Si el primer cangrejo lleva a cabo el intercambio, comienza la reacci¨®n en cadena y todos consiguen una mejor concha. Lo interesante es que, con este comportamiento, los cangrejos parecen predecir que va a haber nuevas conchas disponibles y se organizan de manera que todos puedan cambiar de concha.
Apenas se ha empezado a estudiar el cerebro de los ermita?os, pero los primeros estudios han encontrado diferencias con otros cangrejos. Por ejemplo, tienen m¨¢s desarrolladas las ¨¢reas encargadas de la percepci¨®n espacial y la exploraci¨®n. Seg¨²n los autores de la revisi¨®n, varios de los comportamientos que hemos comentado evidencian la existencia de alg¨²n tipo de consciencia, lo que es sorprendente dado lo distintos que son nuestros cerebros. Resulta curioso lo importante que son las conchas en el mundo marino. Algunos animales como los pulpos se han vuelto m¨¢s inteligentes por perderla y los ermita?os por encontrarla.
Laura Cam¨®n es bi¨®loga, primat¨®loga y comunicadora cient¨ªfica.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.