Sarro en dientes de miles de a?os muestra que los humanos del Paleol¨ªtico ten¨ªan mejor salud bucal
El estudio de las bacterias fosilizadas confirma c¨®mo fue el cambio de dieta con la llegada de los primeros agricultores del Neol¨ªtico
El sarro fijado a dientes de humanos que vivieron hace miles de a?os ha permitido saber qu¨¦ com¨ªan, qu¨¦ bacterias ten¨ªan en la boca y, tambi¨¦n, c¨®mo era su salud bucal. Investigadores italianos han reunido decenas de dentaduras de un periodo clave de la prehistoria: el paso del Paleol¨ªtico, el tiempo de los cazadores-recolectores n¨®madas, al Neol¨ªtico, la era de los agricultores, los ganaderos, las primeras ciudades, los primeros imperios y el resto de la historia. Han visto c¨®mo el microbioma oral cambi¨® a medida que los pue...
El sarro fijado a dientes de humanos que vivieron hace miles de a?os ha permitido saber qu¨¦ com¨ªan, qu¨¦ bacterias ten¨ªan en la boca y, tambi¨¦n, c¨®mo era su salud bucal. Investigadores italianos han reunido decenas de dentaduras de un periodo clave de la prehistoria: el paso del Paleol¨ªtico, el tiempo de los cazadores-recolectores n¨®madas, al Neol¨ªtico, la era de los agricultores, los ganaderos, las primeras ciudades, los primeros imperios y el resto de la historia. Han visto c¨®mo el microbioma oral cambi¨® a medida que los pueblos neol¨ªticos que ven¨ªan de oriente con su tecnolog¨ªa agraria y sus animales domesticados fueron propag¨¢ndose. El proceso es muy similar al sucedido en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica por la misma ¨¦poca.
El sarro no es otra cosa que placa dental calcificada. Y la placa es una fina pel¨ªcula de bacterias (biofilm) que prospera con la presencia de los restos de comida. Muchas son simbiontes, ayudando a la digesti¨®n de los alimentos, otras son pat¨®genas y otras muchas son beneficiosas o da?inas seg¨²n su medida y las condiciones del entorno. La ciencia lleva unos a?os aprovechando los avances de la gen¨¦tica, que han permitido identificar la presencia de estos microorganismos en restos humanos antiguos, y donde m¨¢s se acumulan y mejor se conservan es en los dientes. La dentadura es, precisamente, la parte del cuerpo humano que m¨¢s aguanta el paso del tiempo, como cualquier paleont¨®logo podr¨ªa atestiguar. Hay descubrimientos de especies de hom¨ªnidos que se basan en el hallazgo de un ¨²nico diente.
Lo que ha hecho un grupo de cient¨ªficos italianos ha sido reunir una de las mayores colecciones de dentaduras ancestrales. En total, juntaron 76 muestras dentales, algunas tan antiguas como hace 31.000 a?os, en pleno Paleol¨ªtico superior, cuando la ¨²ltima glaciaci¨®n a¨²n cubr¨ªa de hielo la mayor parte de Europa. Las m¨¢s recientes son ya de la Edad del Cobre, hace unos 3.000 a?os y a unos pocos siglos de la fundaci¨®n m¨ªtica de Roma. Entre medias, la mayor¨ªa de los restos son de las distintas fases del Neol¨ªtico. La gran revoluci¨®n empez¨® justo al inicio del Holoceno, al retirarse los ¨²ltimos glaciares, hace unos 11.000 a?os en Oriente Pr¨®ximo. De all¨ª llegaron a Europa en los milenios siguientes otras gentes, que trajeron la agricultura, la ganader¨ªa, los pueblos estables, las jerarqu¨ªas sociales...
¡°Las muestras paleol¨ªticas y neol¨ªticas se caracterizaron por diferentes rutas [metab¨®licas] de los carbohidratos¡±Andrea Quagliariello, investigador de la Universidad de Padua
Al sur de Italia, los primeros pueblos del este llegaron hace unos 8.000 a?os. De esa zona son casi todas las dentaduras analizadas en esta investigaci¨®n. Buscaban as¨ª poder ver c¨®mo fue la evoluci¨®n del microbioma bucal con el paso del tiempo en un mismo sitio. El trabajo se basa en la llamada metagen¨®mica, el estudio de la comunidad microbiana en un entorno espec¨ªfico, en este caso, la boca. Los resultados de la investigaci¨®n, publicada en Nature Communications, muestran que lograron identificar 49 especies distintas. La gran mayor¨ªa eran bacterias, pero tambi¨¦n encontraron otros microorganismos, como arqueas y diatomeas. Comparadas con las m¨¢s de 1.000 especies que pueden colonizar una boca humana, no parecen muchas. Pero estas bocas tienen entre 31.000 y 3.000 a?os de antig¨¹edad.
El investigador de la Universidad de Padua Andrea Quagliariello, coautor del estudio, resume sus resultados: ¡°Observamos dos cambios diferentes, especialmente desde el cazador-recolector hasta los primeros agricultores. Estos cambios siguieron dos tendencias distintas: una, de especies que estaban muy presentes entre los cazadores-recolectores y comienzan a declinar con el inicio del Neol¨ªtico; y otras especies que siguen la tendencia opuesta, que estaban poco presentes entre los cazadores y aumentaron mucho con el inicio de la transici¨®n¡±. Las que van aumentando hasta ser predominantes pertenecen a los complejos rojo y naranja. Los odont¨®logos y microbi¨®logos catalogan las bacterias bucales en grupos por colores. Entre ellas hay algunas que, sin tener que saber qu¨¦ son, sus nombres resultan familiares, como las rojas Porphyromonas gingivalis y Treponema denticola o varias especies de Campylobacter y la Prevotella intermedia, ambas del complejo naranja. En el otro extremo, entre los microorganismos que van desapareciendo de la boca, est¨¢n taxones del complejo p¨²rpura (la Actinomyces spp.) y varios estreptococos, del grupo amarillo.
El microbioma oral y sus cambios permiti¨® a los investigadores identificar las modificaciones en la dieta. Como sucede con la microbiota intestinal, las bacterias simbiontes de la boca metabolizan la comida, pero cada grupo de especies metaboliza nutrientes diferentes o por rutas qu¨ªmicas distintas. ¡°Las muestras paleol¨ªticas y neol¨ªticas se caracterizaron por diferentes rutas de carbohidratos¡±, dice Quagliariello. Por ejemplo, los cazadores-recolectores paleol¨ªticos presentaban un enriquecimiento en el metabolismo del almid¨®n de origen vegetal silvestre, mientras que en las muestras neol¨ªticas era por el metabolismo de la galactosa, un subproducto de la lactosa de la leche animal. ¡°Estas diferencias probablemente est¨¦n relacionadas con una diferencia en los recursos diet¨¦ticos seleccionados¡±, a?ade el investigador italiano. De hecho, usando el microscopio, detectaron restos de plantas diferentes (trocitos de semillas y ra¨ªces) en el sarro de los cazadores-recolectores y en el de las personas del Neol¨ªtico. ¡°Esto puede explicarse por el hecho de que adoptaron diferentes fuentes de carbohidratos y, a cambio, se seleccionaron diferentes especies. De hecho, las muestras de cazadores-recolectores estaban particularmente enriquecidas en restos de almid¨®n en el sarro y, al mismo tiempo, tambi¨¦n enriquecidas en especies implicadas en el metabolismo del almid¨®n¡±, concluye.
Aunque no fuera el objetivo del trabajo, las diferencias en el microbioma oral les permiti¨® llegar a otra conclusi¨®n: los paleol¨ªticos ten¨ªan los dientes m¨¢s sanos. La caracterizaci¨®n de las bacterias de los neol¨ªticos permiti¨® a los cient¨ªficos observar un aumento de la virulencia con el paso del tiempo. As¨ª, las nuevas bacterias ten¨ªan mayor motilidad, una mejorada evasi¨®n frente al sistema inmune y mejores mecanismos antifagocitosis (un mecanismo celular para combatir agentes extra?os), as¨ª como mayor capacidad para generar endotoxinas. En conjunto, seg¨²n escriben los autores del estudio, ¡°los ecosistemas orales de las poblaciones del final del Neol¨ªtico y la Edad del Cobre sufrieron un peor estado de salud que los de sus ancestros recientes. En este marco, cabe se?alar que los an¨¢lisis antropol¨®gicos, principalmente extra¨ªdos de art¨ªculos publicados, informaron que la mayor¨ªa de las muestras consideradas para este periodo se caracterizaron por una mayor incidencia de enfermedades orales. Por el contrario, las muestras del Paleol¨ªtico mostraron buenas condiciones de salud bucal y las de inicios y mitad del Neol¨ªtico presentaban una baja incidencia de periodontitis y caries¡±.
¡°Los dientes de los humanos del Neol¨ªtico est¨¢n todos agujerados, llenos de caries¡±Miriam Cubas, prehistoriador de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares
La investigadora de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares Miriam Cubas conoce bien c¨®mo era la salud dental de aquella ¨¦poca. ¡°Los dientes de los humanos del Neol¨ªtico est¨¢n todos agujerados, llenos de caries¡±, dice. Cubas, que no ha participado en el trabajo italiano, ha investigado la misma transici¨®n del Paleol¨ªtico al Neol¨ªtico y c¨®mo cambi¨® la dieta de forma paralela. Pero su trabajo se ha centrado en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y usado un m¨¦todo muy diferente, pero igual de fascinante que el de la metagen¨®mica del sarro. ¡°La distinta presencia de dos is¨®topos diferentes en los huesos [el carbono-13 y el nitr¨®geno-15] permiten saber qu¨¦ com¨ªan¡±, dice Cubas.
En 2018 y mientras estaba en la Universidad de York (Reino Unido), Cubas lider¨® un trabajo en el que se analizaron los huesos de casi 800 humanos que vivieron, en su mayor¨ªa, en las costas mediterr¨¢nea y cant¨¢brica, los dos extremos ecol¨®gicos y clim¨¢ticos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. ¡°Durante el Paleol¨ªtico, eran grupos n¨®madas que depend¨ªan de lo que ten¨ªan en el sitio en el que se encontraban. La mayor parte de sus prote¨ªnas eran c¨¢rnicas terrestres¡±, explica la cient¨ªfica espa?ola. Pero con el fin de la glaciaci¨®n, hubo cambios muy profundos: la megafauna desapareci¨® y el nivel del mar aument¨®. ¡°Los humanos del Mesol¨ªtico [previo al Neol¨ªtico] complementaron su dieta con prote¨ªnas animales, pero ahora mar¨ªtimas. As¨ª que cuando ahora se habla de dieta paleol¨ªtica, hay que recordar que hubo varias dietas paleol¨ªticas¡±, recuerda Cubas.
Pero el gran cambio vino, como en Italia, por el este y hace unos 8.000 a?os. ¡°La poblaci¨®n que viene del oriente se instala en las costas mediterr¨¢neas, trayendo su agricultura y su ganader¨ªa¡±, comenta Cubas. La relaci¨®n de is¨®topos en los huesos muestra que dejaron de comer pescado o, al menos, lo arrinconaron en favor del grano y la leche de sus animales domesticados. Esto marc¨® grandes diferencias entre los pobladores del este de la pen¨ªnsula y los del oeste. Los primeros tardaron al menos otros 1.000 a?os en llevar el Neol¨ªtico y su dieta hasta el extremo cant¨¢brico. Lo que no est¨¢ claro, ni en Italia ni en Espa?a, es si la sustituci¨®n fue por la asimilaci¨®n de los ¨²ltimos cazadores n¨®madas al estilo de vida sedentario de los primeros agricultores o, simplemente, los paleol¨ªticos desaparecieron, como su modo de vida.
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