La calima que anaranj¨® el cielo en 2022 llevaba part¨ªculas de los ensayos nucleares del siglo XX
La radiactividad procede de las pruebas realizadas por sovi¨¦ticos y estadounidenses y est¨¢ muy por debajo de los niveles de peligrosidad
El 15 de marzo de 2022 los cielos de Granada, Almer¨ªa, Murcia o Alicante se ti?eron de naranja. En los d¨ªas siguientes, la atm¨®sfera del resto de Espa?a y buena parte de Europa occidental se llen¨® de polvo sahariano en uno de los episodios de calima m¨¢s intensos que se recuerdan. Un grupo de cient¨ªficos aprovech¨® para recoger decenas de muestras. Quer¨ªan saber de d¨®nde proced¨ªa la polvareda y si, como sospechaban, conten¨ªa part¨ªculas radiactivas procedentes de ensayos nucleares. Los resultados de su trabajo, publicados en Science Advances, confirman la presencia de cesio y plutonio, pero no vienen de donde cre¨ªan.
Entre febrero de 1960 y abril de 1961, los militares franceses realizaron cuatro ensayos nucleares en la regi¨®n de Reggane, en el sur de Argelia. Uno de ellos, codificado con el nombre de Gerboise Bleue, fue hasta entonces el m¨¢s potente, liberando 70 kilotones, m¨¢s de tres veces que Trinity, la primera bomba at¨®mica. Las cuatro pruebas fueron atmosf¨¦ricas, en el suelo o a unas decenas de metros de altura. Cerca de all¨ª, en otro centro de investigaci¨®n militar construido en un oasis, realizaron otras 13 detonaciones, pero estas subterr¨¢neas. Desde entonces, con cada episodio de calima que llega a Francia, se desata algo parecido a la histeria sobre la radiactividad que podr¨ªa llegar desde su antigua colonia.
Hay algo de base para la preocupaci¨®n: el S¨¢hara y el vecino Sahel aportan hasta el 70% del polvo que circula por el planeta y hasta un 12% de entre los 400 y 2.200 millones de toneladas que salen de all¨ª llegan a Europa. Adem¨¢s, el evento de marzo de 2022 fue hist¨®rico. Un reciente estudio de investigadores del CSIC encontr¨® que las concentraciones promedio de polvo en los d¨ªas 15 y 16 de marzo fueron extraordinarias. En los episodios de calima normales, las concentraciones de part¨ªculas de un di¨¢metro de menos de 10 micras (PM10) son generalmente inferiores a 100 microgramos por metro c¨²bico. Pero la tormenta de arena de aquellos d¨ªas las elev¨® a entre 1.500 y 3.100 en Almer¨ªa o entre 440 y 480 en Orense. As¨ª que un grupo de cient¨ªficos aprovech¨® lo extraordinario del evento para saber cuanto hay de cierto en el miedo al polvo radiactivo.
¡°La idea de investigarlo surgi¨® porque siempre que hay un episodio de estos, y m¨¢s en Francia, aparece la (posible) relaci¨®n con las pruebas nucleares que hicieron en el S¨¢hara¡±, dice el bi¨®logo y coautor del estudio, Germ¨¢n Orizaola. ¡°All¨ª hay mil titulares y comentarios en redes sobre el efecto boomerang, ¡®nos vuelve lo que tiramos all¨ª¡¯ dicen siempre¡±, a?ade el profesor de la Universidad de Oviedo, que lleva a?os estudiando el impacto de la radiaci¨®n ionizante sobre los seres vivos, en particular en estudios de campo en la regi¨®n de Chern¨®bil. Juntos a otros colegas europeos, sobre todo de Francia, Orizaola hizo un llamamiento de ciencia ciudadana para que se recogieran muestras del polvo sahariano. Recibieron m¨¢s de cien procedentes de toda Europa, en especial de Espa?a. ¡°Desde un instituto de Extremadura, unos chicos de un colegio de Madrid...¡±, recuerda.
Lo primero que hicieron fue averiguar de donde ven¨ªa el polvo. Las im¨¢genes de los sat¨¦lites y los estudios de las trayectorias atmosf¨¦ricas de aquellos d¨ªas se?alaban a la zona del sur de Argelia y de Libia y el norte de Mauritania, pero el S¨¢hara es muy grande. El director de la Comisi¨®n At¨®mica y Energ¨ªas Renovables de Francia y coautor de la investigaci¨®n, Olivier Evrard, explica como confirmaron la procedencia: ¡°Los an¨¢lisis geoqu¨ªmicos (de is¨®topos de plomo y tierras raras), y mineral¨®gicos, en particular la abundancia de un mineral arcilloso llamado palygorskita [muy presente en esta parte del norte del S¨¢hara y no en otras] confirmaron el origen de la calima de hace tres a?os en una zona bastante grande que incluye el sur de Argelia¡±.
Los cient¨ªficos comprobaron que en todas las muestras hab¨ªa is¨®topos radiactivos, en concreto, cesio-137, plutonio-239 y plutonio-240. La radiaci¨®n media en el polvo del primero, un is¨®topo del cesio que se produce durante procesos de fisi¨®n nuclear, fue de 14 bequerelios por kilogramo (el bequerelio es la unidad que mide la actividad radiactiva). Estos valores permitieron descartar la existencia de algo parecido a una lluvia radiactiva o de riesgo para la salud humana. Seg¨²n la reglamentaci¨®n europea, los niveles m¨¢ximos de actividad radiactiva en los alimentos no pueden superar los 1.000 bq/kg, 400 en el caso de la alimentaci¨®n infantil.
Descartada la peligrosidad quedaba repartir la responsabilidad. Para determinar de qu¨¦ pruebas nucleares proceden las part¨ªculas radiactivas, el cient¨ªfico espa?ol, Orizaola, dice que hay que tener en cuenta dos cosas. ¡°Por un lado, cada pa¨ªs ten¨ªa una receta distinta para la bomba nuclear, su combustible ten¨ªa un origen un poco distinto y una composici¨®n determinada. Eso deja una huella, una se?al distinta¡±, cuenta. Tambi¨¦n es clave el desarrollo del ensayo, como la altura donde la hicieron estallar, en el caso de las pruebas atmosf¨¦ricas. ¡°En funci¨®n de la receta con la que est¨¢n hechas y por c¨®mo explotan, generan compuestos distintos y en distintas proporciones. Miramos la ratio entre los is¨®topos de plutonio, la cantidad de cesio y la relaci¨®n de cesio y plutonio. As¨ª es como vemos que lo que sabemos de las emisiones de las bombas francesas no corresponde con lo que nosotros encontramos. Pero s¨ª encaja con lo que hay por todo el mundo¡±, completa.
A pesar de su recurrencia en la prensa francesa, y tambi¨¦n espa?ola, la radiactividad procedente de los ensayos de los militares galos presente en el polvo sahariano es hasta dos ¨®rdenes de magnitud inferior a la que originaron las pruebas que la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos realizaron muy lejos del desierto africano. ¡°En su momento, las bombas francesas fueron muy grandes, una de ellas, el jerbo azul, fue la mayor que se explosion¨® hasta entonces¡±, recuerda Orizaola. Pero la carrera armament¨ªstica entre sovi¨¦ticos y estadounidense las dej¨® enseguida en nada. Hay una bomba que lanzan los sovi¨¦ticos poco despu¨¦s, la Bomba del Zar o Emperador de las Bombas, que liber¨® una energ¨ªa de 50.000 kilotones, frente a los 70 kt del Jergo Azul. Eso explicar¨ªa que a pesar de que la calima de marzo de 2022 se iniciara donde los franceses hicieron sus ensayos, la se?al de las pruebas de la URSS y EEUU a¨²n est¨¦ presente en todo el planeta 35 a?os despu¨¦s de que los primeros dejaron de tirar bombas nucleares y 32 a?os desde que los hicieran los segundos.