Por qu¨¦ el cielo est¨¢ cambiando
Todo en el universo cambia, en muchas ocasiones en escalas de tiempo que se nos escapan, pero tambi¨¦n en tiempos m¨¢s terrenales. Solo hay que tener instrumentos para medirlo y saber d¨®nde mirar
Hoy hace sol, ma?ana estar¨¢ nublado y pasado las predicciones dicen que va a llover. Yo cada d¨ªa me veo un poco m¨¢s viejo en el espejo. Mi hija crece r¨¢pidamente. Todo cambia. ?Hay algo que no cambie en el universo? ?Algo a lo que agarrarme para pensar que todo va a seguir igual y nada me pasar¨¢ en el futuro? ?Existe algo perfecto e inmutable, que dure por los siglos de los siglos?
Ante esas preguntas, Arist¨®teles nos dijo que el universo era un conjunto de esferas, con la Tierra en el medio, y siendo la ¨²ltima esfera, m¨¢s all¨¢ de la que alberga la Luna, donde se encontrar¨ªan las estrellas. Esa esfera era perfecta, incorrupta, inmutable. No parece una tonter¨ªa: si miramos al cielo noche tras noche, las estrellas siempre est¨¢n en el mismo sitio unas con respecto a otras. S¨ª, se van moviendo a lo largo de la noche, salen y se ponen como el propio sol, pero a la noche siguiente, y si no al a?o que viene por las mismas fechas, todo estar¨¢ igual. Hay un ritmo perfecto que se repite imperturbable a?o tras a?o.
Galileo, mirando por su telescopio, descubri¨® que la Luna no era una esfera perfecta, sino que estaba llena de cr¨¢teres, y observ¨® que hab¨ªa peque?os mundos girando alrededor de J¨²piter, que no ten¨ªan como centro a la Tierra. Aquello no le gust¨® mucho a la Iglesia, eso iba contra la doctrina. En ciencia dir¨ªamos que iba contra el paradigma actual.
Hoy podemos estar tentados a pensar que eso era hace mucho tiempo, hace siglos, un mundo muy primitivo. Pero en nuestro siglo XXI nos resistimos a concienciarnos de que el clima de todo el planeta ha cambiado y nosotros tenemos gran parte de la culpa. Tampoco nos podemos imaginar que vaya a ocurrir un evento catastr¨®fico proveniente del espacio exterior, nuestra inercia vital y cognitiva nos dice que es imposible que un meteorito pueda impactar en la Tierra y amenazar nuestra existencia.
Volviendo a la astrof¨ªsica (y la historia), el cielo no es para nada inmutable, aunque s¨ª es verdad que su variabilidad suele tener escalas espaciotemporales nada comparables a las de nuestras vidas. Ya los griegos, volvemos otra vez a ellos, con su pensamiento l¨®gico, no concibieron su sistema geoc¨¦ntrico y esa ¨²ltima esfera de las estrellas inmutables sin una base cient¨ªfica. Una base err¨®nea, pero basada en observaciones y teor¨ªas para explicarlas. La ciencia no tiene por qu¨¦ estar en lo cierto, solo en lo no demostrablemente falso. Efectivamente, los griegos argumentaron que si la Tierra se moviese, las estrellas, fijas e inmutables en su esfera, deb¨ªan cambiar de posici¨®n relativa. Hoy ya sabemos que las estrellas cambian ligeramente su posici¨®n aparente cuando las observamos en una parte de la ¨®rbita en torno al sol comparado a cuando las observamos desde el otro extremo de la ¨®rbita. Es como mirar con 2 ojos; si tap¨¢ndonos un ojo miramos algo cercano y lo tapamos con el pulgar, al usar el otro ojo veremos que el pulgar ya no tapa el objeto, la posiciones relativas del pulgar y lo que tap¨¢bamos han cambiado. Para el cielo, simplemente el cambio de posici¨®n relativa es tan peque?o, resultado de que las estrellas est¨¢n tan lejos, que los griegos no conceb¨ªan que las distancias pod¨ªan ser tan grandes, y no lo conceb¨ªan porque no pod¨ªan medir lo que se conoce como la paralaje (sustantivo femenino), se logr¨® por primera vez hace poco menos de 200 a?os.
La mutabilidad del cielo va m¨¢s all¨¢. Las estrellas tienen sus vidas: nacen, crecen, y mueren. Y en ese proceso pueden variar su brillo. Normalmente, el cambio es peque?o, en el caso del sol solo var¨ªa del orden de un 0,1% a lo largo de su ciclo de 11 a?os (as¨ª que nada de echarle la culpa del cambio clim¨¢tico), y algunos estudios (mucho m¨¢s complicados para m¨ª, ya no solo son astrof¨ªsica) dicen que esa variabilidad era un orden de magnitud mayor hace miles de millones de a?os (lo cual se puede comprobar estudiando otras estrellas parecidas al sol, eso ya es astrof¨ªsica).
El propio sol en alg¨²n momento dentro de unos 4.500 millones de a?os, y otras estrellas que son m¨¢s masivas o menos masivas que el sol, o que est¨¢n mal acompa?adas, pueden variar mucho m¨¢s y en escalas de tiempo m¨¢s terrenales. Hay estrellas que explotan, como supernovas, otras que se tragan a compa?eras, como algunos tipos de novas. Y otras que var¨ªan su brillo ligeramente con una frecuencia muy constante que nos ha permitido calcular el tama?o del universo.
Damos algunos ¨²ltimos ejemplos de variabilidad c¨®smica, bastante espectaculares en mi opini¨®n. Los agujeros negros, sobre todo los supermasivos que habitan los n¨²cleos de todas las galaxias como la nuestra, a veces se tragan material que tienen alrededor, a veces incluso estrellas completas, y en el proceso se libera gran cantidad de energ¨ªa y su brillo (el brillo de lo que tiene alrededor el agujero negro, que es lo que emite) var¨ªa. Esa variabilidad puede tener escalas de tiempo de a?os, d¨ªas, horas, incluso segundos.
Otra variabilidad de los cielos, esta vez, es tan extremadamente sutil y ef¨ªmera, tan alucinante, que solo hemos conseguido comprobarla hace unos pocos a?os. A veces los astros literalmente se alinean, y eso no afecta a nuestras vidas, pero s¨ª a lo que vemos. El alineamiento es un evento fortuito, y puede ser entre cosas tan diferentes y distantes como una estrella en los inicios y confines del universo, o incluso un planeta (m¨¢s cercano) y un agujero negro de tama?o ¨ªnfimo en nuestra propia galaxia o una muy cercana. Aunque sea imposible ver los dos astros en condiciones normales, si se produce la alineaci¨®n, el brillo aparente del objeto distante se ve incrementado de manera significativa (incluso miles de veces). Eso s¨ª, durante un corto intervalo de tiempo que nunca se repetir¨¢. Se trata de las lentes gravitatorias, pero lentes fortuitas que solo ocurren una vez en la vida (?en la vida del universo!).
El concepto de variabilidad est¨¢ ¨ªntimamente ligado al tiempo. Tampoco hoy nos resulta f¨¢cil concebir que algo como el tiempo cambia, es relativo, y se puede parar, o directamente no existir. En fin, los cielos hoy ya sabemos que no son inmutables, a pesar de nuestra resistencia al concepto de cambio, de esa inercia cognitiva que nos proporciona una sensaci¨®n de seguridad; pensar que pueden pasar cosas nunca vistas nos da demasiado miedo. Lo que seguramente nos convierte en unos pesimistas por naturaleza, porque ?qui¨¦n nos dice que lo que nunca hemos visto, los cambios c¨®smicos, no vayan a ser positivos? Al menos descubrir y entender las cosas nunca vistas es precioso.
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico, sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de un ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo. La secci¨®n la integran Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez, investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa, y Eva Villaver, Directora de la Oficina Espacio y Sociedad de la Agencia Espacial Espa?ola, y profesora de Investigaci¨®n del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias.
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