Los ¨¢rboles, v¨ªctima ambiental de la crisis libanesa: ¡°Se ha vuelto demasiado dif¨ªcil calentarse con gas¨®leo¡±
La pobreza energ¨¦tica impulsa la tala de ¨¢rboles. Cientos de robles, pinos, abetos y enebros, algunos de ellos centenarios, han sido cortados de forma ilegal
Faruq Barhum ya no usa una sierra mec¨¢nica para echar abajo ¨¢rboles cuando necesita madera con la que calentar su humild¨ªsima casa en la localidad libanesa de Mayfouk. Tras varias llamadas de atenci¨®n de las autoridades locales por talar de forma ilegal, recurre a una tradicional para no ser descubierto. ¡°Se tarda bastante m¨¢s, pero hace mucho menos ruido¡±, admite Barhum, refugiado sirio en la zona de Biblos, una de las m¨¢s bellas y monta?osas de L¨ªbano, pero tambi¨¦n de las que m¨¢s ¨¢rboles ¨Dalgunos de ellos centenarios¨D est¨¢ perdiendo por ...
Faruq Barhum ya no usa una sierra mec¨¢nica para echar abajo ¨¢rboles cuando necesita madera con la que calentar su humild¨ªsima casa en la localidad libanesa de Mayfouk. Tras varias llamadas de atenci¨®n de las autoridades locales por talar de forma ilegal, recurre a una tradicional para no ser descubierto. ¡°Se tarda bastante m¨¢s, pero hace mucho menos ruido¡±, admite Barhum, refugiado sirio en la zona de Biblos, una de las m¨¢s bellas y monta?osas de L¨ªbano, pero tambi¨¦n de las que m¨¢s ¨¢rboles ¨Dalgunos de ellos centenarios¨D est¨¢ perdiendo por la grave crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y energ¨¦tica que atraviesa el pa¨ªs desde 2019, una de las tres m¨¢s graves del mundo desde el siglo XIX, seg¨²n el Banco Mundial.
Barhum, de 36 a?os; su esposa, Amina, de 29, y sus cuatro hijos malviven con una peque?a ayuda de Naciones Unidas y el sueldo de recoger basura dos veces por semana. El Estado solo garantiza unas pocas horas de electricidad al d¨ªa (cuatro, desde febrero; antes, entre una y dos). El resto depende de extras que no pueden pagar: generadores privados, gas¨®leo o la instalaci¨®n de placas solares. As¨ª que recargan el m¨®vil en una gasolinera y viven casi a oscuras desde que se pone el sol. ¡°Prefiero comprar comida que velas¡±, explica, mientras su mujer alimenta la estufa con madera. El fuego en el centro del cuarto principal calienta, da algo de luz y permite cocinar, manteniendo con paciencia la cacerola en lo alto. ¡°Incluso cuando est¨¢ al m¨¢ximo, hay que esperar mucho hasta que se haga la comida. Y, para fre¨ªr patatas, necesitamos a?adir madera. No siempre tenemos, as¨ª que a veces usamos lo que sea, zapatos o cosas de pl¨¢stico. Deja un olor horrible¡±, lamenta.
En este contexto de pobreza energ¨¦tica, el pasado a?o empezaron a aparecer en redes sociales y medios de comunicaci¨®n im¨¢genes de bosques con ¨¢rboles cortados de forma ilegal. Algunos, de hasta 500 a?os de antig¨¹edad. No son los famosos cedros ya mencionados en el Antiguo Testamento y tan asociados a L¨ªbano que hasta figuran en su bandera y su himno nacional, pese a que solo quedan unos pocos, protegidos en reservas. Se trata m¨¢s bien de robles, pinos, abetos y enebros. Estos ¨²ltimos pueden crecer en altitudes de entre 1.400 y los 2.800 metros y su capacidad de resistir a la falta de agua o las temperaturas extremas los convierte en un aliado clave contra el cambio clim¨¢tico. L¨ªbano ¨Dal que su m¨ªtica cantante Fairuz dedic¨® en 1963 una canci¨®n titulada Lubnan al Ajdar (L¨ªbano verde)¨D ha perdido mucha superficie forestal, pero es a¨²n el 13% del pa¨ªs, seg¨²n datos del Ministerio de Agricultura.
Por la altura y la frecuencia con que nieva en esta monta?osa regi¨®n, los locales (cristianos maronitas, en su mayor¨ªa) llevan generaciones recurriendo a la le?a para calentarse o cocinar. Pero la crisis ha cambiado la amplitud de la tala, legal e ilegal. Los ahorros de los libaneses est¨¢n sometidos a un corralito, la moneda ha perdido el 98% de su valor, la migraci¨®n a Europa se ha disparado y ¨Dlo m¨¢s importante en este caso¨D la escasez de gasoil para calderas ha disparado su precio. ¡°Sol¨ªamos calentarnos con gas o con gas¨®leo, pero estos d¨ªas se ha vuelto demasiado complicado¡±, explica Th¨¦r¨¨se Tarabayt, de 64 a?os, mientras ense?a la chimenea de su casa de Mayfouk junto a su nuera Nisr¨ªn. Es, dice, un nuevo modelo que lleva a la instalaci¨®n el calor que produce la quema de la madera que cortan sus hijos en las tierras familiares.
¡°La crisis ha empujado a los ciudadanos de determinadas regiones a talar ¨¢rboles de manera aleatoria, sin dirigirse al Ministerio de Agricultura [responsable de vigilar los bosques] para obtener los permisos¡±, declar¨® el a?o pasado al diario liban¨¦s L?Orient Today su titular, Abbas Hajj Hassan, que cifr¨® en ¡°centenares¡± las quejas de tala ilegal que recib¨ªa a diario su departamento. Hajj Hassan consideraba imposible investigarlas todas y patrullar las zonas verdes por falta de personal e incluso de fondos para pagar la gasolina que necesitan los veh¨ªculos que patrullan. ¡°Es una verdadera pena, porque de hecho hablamos constantemente con Naciones Unidas, los donantes y la Uni¨®n Europea sobre la necesidad de tener m¨¢s espacios verdes en L¨ªbano¡±, agregaba.
95% de energ¨ªa de combustibles f¨®siles
El batacazo econ¨®mico ha dejado a¨²n m¨¢s al desnudo las ineficiencias de un sistema energ¨¦tico que nunca se recuper¨® de la guerra civil (1975-1990) y tiene un mix anclado en la dependencia de los hidrocarburos. En un pa¨ªs con 300 d¨ªas soleados al a?o, solo el 1% de la energ¨ªa estatal procede del sol, mientras que el 95% lo hace de la quema de combustibles f¨®siles.
En los alrededores de Mayfouk se pueden ver unos pocos ¨¢rboles talados por la base. Tambi¨¦n a personas cortando troncos en trozos m¨¢s peque?os, o transport¨¢ndolos en coche o furgoneta. El director de Desarrollo Rural y Recursos Naturales del Ministerio de Agricultura, Chadi Mehanna, ha aludido a ¡°mafias con todoterrenos que trabajan por la noche¡±. Por el d¨ªa tambi¨¦n se oyen sierras y los locales desconf¨ªan de quien pregunta.
En esa zona, una serie de v¨ªdeos mostr¨® el pasado septiembre cientos de troncos de pinos talados. Nayat Saliba, experta medioambiental, exdirectora del Centro para la Conservaci¨®n de la Naturaleza de la Universidad Americana de Beirut y, desde mayo, diputada alternativa a la ¨¦lite pol¨ªtica tradicional surgida de la Zaura (revoluci¨®n) de 2019, se desplaz¨® al lugar para denunciar la ¡°cat¨¢strofe¡±. Hoy, insiste en la importancia de la concienciaci¨®n y de ofrecer una alternativa a la poblaci¨®n. ¡°Entendemos la situaci¨®n. La subida del precio del combustible ha empujado a mucha gente a ir y talar. Pero al mismo tiempo tenemos ¨¢rboles con m¨¢s de 200 a?os que han dado forma a nuestra identidad y creado el paisaje que conocemos. ?C¨®mo logras un equilibrio entre las dos cosas?¡±, se?ala en una entrevista en la sede de su partido, Taqadum, en Beirut. Saliba apuesta por convencer a los locales de que se calienten con ramas obtenidas de la poda y con matas, dado que ¡°el Estado no est¨¢ ah¨ª, y la concienciaci¨®n y el monitoreo de las buenas pr¨¢cticas no han sido implementados¡±.
La madera se ha convertido en el medio m¨¢s econ¨®mico para calentarse en L¨ªbano, seg¨²n un an¨¢lisis publicado el pasado septiembre por la consultora Informaci¨®n Internacional ¡ªcon sede en Beirut¡ª, que advierte de ¡°las repercusiones medioambientales¡± al aumentar ¡°la tala de ¨¢rboles y los incendios provocados¡±. Seg¨²n el documento, el gas¨®leo necesario para calentar un hogar en invierno cuesta siete veces m¨¢s este invierno que en el de 2021-2022.
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