Calor y ropa: ?Hay que modificar los c¨®digos de vestimenta?
El Gobierno de Espa?a ha aprobado este jueves un conjunto de medidas para afrontar las consecuencias de la sequ¨ªa y el calor, tras el final de abril m¨¢s caluroso de la historia
La etiqueta y las normas de vestimenta son una realidad asentada en Espa?a, y estamos acostumbrados a verlas en todos los ¨¢mbitos laborales. Uniformes en hosteler¨ªa, en colegios, en limpieza. La obligaci¨®n de llevar traje, corbata o tacones en la empresa. Al debate habitual sobre si estos reglamentos son o no necesarios, se suma ahora, irremediablemente, otra variable: el calor. Este final de abril fue el ¡°m¨¢s extremadamente c¨¢lido y seco¡±, seg¨²n la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa (Aemet), desde que hay registros unificados. Los expertos lo achacan al cambio clim¨¢tico y todo parece indicar que, a partir de ahora, las primaveras ser¨¢n m¨¢s veraniegas y los veranos, m¨¢s secos y c¨¢lidos.
El Gobierno ha aprobado este jueves, ante esta tesitura, un paquete de medidas para afrontar las consecuencias de la sequ¨ªa y del calor enfocadas en el entorno laboral, con el objetivo proteger a los trabajadores ante futuras olas de calor. Adem¨¢s de prohibir determinadas actividades mientras la Aemet emita alerta naranja o roja por altas temperaturas, el Ejecutivo ha recalcado que habr¨¢ nuevas obligaciones para las empresas cuyo personal desempe?e su trabajo en horas de calor extremo, lo que pone sobre la mesa la necesidad de adecuar el vestuario de sus empleados a las altas temperaturas.
Los est¨¢ndares de etiqueta var¨ªan dependiendo del contexto cultural e hist¨®rico. Tambi¨¦n del clima y, principalmente, de la estrategia comunicativa de la empresa o instituci¨®n. A pesar de ello, algunas empresas mantienen unos c¨®digos de vestimenta poco compatibles con las altas temperaturas. ¡°Pero se prev¨¦ un aumento del calor, que hay que intentar afrontar de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente, y una de las medidas m¨¢s obvias es relajar el dress code¡±, explica Marina Fern¨¢ndez, directora de comunicaci¨®n de la Escuela Internacional de Protocolo.
La experta hace hincapi¨¦ en que las normas r¨ªgidas de vestuario no se refieren solo a las corbatas y chaquetas de traje, sino tambi¨¦n a los uniformes de, por ejemplo, cadenas de comida r¨¢pida que obligan a llevar colores oscuros y camisetas de manga larga incoherentes con el calor del interior de una cocina. ¡°Esas son las empresas e instituciones que deben revisar sus c¨®digos de vestimenta¡±, apunta Fern¨¢ndez. La soluci¨®n, prosigue, pasa por manga corta y materiales ligeros y transpirables, y as¨ª evitar alternativas menos respetuosas con el medio ambiente como el aire acondicionado.
Modificar estas normas, sin embargo, no es sencillo en todos los entornos. ¡°Las normas de vestimenta var¨ªan dependiendo de factores culturales. Este factor cultural del dress code es muy importante, porque se asocia con profesionalidad, rigor, confianza. Tambi¨¦n con honradez en los negocios y en las transacciones, da seguridad. Sirve para transmitir a los dem¨¢s confianza en el trabajo que desempe?amos¡±, apunta Paloma D¨ªaz Soloaga, profesora titular de la Universidad Complutense de Madrid en el ¨¢rea de Gesti¨®n de Intangibles y Moda. La especialista destaca la utilidad y ventajas de estas normas: la autopercepci¨®n como parte de un equipo profesional, que ayuda al trabajador a mejorar la confianza en s¨ª mismo; la posibilidad de eliminar el factor de clase social. ¡°Es parte de la cultura, y la cultura no me parece desde?able¡±, desarrolla D¨ªaz. ¡°Adem¨¢s, existe un aspecto global evidente. No hablamos solo de Espa?a. Existen convenciones de vestimenta internacionales que en muchos entornos deben seguirse¡±.
Para Fern¨¢ndez, por otro lado, la transformaci¨®n o atenuaci¨®n de las normas de etiqueta son perfectamente factibles, ¡°siempre que ese cambio siga en la l¨ªnea comunicativa y de estrategia de marca de la empresa o instituci¨®n¡±. ¡°Hay maneras de trabajar sin el blazer puesto y seguir vendiendo imagen de empresa, pero tampoco puede ser un cambio brusco. Debe ser reflexionado¡±, a?ade.
Distinguir entre confort y riesgo laboral
El pasado 14 de julio fallec¨ªa por un golpe de calor mientras trabajaba el barrendero madrile?o Antonio Gonz¨¢lez. Aquella semana, otros 14 trabajadores de la limpieza sufrieron golpes de calor. Vest¨ªan con sus uniformes verdes de poli¨¦ster, un elast¨®mero sint¨¦tico y proveniente del petr¨®leo que ni absorbe la humedad ni transpira, por lo que no se considera un tejido adecuado para soportar temperaturas elevadas. ¡°Es necesario separar dos temas: el confort cuando hay calor y el calor como riesgo laboral¡±, explica Carmen Manche?o, coordinadora de la Secretar¨ªa de salud laboral y sostenibilidad medioambiental confederal del sindicato de Comisiones Obreras. ¡°El calor es un riesgo en el trabajo importante, que puede llevar a la muerte. Es necesario evaluarlo y conseguir adaptarse, para que no genere un da?o¡±, prosigue Manche?o.
Para ello, la coordinadora apuesta por adelantarse siempre a los da?os y prever medidas organizativas. ¡°Es obligaci¨®n del empresario ponerlo en marcha, y debe hacerlo el t¨¦cnico de riesgos laborales, que debe conocer d¨®nde est¨¢n los problemas para los trabajadores. La imprevisibilidad ya no se justifica¡±, a?ade. Tras la muerte de Antonio Gonz¨¢lez, el Ayuntamiento de Madrid, los trabajadores y las empresas de limpieza cambiaron los protocolos, y como en la medida aprobada este jueves por el Consejo de ministros, en los d¨ªas de altas temperaturas, los empleados de la limpieza de Madrid no salen a la calle.
El calor influye en la mortalidad, pero tambi¨¦n lo hace en la morbilidad. ¡°Como por ejemplo en los ingresos hospitalarios. Si una persona que est¨¢ trabajando al aire libre tiene un episodio por alta temperatura, puede no morir, pero s¨ª le tendr¨¢n que hospitalizar¡±, explica Julio D¨ªaz, profesor de investigaci¨®n en el Instituto de Salud Carlos III y doctor en f¨ªsica. Por ello, D¨ªaz celebra la flexibilidad de las normas de vestimenta. ¡°Todo lo que sea prevenir el da?o en la salud de la poblaci¨®n es estupendo. Nos tenemos que adaptar a las altas temperaturas¡±, afirma.
Tanto para Fern¨¢ndez como para D¨ªaz Soloaga es importante distinguir entre etiqueta y uniforme. La obligatoriedad de estos segundos responde en muchas ocasiones a la necesidad de prevenir riesgos laborales. As¨ª pasa, por ejemplo, en sectores como la construcci¨®n, la industria o la hosteler¨ªa. ¡°Muchos de estos uniformes est¨¢n hechos con un poli¨¦ster grueso, que aguantan muy bien las arrugas o las manchas, pero son terribles para las altas temperaturas. Lo mismo ocurre con los uniformes escolares¡±, cuenta D¨ªaz Soloaga, que explica que la regulaci¨®n en estos contextos puede ser beneficiosa. ¡°En el caso de los colegios, se pueden pactar medidas como retirar los uniformes cuando se alcanzan ciertos grados elevados de temperatura¡±.
Muchos centros escolares comienzan a preparar acciones para combatir el calor. Y la primera barrera es la ropa del alumnado. ¡°Cada centro puede poner la normativa que considere m¨¢s adecuada¡±, aclara Vicent Ma?es, presidente de la Federaci¨®n de Directores de Colegios P¨²blicos. Los centros deben encontrar la f¨®rmula para permitir a los alumnos estar frescos y, al mismo tiempo, mantener una vestimenta adecuada. A¨²n as¨ª, Ma?es asegura que ese no es un problema habitual, y muchos centros no han tenido que desarrollar una normativa al respecto. ¡±No es algo que en los ¨²ltimos a?os haya dado muchos problemas, es cuesti¨®n de sentido com¨²n¡±, a?ade Mar¨ªa Capell¨¢n, presidenta de CEAPA, la mayor confederaci¨®n de la escuela p¨²blica espa?ola. ¡°Por otro lado, si con la pandemia estuvimos con las ventanas abiertas, con mantas y con gorros, si viene una ola de calor y no tienen aire acondicionado en clase tambi¨¦n tendremos que dejar que vayan m¨¢s acordes a la temperatura¡±, concluye.
En la importancia del tipo de tejido insiste Ana Garc¨ªa de la Torre, secretaria de salud laboral de UGT. ¡°Es posible adaptar el tipo de prenda o el tejido, siendo m¨¢s recomendables para el periodo estival aquellas que permiten una mayor transpiraci¨®n¡±, desarrolla Garc¨ªa, que reitera que el c¨®digo de vestimenta deber¨ªa adaptarse a la situaci¨®n clim¨¢tica y buscar la comodidad de la persona que lo tiene que utilizar durante su jornada laboral¡±. Para Fern¨¢ndez, la relajaci¨®n de las normas de etiqueta puede tener, por el contrario, un aliciente econ¨®mico: ¡°Sin corbata se puede tomar la medida sostenible de bajar el aire acondicionado, y eso abarata costes¡±.
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