Detenidos dos activistas clim¨¢ticos por pintar de nuevo la puerta de Brandeburgo de Berl¨ªn
Dos miembros del controvertido grupo ?ltima Generaci¨®n volvieron a manchar con una sustancia naranja el monumento despu¨¦s de una primera acci¨®n en septiembre cuya limpieza costar¨¢ 115.000 euros
Pr¨¢cticamente no hay semana en que los activistas clim¨¢ticos de ?ltima Generaci¨®n (Letzte Generation) no aparezcan en los medios de comunicaci¨®n alemanes. De eso precisamente se trata: de llamar la atenci¨®n con sus acciones, cada vez m¨¢s cuestionadas por la ciudadan¨ªa e incluso por pol¨ªticos ecologistas, para alertar a la sociedad sobre la crisis clim¨¢tica. El grupo, conocido sobre todo por bloquear carret...
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Pr¨¢cticamente no hay semana en que los activistas clim¨¢ticos de ?ltima Generaci¨®n (Letzte Generation) no aparezcan en los medios de comunicaci¨®n alemanes. De eso precisamente se trata: de llamar la atenci¨®n con sus acciones, cada vez m¨¢s cuestionadas por la ciudadan¨ªa e incluso por pol¨ªticos ecologistas, para alertar a la sociedad sobre la crisis clim¨¢tica. El grupo, conocido sobre todo por bloquear carreteras y pegarse al asfalto, ha vuelto a actuar en Berl¨ªn. Este jueves la Polic¨ªa detuvo a dos de sus activistas con las manos en la masa, mientras ensuciaban otra vez con pintura naranja la emblem¨¢tica puerta de Brandeburgo.
Su objetivo no era solo dejarse ver en uno de los monumentos m¨¢s visitados de la capital, sino mandar un mensaje: seguir¨¢n haciendo lo que hacen y asumir¨¢n las consecuencias. Es la segunda vez que pintan la puerta de Brandeburgo, donde hace dos meses varios de sus activistas consiguieron cubrir de un llamativo color naranja buena parte de las seis columnas de la fachada este, la que da al bulevar Unter den Linden. Los da?os que provocaron en la piedra arenisca del ic¨®nico monumento se calcularon inicialmente en 35.000 euros, pero una inspecci¨®n detallada elev¨® despu¨¦s la factura para la ciudad a 115.000 euros. El delicado proceso de limpieza todav¨ªa est¨¢ en marcha; de hecho, a¨²n hay andamios cubriendo la fachada este. Por eso esta vez los activistas se dirigieron a la contraria, la que da al parque Tiergarten.
La Polic¨ªa de Berl¨ªn inform¨® de dos detenciones, las dos personas a las que encontr¨® en plena acci¨®n con pinceles y cubos de pintura naranja dando una capa de color a las columnas del siglo XVIII. En la protesta de septiembre los detenidos fueron 14 y sus m¨¦todos, mucho m¨¢s profesionales. Usaron extintores de incendios reconvertidos en pulverizadores para poder rociar la pintura con mayor rapidez y a mayor altura.
¡°La puerta de Brandeburgo vuelve a te?irse de naranja. El monumento nacional, ahora tambi¨¦n monumento al fracaso en la cat¨¢strofe clim¨¢tica¡±, titulan los activistas en el comunicado con el que informan de su acci¨®n. La organizaci¨®n empez¨® a hacerse conocida justo antes de las ¨²ltimas elecciones federales, en septiembre de 2021, cuando varios de sus activistas iniciaron una huelga de hambre y acamparon frente al Bundestag, el parlamento alem¨¢n, para pedir reuniones con los diputados.
El grupo ha protagonizado en los ¨²ltimos meses decenas de acciones de protesta en museos y aeropuertos. Tambi¨¦n en las calles de ciudades como Berl¨ªn, donde han paralizado el tr¨¢fico numerosas jornadas a primera hora al pegarse al asfalto en v¨ªas de entrada y salida a la capital. Las protestas han sido habitualmente pac¨ªficas, con los activistas ejerciendo resistencia pasiva frente a la polic¨ªa, pero tambi¨¦n se han registrado episodios violentos. Algunos automovilistas han salido de sus veh¨ªculos y les han retirado ellos mismos de la v¨ªa con gran agresividad.
Con sus llamativas acciones ?ltima Generaci¨®n se ha convertido en el grupo de activismo clim¨¢tico m¨¢s conocido de Alemania, defendido por unos y odiado por otros. Sus propuestas van del largo plazo ¡ªque el Gobierno alem¨¢n legisle para abandonar completamente el uso de combustibles f¨®siles en 2030¡ª al m¨¢s inmediato, que consistir¨ªa en imponer un l¨ªmite general de velocidad de 100 kil¨®metros por hora en las autopistas para conseguir una r¨¢pida reducci¨®n de emisiones. Alemania es uno de los pocos pa¨ªses sin l¨ªmite de velocidad en las Autobahn, un asunto controvertido que cada cierto tiempo se cuela en el debate p¨²blico. Los liberales, socios del Gobierno del socialdem¨®crata Olaf Scholz junto con Los Verdes, est¨¢n en contra de acabar con la ¨²ltima libertad al volante de los alemanes.
Las protestas de ?ltima Generaci¨®n han dejado ya un reguero de condenas judiciales y cuantiosas multas. El ¨²ltimo caso se conoci¨® este jueves. Christian Bl?ul, de 41 a?os, f¨ªsico de profesi¨®n, ha sido condenado a siete meses de libertad condicional por haber participado en cuatro bloqueos de carreteras, informa el grupo. Bl?ul lleva m¨¢s de a?o y medio en la organizaci¨®n y ya estuvo encarcelado 16 d¨ªas en Suecia por otra protesta. ¡°Para concienciar sobre la cat¨¢strofe, estoy dispuesto a ir a la c¨¢rcel¡±, asegura en unas declaraciones recogidas por el grupo.
Un tribunal de M¨²nich ha condenado tambi¨¦n recientemente a tres activistas a pagar multas por causar da?os contra la propiedad por pegarse al marco dorado de un cuadro de Rubens en la Alte Pinakothek de la ciudad b¨¢vara. Hace unos meses otros tres activistas fueron condenados a penas de c¨¢rcel de entre tres y cinco meses por bloquear una carretera federal en Heilbronn. Era su segunda condena. En mayo la fiscal¨ªa de Baviera orden¨® una redada contra varios activistas, a los que considera sospechosos de organizaci¨®n criminal.
El canciller, Olaf Scholz, ha calificado de ¡°completa locura¡± las campa?as de ?ltima Generaci¨®n y ha dicho que considera ¡°contraproducentes¡± sus m¨¦todos. Incluso prominentes pol¨ªticos de Los Verdes, como Robert Habeck, ministro de Econom¨ªa y Acci¨®n Clim¨¢tica, han criticado al grupo. ¡°Las protestas enfadan a la gente, dividen a la sociedad, y, en ese sentido, no creo que sean una contribuci¨®n ¨²til a la protecci¨®n del clima¡±, dijo hace unos meses cuando la organizaci¨®n anunci¨® una campa?a masiva de bloqueo de carreteras.