De Cullera a Libia con parada en Baleares: los incre¨ªbles viajes de las tortugas bobas
El viernes se liberaron 22 ejemplares de la especie, catalogada como vulnerable, en la playa valenciana donde se las rescat¨® hace un a?o, cuando se perdieron atra¨ªdos por la luz de unas farolas
La medianoche del 24 de septiembre del a?o pasado, el hijo de Sara Benet se top¨® con varias diminutas tortugas negruzcas en el jard¨ªn de su casa, un chal¨¦ separado de la playa de Pla de la Torre (Almassora) por tan solo una estrecha carretera. ¡°Yo llevo aqu¨ª m¨¢s de 45 a?os y nunca hab¨ªa visto nada igual¡±, describe Sara, que se qued¨® vigilando a los gatos mientras avisaban al 112. Eran neonatos de tortugas comunes o bobas (Caretta caretta) y ...
La medianoche del 24 de septiembre del a?o pasado, el hijo de Sara Benet se top¨® con varias diminutas tortugas negruzcas en el jard¨ªn de su casa, un chal¨¦ separado de la playa de Pla de la Torre (Almassora) por tan solo una estrecha carretera. ¡°Yo llevo aqu¨ª m¨¢s de 45 a?os y nunca hab¨ªa visto nada igual¡±, describe Sara, que se qued¨® vigilando a los gatos mientras avisaban al 112. Eran neonatos de tortugas comunes o bobas (Caretta caretta) y se encaminaban hacia su muerte, tierra adentro, atra¨ªdos por la luz artificial de las farolas, que confundieron con la luminosidad del mar. Les salv¨® la casualidad. Este viernes, 22 de estos ejemplares ¨D21 machos y una hembra¨D volv¨ªan al mar bajo la atenta mirada de Sara y otros vecinos. Todas portan un microchip y dos un transmisor que permitir¨¢ seguir sus movimientos al equipo del Oceanogr¨¤fic de Valencia, donde han vivido este ¨²ltimo a?o en grandes tanques, y obtener datos muy valiosos para su conservaci¨®n.
Quiz¨¢ alguna de ellas siga los pasos de Victoria, la m¨¢s exploradora, que se marc¨® en 2021 y que en tres a?os recorri¨® 23.473 kil¨®metros, 21 al d¨ªa, o de Masclet¨¤, una de las m¨¢s apegadas al territorio. Los transmisores que portan algunos ejemplares de la especie, que nadaba por aguas espa?olas pero sin salir a las playas, y que ahora nidifica en los arenales debido a que el aumento de temperatura permite su reproducci¨®n, sacan a la luz sus historias.
¡°A Victoria la marcamos en una playa de Cullera (Valencia) el 30 de julio de 2021, cuando sali¨® a nidificar y la seguimos durante tres a?os¡±, explica Eduardo Belda, profesor de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia. Ese mismo a?o intent¨® volver a dejar m¨¢s huevos en agosto en Almer¨ªa ¨Dpueden realizar tres o cuatro puestas al a?o¨D, pero no se localiz¨® el nido, despu¨¦s se desplaz¨® a la cuenca argelina y m¨¢s tarde sigui¨® hacia Libia. En 2022, volvi¨® a cruzar el Estrecho de Sicilia y pas¨® el invierno entre Baleares y ?frica y el tercer a?o emprendi¨® camino a Libia. Finalmente, en 2023, regres¨® al Mediterr¨¢neo occidental y lleg¨® al Estrecho de Gibraltar, que intent¨® cruzar. ¡°Pero no sabemos si lo consigui¨® porque ah¨ª perdimos la se?al¡±, se lamenta Belda.
Victoria es uno de los ejemplares seguidos por sat¨¦lite desde que en 2001 se localiz¨® el primer nido de tortuga boba en territorio espa?ol en una playa de Vera (Almer¨ªa). Hasta el momento se han detectado 70 intentos de anidaci¨®n. Este a?o se han localizado 13, ocho en la Comunidad Valenciana. Grecia destaca como la zona de reproducci¨®n m¨¢s importante en el Mediterr¨¢neo, seguida de los arenales de Libia, Turqu¨ªa, T¨²nez y Siria.
El Estrecho de Gibraltar es un punto importante para la tortuga boba, catalogada como vulnerable por la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN). Lo utilizan ejemplares que proceden de las poblaciones del Atl¨¢ntico, de Florida y Cabo Verde, para llegar al Mediterr¨¢neo y alimentarse. La entrada es sencilla; la salida no tanto. ¡°Siendo ejemplares peque?os pueden pasar con la corriente, pero atravesarla hacia el lado contrario es dif¨ªcil porque es muy fuerte, as¨ª que se quedan aqu¨ª y quiz¨¢ lo vuelvan a intentar, como Victoria¡±, a?ade Belda.
El ejemplo contrario a Victoria es Masclet¨¤. Por su apego a las costumbres fijas, regresa cada cuatro a?os, y nidifica siempre en la misma zona de Catalu?a; volver al lugar donde se ha nacido para desovar es un comportamiento habitual en estos reptiles. ¡°Es la tortuga m¨¢s fea del mundo, le pas¨® algo de peque?a y tiene el caparaz¨®n deformado, con forma de silla de montar, pero es f¨¢cil reconocerla¡±, sonr¨ªe Belda. Desde que apareci¨® con heridas en la playa de Castelldefels en v¨ªsperas de la noche de San Juan de 2016, ha portado cuatro transmisores.
Depredadas por aves y peces
Para emprender estos periplos, las tortugas peque?as deben superar m¨²ltiples peligros. ¡°En el mar todo lo que flota es comida y va a la cazuela¡±, describe Jes¨²s Tom¨¢s, el investigador de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia que localiz¨® en la playa de Almassora el nido de las tortugas tras la llamada de los vecinos. Otro riesgo son los pl¨¢sticos y micropl¨¢sticos que perjudican a todas las especies, tortugas incluidas. Por este motivo, el equipo del Oceanogr¨¤fic libera a los quelonios del programa de cr¨ªa en cautividad, que se desarrolla dentro del proyecto Life Intemares, coordinado por la Fundaci¨®n Biodiversidad del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, cuando ya han adquirido una talla suficiente para esquivar a voraces depredadores como aves y peces.
¡°Los que estamos soltando hoy [por el viernes] han pasado de 20 gramos a pesar un kilo en un a?o¡±, indica Jos¨¦ Luis Crespo, del ¨¢rea de conservaci¨®n de fauna del Oceanogr¨¤fic. Tienen ventaja, pero todav¨ªa les queda bregar con tiburones, redes de pesca, pl¨¢sticos, contaminaci¨®n... Tantos son los obst¨¢culos que de cada 1.000 tortugas que nacen, solo una llega a la edad adulta. Esa es la raz¨®n de su alta productividad: alcanzan la madurez sexual entre los 20 y los 30 a?os (viven unos 90) y pueden poner tres o cuatro nidos por temporada, cada uno con unos 80 o 100 huevos enterrados en la arena y el ¨¦xito de eclosi¨®n es del 75% de media, aunque en la naturaleza la mayor¨ªa mueren tras el nacimiento.
Este a?o se han mantenido en las instalaciones del Oceanogr¨¤fic un total de 80 cr¨ªas procedentes de nidos localizados en 2023 en las costas de Baleares, Murcia y Andaluc¨ªa. En grandes tanques nadan los vulnerables neonatos a salvo, marcados con un n¨²mero en blanco que llena el todav¨ªa diminuto caparaz¨®n. Cuando se localiza alg¨²n nido, rastro o ejemplar de tortuga marina, el ciudadano debe avisar al 112. Se suelen dejar en las playas el 75% de las puestas y se recoge en torno al 25% de los huevos para trasladarlos a incubadoras. En el momento en que nacen, se capturan entre 7 y 10 ejemplares, que pasan a formar parte del programa de cr¨ªa en cautividad.
Uno de los problemas que arrastra el quelonio es la feminizaci¨®n de la poblaci¨®n debido al aumento de las temperaturas por el cambio clim¨¢tico. En esta especie el sexo viene determinado por la temperatura a la que se encuentra la arena donde se depositan los huevos. ¡°Hay una temperatura que se estima en 29? en la que nacer¨ªan la misma proporci¨®n de machos que de hembras, pero si baja salen m¨¢s machos y si sube m¨¢s hembras¡±, explica Crespo en el Oceanogr¨¤fic. El problema es que en las ¨²ltimas d¨¦cadas pr¨¢cticamente todas las zonas del mundo est¨¢n generando m¨¢s del 90% de hembras, una desviaci¨®n que no es sostenible a medio-largo plazo, plantea Crespo. La buena noticia es que ¡°las tortugas han encontrado el camino para venir aqu¨ª y reproducirse en nuestras costas y sabemos, gracias al estudio de la ¨²ltima d¨¦cada, que estamos produciendo alrededor de un 70% de machos y es el ¨²nico sitio en que est¨¢ ocurriendo, que se sepa. Ser¨¢ casualidad, no s¨¦, pero es maravilloso¡±, concreta.