La ingenier¨ªa verde salva vidas
Los efectos de la dana en Valencia empeoraron por la deforestaci¨®n de la superficie forestal de las cuencas hidrogr¨¢ficas y la urbanizaci¨®n masiva en zonas inundables
Esa parte de la poblaci¨®n alejada del mundo rural y forestal suele simplificar la visi¨®n de las masas forestales a espacios naturales alejados de la intervenci¨®n del ser humano y, como mucho, lugares de ocio para senderistas y cobijo de la flora y fauna. Por supuesto que los bosques son ecosistemas con una gran funci¨®n ambiental. Pero son much¨ªsimo m¨¢s que eso. Son barreras naturales contra los desastres. Una intervenci¨®n adecuada en ingenier¨ªa e hidrolog¨ªa forestal puede ser la clave entre un desastre natural de consecuencias ¨¦picas y una protecci¨®n de la poblaci¨®n asentada en algunas zonas calientes de nuestra orograf¨ªa.
El pasado martes, una dana con una carga de agua y fuerza de arrastre muy superior a todo lo vivido en el pasado arras¨® algunas poblaciones del litoral valenciano y una peque?a parte de la Comunidad Manchega y Andaluza, arrastrando todo a su paso. En esta ocasi¨®n, la deforestaci¨®n de la superficie forestal de las cuencas hidrogr¨¢ficas, colindante a estas zonas, y una urbanizaci¨®n masiva en superficies susceptibles de ser inundables empeoraron sus efectos. La falta de inversi¨®n p¨²blico-privada ha sido una de las razones de esta situaci¨®n, seg¨²n asegur¨® el decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes de la Comunidad Valenciana, Constan Amurrio.
Con un territorio forestal muy fragmentado, una escas¨ªsima o nula rentabilidad del monte, amenazas ambientales y riesgos de todo tipo, agravado por la despoblaci¨®n y falta de relevo generacional, la gesti¨®n forestal necesaria para mantener los montes en buen estado es algo realmente dif¨ªcil. Los selvicultores y peque?os municipios forestales de titularidad privada (cerca del 70% de la superficie forestal total) no pueden soportar ellos solos los costes de actuaciones de prevenci¨®n y restauraci¨®n para, entre otras cosas, evitar cat¨¢strofes como las avenidas torrenciales.
Se requiere por tanto la ayuda de la administraci¨®n p¨²blica para paliar esa situaci¨®n y proteger a la ciudadan¨ªa. Se necesita una fuerte inversi¨®n en repoblaci¨®n y gesti¨®n forestal para convertir la superficie forestal en masas resistentes y resilientes, capaces de afrontar los fen¨®menos clim¨¢ticos extremos, adem¨¢s de una buena infraestructura de diques, presas, embalses para mejorar la situaci¨®n de los cauces fluviales.
Una superficie forestal bien gestionada supone estar mejor preparados ante riadas; en el caso que nos ocupa, m¨¢s que poner ¨²nicamente soluci¨®n donde aparece el desastre, es necesario actuar donde se genera; es decir, en el inicio de los r¨ªos que van marcando las cuencas hasta desembocar en el mar. La hidrolog¨ªa forestal protege la inundaci¨®n de las cuencas m¨¢s expuestas a los desbordamientos de los r¨ªos, impidiendo poner en peligro a la poblaci¨®n, con la reforestaci¨®n y diversificaci¨®n de las canalizaciones de las aguas.
Las profundas ra¨ªces de los ¨¢rboles retienen el suelo evitando el movimiento de tierras y permitiendo que ¨¦ste pueda absorber mayor cantidad de lluvia, protegiendo por tanto a n¨²cleos de poblaci¨®n mediante obras de laminaci¨®n y drenaje. Las copas de los ¨¢rboles, por su parte, hacen su labor, mitigando la humedad que acaba formando nubes cargadas de agua, primer efecto de la deforestaci¨®n.
La vegetaci¨®n de ribera abundante y en buen estado de conservaci¨®n, adem¨¢s, refuerza la estabilizaci¨®n de taludes y resulta ¡°esencial¡± no solo para evitar que los cauces de los r¨ªos discurran con un exceso de caudal, sino para favorecer la infiltraci¨®n de agua en los acu¨ªferos subterr¨¢neos y as¨ª recargarlos.
Todo ello requiere de pol¨ªticas de planificaci¨®n forestal y partida presupuestaria que lo ejecute, para favorecer la formaci¨®n de territorios esponja como reguladores hidrol¨®gicos para evitar suelos erosionados, con medidas de est¨ªmulo a la gesti¨®n activa de los montes, como los propietarios forestales llevan a?os reclamando. Esto supone una m¨ªnima inversi¨®n de cien euros por hect¨¢rea y a?o, seg¨²n el Colegio de Ingenieros de Montes de Valencia, muy por encima a lo que se dedica en estos momentos. Y, por supuesto, un plan sistematizado para hacer frente a estos desbordamiento que tantas vidas nos han costado en esta terrible dana que ya es hist¨®rica por su fuerza, pero tambi¨¦n por las malas condiciones del terreno. La temperatura del mediterr¨¢neo ha subido hasta dos grados respecto a los a?os 80. Todos sabemos que esto tendr¨¢ consecuencias y las danas volver¨¢n; por eso, es urgente poner todas las medidas que est¨¦n en nuestra mano para mitigarlas.