Un existencialista comprometido con sus lectores
Jos¨¦ Hierro ostentaba el Premio Cervantes, el Pr¨ªncipe de Asturias y los Nacionales de Poes¨ªa, Cr¨ªtica y de las Letras
Jos¨¦ Hierro naci¨® en Madrid el 3 de abril de 1922, aunque siempre estuvo vinculado a Cantabria; sus padres se trasladaron a Santander cuando ten¨ªa dos a?os. All¨ª estudi¨®, iba para perito industrial cuando la guerra lo cambi¨® todo. Se afili¨® a la Uni¨®n de Escritores y Artistas Revolucionarios y, en 1937, public¨® su primer poema, Una bala le ha matado. Una treintena de poemas de esa ¨¦poca aparecen recogidos en Prehistoria literaria: 1937-1938.
Acabada la guerra, su apoyo a un grupo de presos le llev¨® a ¨¦l mismo a la c¨¢rcel. En prisi¨®n estuvo hasta 1944. Descubri¨® a la Generaci¨®n del 27 a trav¨¦s de una antolog¨ªa de Gerardo Hierro y empez¨® a dedicarse en serio a la literatura. Sali¨® poeta y se fue a Valencia, donde trabaj¨® para una editorial, cobrando 300 pesetas mensuales por 300 folios. "Hac¨ªa fichas mitol¨®gicas y creo que alguna vez me invent¨¦ de m¨¢s para alargar el salario".
Poeta existencialista, puente entre la generaci¨®n de posguerra y la de los 50, tambi¨¦n fue agricultor listero, tornero, conferenciante, profesor en los Cursos para Extranjeros de la UIMP, redactor jefe de las revistas de la C¨¢mara de Comercio y la C¨¢mara Sindical Agraria. Tambi¨¦n hizo cr¨ªtica de pintura, para ganarse la vida y, sobre todo, porque le gustaba much¨ªsimo.
En Valencia particip¨® en la fundaci¨®n de la revista Corcel. De regres¨® a Santander, se relacion¨® con el grupo de escritores que sac¨® la revista po¨¦tica Proel, en la que, al a?o siguiente public¨®, en 1947, su primer libro de poemas, Tierra sin nosotros.
Las dificultades administrativas que impusieron a la revista le decidieron a trasladarse a Madrid en 1952, donde se abri¨® camino trabajando en Radio Nacional de Espa?a, de la que se jubil¨® en 1987. Sigui¨® haciendo cr¨ªtica de arte, colaborando en revistas y peri¨®dicos y escribiendo poes¨ªa. En 1950, public¨® Con las piedras en el viento, luego La quinta... y una Antolog¨ªa po¨¦tica, en 1954 Estatuas yacentes y tres a?os despu¨¦s Cuanto s¨¦ de m¨ª. De 1965 es una de sus obras imprescindibles, El libro de las alucinaciones.
Tras casi 27 a?os sin publicar, sac¨® en 1991 Agenda. En 1998 lleg¨® su celebrado Cuaderno de Nueva York, una treintena de poemas de los que la cr¨ªtica coincidi¨® en que eran una obra mayor de la poes¨ªa contempor¨¢nea.
Le hab¨ªan prohibido fumar, pero el sigui¨® haci¨¦ndolo, a escondidas o no. Su mujer, Mar¨ªa ?ngeles Torres, sus cuatro hijos, sus amigos, se deseperaban. Ingresado en varias ocasiones, no se dej¨® vencer y desarroll¨® una actividad sorprendente. Ten¨ªa a¨²n muchas cosas que hacer. Entre ellas, leer su discurso de acceso a la Academia. El mejor homenaje, dicen sus amigos, es la lectura de sus libros, por ejemplo, de Cuanto s¨¦ de mi, El libro de las alucinaciones, Quinta del 42 o Agenda.
Hombre sin pedanter¨ªa ni engolamiento, poco amigo de los premios, los gan¨® todos: el Reina Sof¨ªa en 1995; el Cervantes en 1998; el Nacional de Poes¨ªa en 1953 y 1999, de las Letras en 1990 y de la Cr¨ªtica, en 1958 y 1965; o el Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras en 1981.
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