Hombres G, ?lex Ubago y Fran Perea comienzan su gira conjunta en Madrid
Hoy tocan juntos en San Sebasti¨¢n y, ma?ana, en Barcelona
Hombres G, ?lex Ubago y Fran Pera han ofrecido esta noche en el Palacio Vistalegre de Madrid el primer concierto de su gira conjunta Conciertos Moviestar que les llevar¨¢ hoy a San Sebasti¨¢n y ma?ana a Barcelona.
Las entradas, en torno a los 30 euros, se agotaron hace ya algunos d¨ªas. La combinaci¨®n viejas glorias resucitadas y nuevos 'bimbocaos comerciales' es la f¨®rmula implacable que desde hace a?os utiliza Moviestar para llenar plazas de toros y polideportivos por tada Espa?a y, de paso, publicitar sus productos entre los m¨¢s j¨®venes.
Fran Perea, actor de la serie de Tele5 Los Serrano e int¨¦rprete de su archiconocida canci¨®n Uno m¨¢s uno son siete, fue el primer en hacer rugir a los 10.000 espectadores que consiguieron entrada en Madrid. Era la primera vez que Perea se enfrentaba a un recinto de estas dimensiones y sali¨® airoso de la prueba, ya que, aunque con una voz limitada, hizo las delicias de las m¨¢s j¨®venes, que se sab¨ªan de memoria todos los temas de su ¨²nico disco en el mercado, La chica de la habitaci¨®n de al lado.
Pasarselo bien
Con el auditorio ya entregado, los inmortales Hombres G subieron al escenario. No hubo sorpresas y David, Javi, Dani y Rafa ofrecieron el mismo recital de los ¨²ltimos dos a?os. Comenzaron con Voy a pas¨¢rmelo bien y tras un apag¨®n de sonido, regresaron con El ataque de las chicas cocodrilo y Si no te tengo a ti para dar un repaso su discograf¨ªa. El p¨²blico, especialmente el que ya rondaba la treintena, amenazaba con una sublevaci¨®n espont¨¢nea si no sonaba Venecia y Sufre mam¨®n, elegidas para cerrar hora y media de recital. Imperdonables Marta tiene un marcapasos, Par de palabras, Indiana o Visite nuestro bar, dedicada a todos los borrachos de Madrid.
?lex Ubago cerr¨® el concierto, que se hizo largo, por la media hora que transcurr¨ªa entre actuaci¨®n y actuaci¨®n. Entre los Hombres G y Ubago hubo una peque?a desbandada. Los m¨¢s peque?os tuvieron que volver sus casas y otro gran grupo sali¨® a picar algo impulsado por un est¨®mago hambriento y unas rodillas que llevaban algo m¨¢s de tres horas sin flexionarse.
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