El horror de la represi¨®n en Am¨¦rica Latina
Una muestra recuerda en Guatemala a los desaparecidos durante las dictaduras militares en el continente
Una inmensa bandera de Chile, hecha con 66 f¨¦mures humanos, donados al artista Arturo Duclos por estudiantes de medicina, es una de las obras de mayor impacto de Los desaparecidos, una exposici¨®n itinerante que pretende mantener viva la memoria de las decenas de miles de secuestrados-desaparecidos durante la represi¨®n de los reg¨ªmenes militares que gobernaron en Centro y Suram¨¦rica entre los a?os sesenta y la primera mitad de los noventa del siglo pasado.
La muestra, fruto del trabajo de 25 artistas latinoamericanos, llega a Guatemala despu¨¦s de abrir sus puertas en ciudades como Buenos Aires, Santiago de Chile, Nueva York o Lima, y permanecer¨¢ abierta hasta el 20 de julio en la sede del Centro de Formaci¨®n de la Cooperaci¨®n Espa?ola en Antigua.
La exposici¨®n, organizada por la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI), fue inaugurada el s¨¢bado por el embajador de Espa?a en Guatemala, Juan L¨®pez-D¨®riga, y el representante en este pa¨ªs centroamericano del Alto Comisionado de la ONU en materia de Derechos Humanos, el diplom¨¢tico alem¨¢n Anders Kompass.
Contra el olvido
Para el representante de Naciones Unidas, uno de los factores fundamentales para la reparaci¨®n a los familiares de las v¨ªctimas es la aplicaci¨®n de la justicia a los responsables de una pr¨¢ctica que calific¨® como "horrenda". Para subrayarlo, cit¨® al historiador de origen jud¨ªo Yosef Hayim Yerushalm, en sus Reflexiones sobre el olvido: "?Es posible que el ant¨®nimo del olvido no sea la memoria, sino la justicia?". Kompass a?adi¨® que la reparaci¨®n integral para las v¨ªctimas implica impulsar las acciones necesarias para prevenir la repetici¨®n de estos casos en el futuro.
Por su parte, la inspiradora del proyecto, la estadounidense Laurel Reuter, fundadora del Museo de Dakota del Norte y curadora principal del mismo, dijo a EL PA?S que el prop¨®sito de este esfuerzo "es contribuir a la reflexi¨®n sobre la realidad de los desaparecidos". Reuter afirma que se enter¨® de este drama humano gracias a una serie de art¨ªculos publicados por el periodista Lawrence Weschler en la revista The New Yorker.
En sus escritos, Weschler puntualiza que el t¨¦rmino desaparecidos no es m¨¢s que un eufemismo, en la medida en que a estas personas las hicieron desaparecer "para nunca m¨¢s ser vistas". Todos los casos obedecen al mismo patr¨®n: secuestro, tortura y asesinato, para despu¨¦s lanzar los restos al mar, ser cremados o sepultados en tumbas clandestinas imposibles de localizar, una t¨¢ctica que desarticul¨® cualquier forma de oposici¨®n "al desmoralizar a la sociedad a trav¨¦s del tufillo del terror".
En Guatemala, la pr¨¢ctica de la desaparici¨®n forzada de personas alcanz¨® las m¨¢s altas cotas de terror. De acuerdo con la Comisi¨®n de Esclarecimiento Hist¨®rico, patrocinada por la ONU, la guerra civil vivida en este pa¨ªs centroamericano durante casi cuatro d¨¦cadas (1960-1996) se sald¨® con m¨¢s de 200.000 personas "muertas o desaparecidas".
El informe citado puntualiza que el Ej¨¦rcito fue el responsable del 93% de las masacres, torturas, desapariciones y asesinatos ocurridos durante el conflicto. La guerrilla habr¨ªa cometido un 3% de los abusos. La comisi¨®n tambi¨¦n acus¨® a la CIA estadounidense de "apoyar de manera directa o indirecta las operaciones ilegales del Estado".
Ni siquiera se conoce con alguna exactitud el n¨²mero de v¨ªctimas. De acuerdo con el diario local Prensa Libre, s¨®lo en el ¨¢rea de Ixil, en Quich¨¦ (norte de Guatemala, la zona m¨¢s castigada por la guerra), el n¨²mero de asesinados podr¨ªa ascender a 18.000 personas, cuyos restos estar¨ªan sepultados en cerca de 600 cementerios clandestinos diseminados en la selva.
En cuanto a la tortura psicol¨®gica, para las comunidades de ascendencia maya (m¨¢s del 90% de las v¨ªctimas pertenec¨ªan a cualquiera de las 23 etnias mayenses del pa¨ªs), la desaparici¨®n de personas tiene un valor a?adido, en la medida en que, de acuerdo con su cosmogon¨ªa, ning¨²n alma puede descansar mientras no sea sepultada de acuerdo con los ritos de los antiguos. Y esta responsabilidad recae sobre los descendientes o familiares m¨¢s cercanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.