"La fotograf¨ªa ha destrozado muchas carreras universitarias"
El fot¨®grafo Castro Prieto, autor de las muestras 'Etiop¨ªa' y 'La seda rota', discurre sobre el oficio, la memoria y "extra?os", el tema recurrente de su trabajo
Cuando cursaba el segundo a?o de Econom¨ªa, Juan Manuel Castro Prieto (Madrid, 1958) supo que, en realidad, los ojos se le iban por la fotograf¨ªa. Y la vida. Un oficio que define por el contacto con las personas, que por su naturaleza reh¨²ye la abstracci¨®n propia de los n¨²meros, el mercado y las cuentas de resultados. "La fotograf¨ªa se cruza en mi camino y me deja absolutamente enloquecido. Ya no pienso en otra cosa", recuerda, en un alto el fuego, en su estudio de la calle Concepci¨®n Arenal. Castro Prieto, Premio de la Comunidad de Madrid en 2003, nunca ha ejercido como economista. Se siente una v¨ªctima m¨¢s de las muchas que sigilosa y efectivamente se ha cobrado la fotograf¨ªa: "es un asunto muy peligroso que rompi¨® muchas carreras universitarias. Las ha destrozado entre comillas, claro, porque sobre lo roto cre¨® una nueva vida".
"El trabajo en ?frica es una mirada m¨¢s alucinada, producto de ver algo sin llegar a entenderlo"
"Quiero desarrollar esa faceta tradicional de la fotograf¨ªa, que sirve para guardar la memoria de modo que pueda ser vista en el futuro"
Hijo profesional del valenciano Gabriel Cuallad¨® -"en cuanto a las atm¨®sferas oscuras y densas"- y del navarro Paco G¨®mez -"referencia de la fotograf¨ªa cerebral, de an¨¢lisis de las incongruencias y contradicciones"-, Castro Prieto, afable y sereno, tiene muy claro aquello que no es (un reportero que busque reflejar la realidad) y aquello que s¨ª: "trabajo con las sensaciones que me producen las escenas para hacer fotos simb¨®licas, metaf¨®ricas e instrospectivas".
El enfoque art¨ªstico se combina en Castro Prieto, viajero meticuloso, con una habilidad t¨¦cnica fuera de lo com¨²n. Hasta el punto que en las muestras Etiop¨ªa, en el teatro Fern¨¢n-G¨®mez, y La seda rota, en la galer¨ªa Blanca Berl¨ªn, -las exposiciones, ambas en Madrid, cumplen su ciclo este lunes y a fines de mayo, respectivamente-, hay un despliegue de colores pocas veces visto en una fotograf¨ªa. Al paisaje et¨ªope le ha nacido un cielo castroprieto. Aunque a su creador le pese, la exquisita producci¨®n de las im¨¢genes revela las d¨¦cadas de experiencia en el positivado, un trabajo -"s¨®lo eso", seg¨²n confiesa- que ha convertido su laboratorio en el predilecto de las figuras de la fotograf¨ªa espa?ola. Servicio artesanal que, sin embargo, considera que le ha jugado en contra. "En Francia conocen mis obras m¨¢s que aqu¨ª", dispara.
Pregunta.?C¨®mo vive la doble condici¨®n de fot¨®grafo y positivador?
Respuesta.Es un peso. La gente se confunde: unos me conocen por positivar y otros como fot¨®grafo. Y mezclan las cosas, hasta el punto de que muchas veces me siento inc¨®modo. Por ejemplo, en las presentaciones de exposiciones o libros, cuando dicen: "hace los positivos de fulano y mengano. Y, adem¨¢s, es fot¨®grafo". El laboratorio es una forma de ganarme la vida que me quita tiempo para tomar fotos y que cerrar¨ªa si pudiese. Adem¨¢s, insisto, da ocasi¨®n a que me echen para atr¨¢s con frases despectivas como "bueno, es un positivador". Si me preguntas con qu¨¦ oficio me siento identificado, respondo que como fot¨®grafo.
P.Pero el positivar a sus colegas, ?no le da una posici¨®n privilegiada en el ambiente de la fotograf¨ªa?
R.No, ese es otro de los problemas. Algunos creen que aprendo de quienes positivo. Es otra de las tonter¨ªas que circulan... ?pero mi trabajo no se parece en nada al de mis clientes! Es un disparate. Yo me hice mirando miles de fotograf¨ªas, leyendo libros y en virtud de mi propia investigaci¨®n personal. ?Qu¨¦ tiene que ver mi fotograf¨ªa con el estilo concreto de alg¨²n fot¨®grafo que viene a mi estudio?
P.Usted ha hecho fotos en sitios tan distintos como Per¨², Etiop¨ªa, la isla de Tana... y en la casa de los pintores Madrazo, en Madrid (trabajo bautizado La seda rota).
R.Es que me aburre profundamente trabajar siempre sobre los mismos temas. A algunos puede resultarles dif¨ªcil enlazar una cosa con la otra, pero si uno se olvida un poco de que por un lado hay pa¨ªses y, por el otro, una vivienda perdida en el tiempo, s¨ª es posible encontrar un hilo. Todos comparten un esqueleto, el de extra?os, que tambi¨¦n es el t¨ªtulo de un libro m¨ªo. Extra?os es el alma de mi trabajo. Y este punto l¨ªrico aparece continuamente, aunque en algunas fotos se manifieste m¨¢s y, en otras, menos.
P.Etiop¨ªa transmite una vivencia ¨ªntima de lo cotidiano. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le impresion¨® de esa experiencia?
R.Siempre eres un extranjero, es inevitable, porque la comunicaci¨®n resulta muy dif¨ªcil. Tienes un intercambio de risas y de gestos. Pero en Etiop¨ªa no he penetrado tanto como en Per¨². El trabajo en ?frica es una mirada m¨¢s alucinada, producto de ver algo sin llegar a entenderlo. Al final, lo que m¨¢s me interes¨® de Etiop¨ªa es que todav¨ªa se pod¨ªa encontrar al ser humano ancestral, tal y como era hace miles de a?os. Hay escenas impactantes como la del pastor n¨®mada y su reba?o, que a lo mejor lleva un reloj en la mu?eca, pero su forma de vida es antigua. El pastor sabe que existen las ciudades, pero no le interesan. Es la memoria del hombre primitivo todav¨ªa ajeno a la civilizaci¨®n.
P.La preocupaci¨®n por la memoria aparece con claridad en La seda rota.
R.S¨ª, totalmente. Ya dej¨¦ atr¨¢s el trabajo sobre un pa¨ªs, ahora quiero desarrollar esa faceta tradicional de la fotograf¨ªa, que sirve para guardar la memoria de modo que pueda ser vista en el futuro. Abordar¨¦ este asunto a partir de un conjunto de temas parciales. Hace poco he viajado a Guatemala para fotografiar el archivo hist¨®rico de la Polic¨ªa, donde queda registro de desaparecidos, pero tambi¨¦n de violaciones. Adem¨¢s, tengo previsto visitar distintos museos del mundo. ?Qu¨¦ es lo que pretendo? Explorar la verdad o la mentira de la fotograf¨ªa: disparar los objetos que guardan los edificios para convertirlos en otra cosa. Si yo fotograf¨ªo un cuadro, la fotograf¨ªa es una representaci¨®n del cuadro, no es el cuadro. Pero, si, adem¨¢s, lo modifico mediante la t¨¦cnica fotogr¨¢fica, termino por convertirlo en otra cosa, en algo que es m¨ªo: una apropiaci¨®n de la memoria que existe en los museos.
P.?C¨®mo lleg¨® a la casa de los Madrazo?
R.La seda rota parte de la inquietud del escritor Andr¨¦s Trapiello, que supo de la existencia de un palacete que perteneci¨® a los pintores Madrazo durante varias generaciones. Un apartamento enorme ubicado en la calle Pr¨ªncipe de Vergara cuyos due?os iban a desmontar para hacer refacciones. La intenci¨®n era dividir la vivienda en cuatro o cinco pisos distintos. Cuando llegamos, justo comenzaba el desmantelamiento, con el traj¨ªn de pinturas y objetos. Volvimos a visitarlo despu¨¦s, cuando la mudanza estaba ya a medio hacer. En esa oportunidad, ensay¨¦ una atm¨®sfera de la casa tal y como estaba que, al mismo tiempo, fuese on¨ªrica, para poder imaginar lo que faltaba: las cosas y las presencias humanas que hab¨ªa habido ah¨ª. Destaqu¨¦ determinados detalles que parec¨ªan tener vida. De tal manera que la vivienda, que llevaba a?os desocupada, fue sometida a un rastreo de la memoria casi arqueol¨®gico. Utilic¨¦ peque?as huellas, como la foto de un ni?o muerto que encontr¨¦ en el piso, que me intrig¨® mucho. Hice hincapi¨¦ en ese objeto y en esa historia en dos o tres im¨¢genes donde el personaje aparece muerto o dibujado cuando a¨²n estaba vivo. Intu¨ªa que ese ni?o ten¨ªa importancia. Despu¨¦s, Trapiello confirm¨® qui¨¦n era ese personaje, cuya muerte prematura, de cierto modo, acab¨® con la dinast¨ªa de los Madrazo.
La exposici¨®n 'La seda rota' -compuesta por una docena de obras- permanecer¨¢ abierta hasta el 30 de mayo en la galer¨ªa Blanca Berl¨ªn (Calle del Lim¨®n 28, Madrid). Las casi 70 im¨¢genes de "Etiop¨ªa" pueden visitarse en el teatro Fern¨¢n-G¨®mez (Plaza de Col¨®n 4, Madrid) hasta el 17 de este mes.
Defensor de la convivencia anal¨®gica-digital
Juan Manuel Castro Prieto recuerda como "dif¨ªcil" aquel momento en el que apareci¨® la tecnolog¨ªa digital. "Era un mundo nuevo, diferente. Al principio la pas¨¦ muy mal porque no acababa de entender c¨®mo funcionaba la historia. En un momento determinado llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que es exactamente el mismo lenguaje fotogr¨¢fico, aunque con distintas herramientas", comenta.
El fot¨®grafo y positivador asegura que, pese al fen¨®meno de la fotograf¨ªa digital, sigue lidiando a diario con carretes y pel¨ªculas. "Hay una coexistencia pac¨ªfica entre ambos formatos y espero que permanezca as¨ª durante mucho tiempo. Al comienzo, el debate fue planteado como una disyuntiva, un 'versus'. Pero, en los hechos, no es as¨ª. Realmente hay sitio para ambos".
La regla de tres de esa convivencia es el propio m¨¦todo de Castro Prieto, que consiste en disparar en anal¨®gico, escanear los negativos y, luego, aplicar la t¨¦cnica digital. El fot¨®grafo est¨¢ convencido de que la c¨¢mara digital no tiene a¨²n la misma calidad que la anal¨®gica: "la pel¨ªcula implica m¨¢s volumen y matices, y otro tipo de respuesta pl¨¢stica. Adem¨¢s, tiene mayor personalidad que el disparo digital, que produce fotograf¨ªas muy uniformes, que se parecen mucho entre s¨ª". Pero a¨²n con estas diferencias, Castro Prieto recomienda no cerrarse y mezclar ambas tecnolog¨ªas.
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