Un montaje de amarras
?Qu¨¦ brillante texto, el de Bernard Shaw! ?Qu¨¦ mezcla tan exquisita de tragedia, comedia y farsa; de solidez, diletantismo e ingenio; de Shakespeare, Ch¨¦jov y Wilde! ?Qu¨¦ personajes tan maravillosos! Empezando por el Capit¨¢n Shotover, un Lear delirante y delicioso del que se enamora, y c¨®mo la entendemos, la joven y rom¨¢ntica Ellie Dunn; o sus dos hijas, Hesione y Ariadne, a cual m¨¢s bella y fascinante, capaces de hacer que los hombres amen y lloren por igual; o Hector, el marido de Hesione y eterno seductor de bigote mosquetero; o Manzini Dunn, el idealista y humilde padre de Ellie; o Randall y Mangan, los llorones t¨ªteres que se suman a la ins¨®lita velada que precede al estallido de la I Guerra Mundial. La casa del t¨ªtulo, Heartbreak house (1919), es, como indica el propio autor en el prefacio de la obra, "la Europa de la cultura y del ocio antes de la guerra". Y la pieza, "una fantas¨ªa a la manera rusa sobre temas ingleses". Una casa caja de sorpresas, vamos.
Josep Maria Mestres nos sirve esta casa "absurda, agonizante y extra?amente feliz" en forma de barco, como marcan las acotaciones (impresionante el interior de la popa que reconstruye el escen¨®grafo Alfons Flores); a sus habitantes y visitantes, ricamente ataviados (espectaculares los trajes y vestidos de Mar¨ªa Araujo), y dota al conjunto de esa estupenda ambivalencia que envuelve el texto y que bascula entre lo grotesco y lo profundo. ?Qu¨¦ buen trabajo, el de todo el equipo! Sugerente la m¨²sica con la que da inicio cada acto, sutil la iluminaci¨®n con la que resplandecen los int¨¦rpretes y magn¨ªfico el papel de todos ellos. Pep Cruz, envejecido y con los pies a rastras mientras su alma tira de ¨¦l, da vida al Capit¨¢n Shotover y rienda suelta a la complejidad de tan singular personaje; Carme Elias y S¨ªlvia Bel, madre e hija respectivamente en el montaje de Mestres El ventall de Lady Windermere, aqu¨ª ya son hermanas, para eso sirven las apariencias aunque enga?en, la primera como la elegante, distendida y sobrada Hesione; la segunda como la no menos elegante y sobrada, incluso altiva Ariadne; Abel Folk es Hector con toda su desfachatez y encanto; Artur Trias es un convincente Manzini Dunn; Anna Ycobalzeta es su hija Ellie, dulce p¨¢jaro de juventud; Santi Ricart borda al endeble Randall, y Pep Anton Mu?oz est¨¢ francamente gracioso como el rid¨ªculo Mangan.
El montaje es largo, se sale a las tres horas y media, pero lo m¨¢s pesado son los entreactos, porque una vez que vuelve a subir el tel¨®n, el ritmo y qui¨¦n sabe si la fuerza centr¨ªfuga del torbellino que desata el barco en su interior, o el magnetismo de su casco, o qu¨¦, arrastra tambi¨¦n al espectador. En serio.
La casa dels cors trencats
De Bernard Shaw. Traducci¨®n: Joan Sellent. Direcci¨®n: Josep Maria Mestres. Int¨¦rpretes: Carme Fortuny, Anna Ycobalzeta, Pep Cruz, S¨ªlvia Bel, Carme Elias, Artur Trias, Abel Folk, Pep Anton Mu?oz, Santi Ricart, Carles Sales. Escenograf¨ªa: Alfons Flores. Vestuario: Maria Araujo. Iluminaci¨®n: Ignasi Camprodon. Sonido: Juan Manuel Galiano.
Teatre Nacional de Catalunya, Sala Gran. Barcelona, 13 de mayo.
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