Los presos argentinos se llevan el premio
El documental 'Ojos que no ven', sobre la represi¨®n carcelaria, galardonado en Buenos Aires
Un documental que denuncia la injusticia, la represi¨®n y la exclusi¨®n en la que viven los presos comunes de Argentina recibi¨® ayer el m¨¢ximo galard¨®n en la 11? edici¨®n del Festival de Cine de Derechos Humanos de Latinoam¨¦rica y el Caribe (DerHumALC), que finaliza ma?ana en Buenos Aires. Ojos que no ven, de Ana Cacopardo y Andr¨¦s Irigoyen, fue el ganador de la competici¨®n oficial de largometrajes por su sensibilidad y su compromiso social al abordar la situaci¨®n de las c¨¢rceles argentinas, que es denunciada a?o tras a?o por organizaciones como Amnist¨ªa Internacional.
"El cine social y de derechos humanos es el reflejo cultural de los procesos pol¨ªticos y de las cuestiones fundamentales que afectan a la sociedad. ?ste es el valor de este cine", destaca el director de DerHumALC, Julio Santucho. En el festival participaron 120 cortos, mediometrajes y largometrajes, documentales y de ficci¨®n, provenientes no s¨®lo de Latinoam¨¦rica y el Caribe, sino tambi¨¦n de EE UU, Canad¨¢, Europa, Asia y ?frica. Hoy se proyectar¨¢ en el complejo Tita Merello la espa?ola La buena nueva, de Helena Taberna, participante de la competici¨®n oficial de largometrajes, y despu¨¦s Ojos que no ven.
Adem¨¢s del primer premio, el jurado del festival tambi¨¦n entreg¨® dos menciones honor¨ªficas. Una fue para El c¨ªrculo, de Jos¨¦ Pedro Charl¨® y Aldo Gray, una coproducci¨®n de Uruguay, Chile y Alemania que "a trav¨¦s de los ojos del protagonista reflexiona sobre las consecuencias del aislamiento y la incomunicaci¨®n de los presos pol¨ªticos, as¨ª como la fuerza del hombre para superar esta violaci¨®n a sus derechos humanos", seg¨²n destacaron los jueces. La otro menci¨®n recay¨® en M¨¢sik Bolyg¨®, de Ferenc Moldov¨¢nyi, un filme h¨²ngaro-finland¨¦s que fue galardonado "porque a trav¨¦s de un excelente manejo del lenguaje cinematogr¨¢fico denuncia por medio de siete historias diferentes la explotaci¨®n que vive la infancia en el planeta en este siglo XXI".
En la competici¨®n oficial de cortos y mediometrajes, la ganadora fue la francesa Mirages, de Olivier Dury, "por su contribuci¨®n a poner de manifiesto la cruda realidad que viven los excluidos del sistema" en los llamados pa¨ªses "emergentes". Adem¨¢s, la Asociaci¨®n Cat¨®lica para la Comunicaci¨®n Signis entreg¨® su premio a la estadounidense Sita sings the blues, de Nina Paley, "por promover la reflexi¨®n sobre el valor del rol de la mujer en distintos momentos hist¨®ricos y sociales".
El festival, que este a?o cuenta con las subsedes de Mor¨®n (en los suburbios de Buenos Aires), Santiago del Estero y Tucum¨¢n, dispone de las secciones de Medio Ambiente, Infancia y Juventud, Memoria y Dictadura, Migraci¨®n, Miradas de G¨¦nero, Pueblos Originarios y Bolivia, entre otras. En esta edici¨®n se agreg¨® una sobre C¨¢rceles, que consisti¨® en la proyecci¨®n de filmes en una c¨¢rcel de mujeres de Ezeiza (en las afueras de Buenos Aires) y la participaci¨®n de detenidas en el jurado para esta secci¨®n, y otra sobre Salud Mental, que implic¨® la exhibici¨®n en un hospital psiqui¨¢trico porte?o y la designaci¨®n de pacientes en el jurado respectivo.
El cine de derechos humanos pelea por un espacio en el estrecho canal de distribuci¨®n independiente. Canales estatales como Telesur (Venezuela), Encuentro y Siete (Argentina), Cinco (Uruguay) y TV UNAM (M¨¦xico) o internacionales como Al-Jazeera han dando sus apoyos. En Latinoam¨¦rica, las pel¨ªculas sociales siguen abordando las historias de las dictaduras, pero ahora est¨¢n rescatando los testimonios de los protagonistas de aquella ¨¦poca, seg¨²n observa Santucho. "Desde la crisis de Argentina de 2001, hay m¨¢s producciones sobre desempleo, pobreza, neoliberalismo, pol¨ªticas de ajuste. Los cambios pol¨ªticos en Bolivia se han convertido en centro de atenci¨®n para latinoamericanos y europeos. Tambi¨¦n atraen los cambios en Ecuador, Centroam¨¦rica y Venezuela, aunque a este pa¨ªs se lo ve m¨¢s contradictorio", repasa Santucho.
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