Los dioses aztecas no requer¨ªan tanta sangre
El arque¨®logo mexicano Eduardo Matos Moctezuma lima t¨®picos sobre los sacrificios humanos
Eduardo Matos Moctezuma (Ciudad de M¨¦xico, 1940), que ha viajado a Barcelona para participar en la jornada Arte y mito organizada por la Universidad Pompeu Fabra y el Museo Barbier-Mueller, es uno de los nombres de referencia en la arqueolog¨ªa mesoamericana. Director del Proyecto Templo Mayor de excavaciones en la capital mexicana, est¨¢ considerado una de las personas que m¨¢s saben de los aztecas en todo el mundo. Pese a su aspecto afable, el cient¨ªfico tiene un car¨¢cter de obsidiana, digno de su apellido (Moctezuma, "el que se hace temer", en n¨¢huatl), un apellido majestuoso ?el del antepen¨²ltimo caudillo azteca? que, subraya, "no ha predestinado mi inter¨¦s".
El arque¨®logo desmonta leyendas y t¨®picos sobre esa civilizaci¨®n. ?Hay que ver c¨®mo pone verde al antrop¨®logo Marvin Harris por su tesis sobre el canibalismo! Suerte que uno lleva consigo al entrevistarlo La flor letal, de Christian Duverger, sobre la econom¨ªa del sacrificio azteca, y eso le apacigua un poco. Matos Moctezuma explica c¨®mo empezaron las investigaciones sobre el Templo Mayor y el ¨¢rea ceremonial de Tenochtitlan, la capital azteca. "El Proyecto del Templo Mayor comenz¨® hace ya 32 a?os", explica. "El 21 de febrero de 1978, obreros de la Compa?¨ªa de Luz y Fuerza localizaron parte de una escultura, una pieza monumental, en forma de escudo, que representaba a una deidad lunar, Coyolxauqhi, hermana de Huitzilopochtli, el dios de la guerra, y muerta por ¨¦ste, decapitada y descuartizada. Al excavar se encontr¨® el edificio del Templo Mayor, desmantelado en el siglo XVI. Durante a?os nos hemos dedicado a estudiar el edificio y sus aleda?os, toda esa ¨¢rea de gran sacralidad de Tenochtitlan que conten¨ªa hasta 78 edificios de culto; a excavar y a interpretar el material recuperado, las ofrendas -m¨¢scaras de piedra, vasijas, figuritas, restos animales (felinos, peces, aves, caimanes)-, los millares de objetos. Continuamos excavando, de manera m¨¢s espor¨¢dica. Lo ¨²ltimo que hemos encontrado es el templo del dios del viento, Ehecatl, que ha aparecido detr¨¢s de la catedral. No lo podremos excavar completamente porque est¨¢ rodeado de casas".
Parece que por razones geol¨®gicas, la ciudad colonial se est¨¢ hundiendo y de alguna manera la roe por abajo la precolombina, a la que se superpuso. "En 1991 hubo que hacer obras de salvamento de la catedral, que se hund¨ªa por la extracci¨®n de agua para la ciudad, que debilit¨® el terreno. Al hundirse, se asent¨® sobre los templos prehisp¨¢nicos que estaban debajo y que hicieron de cu?as que resquebrajaban el templo cristiano. S¨ª, es como la venganza de los dioses". Matos Moctezuma considera la arqueolog¨ªa como "viajar en una m¨¢quina del tiempo" o descender al mundo de los muertos y devolverlos a la vida. "Cada d¨ªa han salido de la tierra los dioses antiguos", apunta.
"Hemos visto que el del Templo Mayor era un ¨¢rea enorme que representaba ya en su arquitectura el cosmos y el verdadero centro desde el que se desplegaba el urbanismo de Tenochtitlan, una ciudad de cerca de 200.000 habitantes", prosigue el estudioso. "Se usaba para grandes ceremonias religiosas. De hecho luego los frailes tendr¨¢n problemas para arrastrar a los indios al interior de las iglesias, acostumbrados como estaban a los espacios abiertos, a la gran plaza".
Matos Moctezuma est¨¢ completamente en desacuerdo con la idea de que el mundo azteca resulte m¨¢s dif¨ªcil de entender que el de cualquier otra civilizaci¨®n. "Para comprender una cultura lo primero es conocerla. Decir, por ejemplo, que el arte azteca es violento o exuberante es absurdo y superficial. Hay que leer a los especialistas, a los autores serios. No creo que haya nada objetivo en decir que el arte azteca o el mesoamericano en general sea m¨¢s dif¨ªcil de entender o m¨¢s ex¨®tico que cualquier otro. Es un arte que viene del mito y va al mito, esa es su clave. Si no conoces la mitolog¨ªa no puedes pretender entenderlo, pero eso se puede aplicar tambi¨¦n al arte griego o al etrusco". ?Pero no cree Moctezuma que en occidente se siguen entendiendo mal esas culturas? Quiz¨¢ las cosas no han cambiado mucho desde que, como cuenta el propio arque¨®logo, Cuauht¨¦moc, al rendirse, se?al¨® el pu?al en el cinto de Hern¨¢n Cort¨¦s para que lo sacrificara a los dioses como correspond¨ª a un guerrero y este entendi¨® que se trataba de una simple ejecuci¨®n y le perdon¨® la vida, para desconcierto y decepci¨®n del bravo ¨²ltimo caudillo azteca. "Es posible. En mi opini¨®n hay mucho prejuicio detr¨¢s. Se parte de los par¨¢metros culturales europeos y se considera lo que no cuadra, lo dem¨¢s, como arte primitivo".
Los sacrificios humanos provocaron repulsi¨®n a los conquistadores y siguen perturbando a los observadores de la cultura azteca. Esa imaginer¨ªa de corazones palpitantes arrancados y cuerpos ensangrentados lanzados por las escaleras de los templos... "?Y no provoca acaso la misma o m¨¢s repulsi¨®n la Inquisici¨®n con sus autos de fe?", se enoja el estudioso. "Pi¨¦nselo. Por no hablar de Hiroshima y Nagasaki. Al menos los aztecas no mataban al otro porque lo juzgaban diferente, sino con una finalidad ritual. El sacrificio humano era un rito propiciatorio para que la vida no se detuviera, para que el sol siguiera su curso. En los pueblos agrarios el sacrificio humano tiene una presencia muy fuerte, con fines de renovaci¨®n de la vida. En todo caso, se cree que se ha exagerado mucho el fen¨®meno en el mundo azteca. Los datos arqueol¨®gicos desmienten que los sacrificios fueran tan masivos. Hab¨ªa una fiesta especial al dios de la guerra en la que se sacrificaban prisioneros y con esa intencionalidad c¨®smica de que no se parara el sol. Y luego hab¨ªa otras ocasiones m¨¢s espor¨¢dicas en las que se sacrificaba a un solo individuo caracterizado como el dios al que se veneraba".
?Y qu¨¦ hay del canibalismo? El antrop¨®logo estadounidense Marvin Harris teoriz¨® que los sacrificios eran en realidad una excusa para disponer de alimento en una zona en la que las prote¨ªnas animales eran escasas. "?Basta de leyendas negras y tonter¨ªas!", estalla Moctezuma. "?No me hable de Harris! Lean cosas serias, por favor. Hay estudios cient¨ªficos que demuestran que hab¨ªa recursos animales y vegetales m¨¢s que suficientes. El consumo de carne humana no era en absoluto un acto generalizado. Tan s¨®lo en alg¨²n ritual espec¨ªfico, con un sacrificado que representaba al dios, se tomaba como una forma de comuni¨®n".
El investigador prefiere que retengamos otros aspectos menos morbosos de la vida azteca. "Estamos descubriendo que eran una sociedad realmente compleja, con una gran divisi¨®n del trabajo y grandes especialistas, con gente que se dedicaba a tiempo completo a ramas concretas de la producci¨®n, a tallar la obsidiana, a fabricar cer¨¢mica. La tecnolog¨ªa que descubrimos detr¨¢s es impresionante. El conocimiento del tipo de barro, de los pigmentos, del dise?o de motivos, o en los textiles la forma de sembrar el algod¨®n, seleccionarlo, te?irlo. Tambi¨¦n es extraordinario el conocimiento m¨¦dico y de la naturaleza".
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