Goran Paskaljevic y su cine de la emigraci¨®n
El director serbio estrena Honeymoons, con la que gan¨® por tercera vez la Seminci de Valladolid
Durante tres d¨¦cadas, Goran Paskaljevic (Belgrado, 1947) ha sido "el otro director yugoslavo", primero, y tras la desaparici¨®n de ese pa¨ªs, "el otro director serbio". La fama de Emir Kusturica ha escondido la labor de un cineasta, que entre otros honores, ha visto toda su obra proyectada en una retrospectiva en el MoMA de Nueva York. Los filmes de Paskaljevic se han ido estrenando poco a poco en Espa?a desde Tiempo de milagros, en 1990. As¨ª han ido llegando Tango argentino, La otra Am¨¦rica, El polvor¨ªn, Sue?o de una noche de invierno, Los optimistas y Honeymoons. Y con ellas hasta tres Espigas de Oro de la Seminci de Valladolid. Si en ese festival Espa?a s¨®lo ha ganado una vez su m¨¢ximo galard¨®n, Paskaljevic, ¨¦l s¨®lo, lleva tres. La ¨²ltima con Honeymoons, que se estrena hoy.
En la carrera de Paskaljevic ha existido, habitualmente, un hueco para reflexionar sobre la inmigraci¨®n (¨¦l mismo lo es, con su doble pasaporte francoserbio), y Honeymoons pertenece a esa categor¨ªa: dos j¨®venes parejas, una serbia, la otra albanesa corren desventuras paralelas cuando deciden emigrar a Occidente -los primeros hacia Austria, v¨ªa Hungr¨ªa; los segundos a Italia-. Serbia y Albania son pa¨ªses lim¨ªtrofes, que comparten rasgos comunes (como su amor al raki, un brandy), pero que se desprecian. "Y para los occidentales son los mismo. Curioso, ?verdad? Europa empieza a desconfiar de los emigrantes. Es un gran problema, aunque no se puede cerrar por la fuerza, cerrando las puertas. Hoy Europa es un s¨ªmbolo, como hace d¨¦cadas lo fue Estados Unidos. Pa¨ªses como Italia o Espa?a han sido antes exportadores de gente y ahora se niegan a recibir a gente. La soluci¨®n depende de la mejor repartici¨®n de bienes, porque nadie quiere dejar su pa¨ªs". En Honeymoons, el cineasta apunta amargamente una de las razones de estos cambios: "En cuanto tienes un poco de dinero, te vuelves ego¨ªsta. Serbia, Rusia y otro pu?ado de pa¨ªses en desarrollo del continente empiezan a sufrir una diferencia monstruosa entre sus clases sociales. Sus pol¨ªticos usan la carta nacionalista, y mientras, a nuestras espaldas, se han convertido en nuevos ricos. Y las clases medias sufren esta especie de esclavitud".
Paskaljevi insiste: el gran tema actual es la emigraci¨®n. "Marca nuestras vidas. Mis filmes son cada vez m¨¢s pol¨ªticos, porque la pol¨ªtica entra cada vez m¨¢s en nuestras vidas. Me parece que adem¨¢s, en el este vivimos m¨¢s intensamente la pol¨ªtica que en occidente. Y est¨¢ el salto generacional. Tengo dos hijos, s¨¦ de lo que hablo. Los j¨®venes no est¨¢n tan interesados ni en pol¨ªtica ni en problemas sociales. Me da miedo que se cree toda una generaci¨®n de ap¨¢ticos, al menos en Serbia. Yo creo mucho en Europa, y pienso que si Serbia y Albania aceptan los valores europeos les ir¨¢ mucho mejor". El cineasta apuesta porque su pa¨ªs, en otro tiempo un centro cultural, le ir¨¢ mejor en este cambio. "Es curioso. Los pol¨ªticos serbios y albaneses discuten; pero las mafias serbias y albanesas, incluidos los kosovares, colaboran perfectamente. Por suerte, en Serbia ha empezado a luchar contra la delincuencia. Aunque... bueno si juntas a dos serbios, tienes tres opiniones". ?l, en cambio, es directo. "Como artista me siento obligado a hablar del mal en mi propio pueblo, como cuando habl¨¦ de las matanzas en la guerra en Sue?o de una noche de invierno. No puedo permitir que todo caiga en el olvido. Debemos mantener una conciencia de lo vivido".
Acaba la charla. Paskaljevic despide al periodista y entre risas, le espeta: "Hemos hablado durante media hora de emigraci¨®n, de Europa, del futuro... Ha sido una charla pol¨ªtica y muy poco de la pel¨ªcula. ?De qu¨¦ sirve que yo construya en el cine peque?as historias con gente del d¨ªa a d¨ªa? Nos puede la pol¨ªtica, ?verdad?".
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