El Cort¨¢zar m¨¢s privado
Cartas a los Jonqui¨¨res (Alfaguara) re¨²ne la correspondencia entre el autor de Rayuela y sus amigos de toda la vida. Babelia avanza en primicia algunas de ellas
Un hombre eminentemente privado con un mundo interior preservado como una obra de arte. As¨ª era la imagen que se ten¨ªa de Julio Cort¨¢zar (1914-1984) hasta que apareci¨® la colecci¨®n de cartas que el autor de La vuelta al d¨ªa en ochenta mundos hab¨ªa enviado a uno de sus amigos de toda la vida, el pintor y poeta Eduardo Jonqui¨¨res, con mensajes especiales para su mujer, Mar¨ªa, y a su hija, Maricl¨®. Cort¨¢zar y Jonqui¨¨res se conocieron en Argentina a mediados de los a?os treinta, cuando el novelista hac¨ªa pr¨¢cticas antes de graduarse como maestro de escuela. Aquella amistad durar¨ªa toda la vida. Casi lo mismo que la correspondencia que Alfaguara publica estos d¨ªas en un volumen de cerca de 600 p¨¢ginas titulado Cartas a los Jonqui¨¨res y que Babelia y ELPAIS.com avanzan hoy en primicia.
En una edici¨®n cuidada por Aurora Bern¨¢rdez, traductora y viuda de Cort¨¢zar, y el profesor Carles ?lvarez Garriga, Cartas a los Jonqui¨¨res re¨²ne 126 cartas (117 de ellas in¨¦ditas), 13 tarjetas postales y hasta un recorte publicitario. El libro reproduce, adem¨¢s, las dedicatorias manuscritas a sus amigos de las obras maestras del escritor argentino: de Historias de cronopios y de famas a Rayuela.
"Adem¨¢s de que estas cartas ofrecen una imagen nueva de Cort¨¢zar", dice ?lvarez Garriga, "las correspondientes a los a?os de su instalaci¨®n definitiva en Europa (1951-1955) nos informan con esmero y puntualidad casi semanal sobre un per¨ªodo del que apenas sab¨ªamos nada. Estas cartas valen por el diario que no tenemos; accedemos con ellas a parte de su construcci¨®n intelectual porque, a la gran cultura literaria que ya ten¨ªa, aqu¨ª est¨¢ sumando el aprendizaje de la mirada".
En efecto, adem¨¢s, de asistir a la intimidad de un hombre al que todos cre¨ªan reservado y aqu¨ª se muestra como un "hermano mayor" que no se calla nada, asistimos tambi¨¦n al nacimiento de toda una obra y a una impagable colecci¨®n de impresiones sobre una Europa -Italia, Suiza, Espa?a, Francia por supuesto- que entre 1950 y 1983 -las fechas de unas cartas que se cierran un a?o antes de la muerte de Cort¨¢zar- vivi¨® el medio siglo m¨¢s cambiante de su historia.
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