Premio al vital pesimismo de la Zaranda
Los geniales creadores reciben el Nacional de Teatro por su l¨²cido y bello teatro "que entronca con la tradici¨®n ib¨¦rica del esperpento"
"Tenemos 33 a?os y era el momento de que nos crucificasen". Con tal exabrupto, que encierra m¨¢s ternura que otra cosa, contestaban los de la Zaranda a los que le preguntaban sobre c¨®mo hab¨ªan recibido la noticia de que se les acababa de conceder el Premio Nacional de Teatro. Puro lenguaje zarandiano que utiliza esta compa?¨ªa teatral considerada de culto, que tiene fieles y ac¨¦rrimos seguidores, conocida y reconocida en medio mundo y que apenas se la programa en Espa?a. Bolos sueltos, participaci¨®n en alg¨²n festival que otro, como el de Oto?o de Madrid, el FIT de C¨¢diz, o este a?o Temporada Alta, donde han estrenado Nadie lo puede creer, su ¨²ltimo espect¨¢culo, y acogidos de manera habitual en prestigiados templos de la escena como el Teatro Espa?ol o el Teatro de la Abad¨ªa, ambos de Madrid, y poco m¨¢s.
Francisco S¨¢nchez, director del grupo al que todo el mundo conoce por Paco de la Zaranda, apenas pod¨ªa hablar nada m¨¢s conocer la noticia: "Si yo iba tan tranquilo por la calle a tomarme un vermuth en mi barrio", dice refiri¨¦ndose a la madrile?a zona de Chamber¨ª, aunque todos ellos vienen de Jerez, de ah¨ª que el grupo tambi¨¦n se llame Teatro Inestable de Andaluc¨ªa la Baja. Adem¨¢s est¨¢n, desde siempre y sin cambios (tan s¨®lo a veces han contratado alg¨²n actor m¨¢s) Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y el autor de cabecera de todos sus espect¨¢culos, Eusebio Calonge, un trasunto contempor¨¢neo de Valle-Incl¨¢n al que admira profundamente y con el que guarda un asombroso parecido f¨ªsico..., y mental.
Muy en su estilo se han negado a hacer declaraciones. De hecho en ninguno de sus espect¨¢culos salen a saludar, mientras los espectadores se desga?itan grit¨¢ndoles bravos y poni¨¦ndose al rojo las manos con los aplausos. Tan s¨®lo han lanzado un comunicado que dice as¨ª: "Antes que nada compartir este premio, con todos los que han sido compa?eros en el camino y son ya parte de Zaranda, los que llevamos por dentro. Tantos amigos que confiaron, apoyaron y fueron un estimulo en este largo peregrinaje. Muchos que ya no est¨¢n aqu¨ª, para compartir con nosotros y a quien tanto debemos. Un premio a la trayectoria, no es un fin sino un impulso, el de unos creadores que lejos del ruido han defendido una manera de hacer teatro, que no ha sido el que la ¨¦poca con sus ajetreos comerciales y cacharrer¨ªas de novedades han entendido como espect¨¢culo. Agradecemos a quienes nos han considerados dignos de ¨¦l y lo recibimos con humildad, seguiremos trabajando para que el teatro sea un pasi¨®n ¨²til. Nos vemos en el escenario". Y firmado La Zaranda.
Quien le ha concedido el galard¨®n ha sido un jurado, presidido por el director general del Instituto Nacional de las Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica (INAEM), F¨¦lix Palomero, con la vicepresidencia de la subdirectora general de Teatro, Cristina Santolaria, que ha estado integrado por Lola L¨®pez, David Ottone, Roberto Pascual, Llu¨ªs Pasqual, Gloria Mu?oz y Vicky Pe?a, actriz galardonada en la pasada edici¨®n.
El jurado le ha concedido esta distinci¨®n por "su capacidad de conjugar una decidida y comprometida puesta en escena y un texto global que entronca con la tradici¨®n ib¨¦rica del esperpento, a trav¨¦s de un lenguaje contempor¨¢neo de gran carga po¨¦tica, puesto de manifiesto en 2009 en el espect¨¢culo Futuros difuntos". El premio est¨¢ dotado con 30.000 euros.
Su propuesta teatral es diferente a lo que acostumbramos a ver en los escenarios, enraizada en la tradici¨®n de la cultura espa?ola, de Zurbar¨¢n a Valle-Incl¨¢n, arraigada a la identidad popular. Entre sus espect¨¢culos destacan Los tinglados de Mari Casta?a, con el que empiezan a ser conocidos en 1983, Mariameneo, Mariameneo, con el que empiezan a darse a conocer internacionalmente, Vinagre de Jerez (1989), con el que empiezan a cosechar premios, Perdonen la tristeza (1992) que se representa en una veintena de pa¨ªses, Obra p¨®stuma (1995) que sorprende en Nueva York. Ha continuado su andadura hasta Futuros difuntos por la que ha recibido este Premio Nacional de Teatro, con Obra P¨®stuma, Cuando la Vida Eterna se Acabe, Ni Sombra de lo que Fuimos, Homenaje a los Malditos, Los Que R¨ªen los ?ltimos y la reci¨¦n estrenada Nadie lo quiere creer. La patria de los espectros.
En casi todos sus montajes juegan con el idioma, con una po¨¦tica minimalista y personal y un cerrado acento andaluz, ti?en la escena con la presencia de fiestas y tradiciones, jugando con la ligereza de un tono menor, que provoca la sonrisa, rara vez la carcajada, aunque tambi¨¦n.
A pesar de ser grandes ritualistas de los que cr¨ªticos, como Marcos Ordo?ez, han escrito La Zaranda encuentra a Dios en el escenario, no han gozado nunca de popularidad, en gran parte debido a su pol¨ªtica esc¨¦nica, que no cede ante nada, ni nadie, ni ante modas, gustos o parafernalias varias. Ellos son lo que son, genios, pura esencia teatral sin artificios ni enga?os. Quiz¨¢ anticomerciales, porque sus principios son f¨¦rreos, no buscan el ¨¦xito f¨¢cil, y no dudan en dar pu?etazos en las entra?as del mondongo del espectador, que dir¨ªa Valle-Incl¨¢n, con tal de hurgar en las profundidades de los sentimientos m¨¢s profundos de la condici¨®n humana. Son hombres (raramente mujeres y siempre ajenas a la compa?¨ªa) de una ¨¦tica incorruptible y con unos principios inamovibles desde hace 33 a?os. Tiempo en el que han recorrido numerosos teatros de todo el mundo. Y bares. Muchos bares.
Entre las muchas cosas que se han dicho de ellos. "La Zaranda presta su voz a los m¨¢s vulnerables. Sinceros, sensibles, generosos... Llenos de memoria y de un sentido innato de la escena. Su teatro es intenso y lleno de im¨¢genes, siempre conmovedor". "Una pura delicia visual. Desprovista de fanfarronada alguna, bruta y sutil...". "Una de las m¨¢s bellas y angustiosas representaciones que hoy se pueden ver en la Espa?a ag¨®nica que estamos sufriendo". "El teatro sigue vivo, entre otras cosas, por empe?os ¨¦ticos y creativos como los de La Zaranda". "Quien ha visto alguna vez a este viejo Teatro Inestable de Andaluc¨ªa la Baja, ya no la podr¨¢ olvidar m¨¢s. Y es qu¨¦, ante La Zaranda uno no sabe si re¨ªr o llorar, disfrutar o sufrir, so?ar o desesperar". "La Zaranda hace ya tiempo que entr¨® en la categor¨ªa de cl¨¢sico en su sentido de referente universal". "Un teatro de inspiraci¨®n m¨ªstica, que roza lo sagrado y que aspira a ser alimento del ser humano y no una mera representaci¨®n o ilustraci¨®n de la vida". "Deslumbrantes, de una poes¨ªa y una humanidad conmovedoras".
La Zaranda tiene en su trayectoria varias constantes teatrales: el compromiso existencial y la fidelidad a sus ra¨ªces tradicionales; como recursos dram¨¢ticos: el uso simb¨®lico de los objetos, el expresionismo visual, la depuraci¨®n de textos y la creaci¨®n de personajes l¨ªmites; y como m¨¦todo de trabajo, un riguroso proceso de creaci¨®n en comunidad.
"La Zaranda, como cernidor que preserva lo esencial y desecha lo inservible, desarrolla una po¨¦tica teatral que lejos de f¨®rmulas estereotipadas y ef¨ªmeras, se ha consolidado en un lenguaje propio, que siempre intenta evocar a la memoria e invitar a la reflexi¨®n", dec¨ªan hace muy poco de ellos mismos.
Son capaces de afianzar un estilo en permanente transici¨®n, ya que lo ¨²nico que les importa es la acci¨®n de crear y no fabricar conservas art¨ªsticas que se abran en cada representaci¨®n. "?Hay que mantener la tensi¨®n, jug¨¢rsela en cada situaci¨®n, desarrollar cada realidad esc¨¦nica en su devenir vivo... el teatro que so?ara Valle con el temblor de la fiesta de los toros!", dijo Calonge cuando estren¨® Futuros difuntos "largo y hondo ha sido el camino transcurrido desde donde partimos con estas premisas, y las ilusiones intactas, lejos de las estrategias mercantiles del espect¨¢culo, de los costumbrismos de la ¨¦poca, seguimos buscando sobre el escenario los v¨ªnculos entre nuestra memoria y nuestra imaginaci¨®n, persiguiendo la realidad que no sucede, la verdad que adormece en el coraz¨®n de los hombres, como declaramos en nuestros principios y fieles a ellos, ya que nuestros trabajos surgen de la ansiedad de expresar lo que somos de acuerdo con la confidencia po¨¦tica de nuestros sentimientos".
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