Medio siglo sin Dashiell Hammett, el inventor de la novela negra
El creador del detective Sam Spade renov¨® el g¨¦nero y ampli¨® su alcance como testimonio de las alcantarillas de la sociedad
Una gabardina, tabaco, alcohol, desencanto y un inquebrantable c¨®digo moral, que no necesariamente coincide con el de la sociedad, son los atributos con los que Dashiell Hammett, de cuya muerte se cumplen 50 a?os, visti¨® al detective Sam Spade en El halc¨®n malt¨¦s e invent¨® de paso la novela negra. El 10 de enero de 1961, Hammett mor¨ªa en su Estados Unidos natal.
En su haber ten¨ªa dos guerras, un valiente compromiso con la izquierda pol¨ªtica a pesar de su paso por la m¨ªtica agencia de detectives Pinkerton -germen del FBI- y una mala salud de hierro macerada en alcohol pero, sobre todo, cinco novelas y dos libros de relatos con los que sent¨® las bases de un nuevo g¨¦nero. Antes de Hammet, exist¨ªa la novela polic¨ªaca, aquella que cultivaron Edgar Allan Poe o Agatha Christie, de detectives desde?osos con ayudante algo bobalic¨®n que desprecian a la polic¨ªa y cuya mente prodigiosa se revela capaz de desentra?ar los m¨¢s retorcidos cr¨ªmenes.
"En cambio, el detective de negra suele ser un tipo solitario, desenga?ado, y ese modelo lo invent¨® Hammett con Sam Spade. Le meti¨® m¨²sculo a la novela policiaca y la convirti¨® en un testimonio social", afirma a Efe el escritor David Torres, merecedor en 2008 del premio Dashiell Hammett que otorga la Asociaci¨®n Internacional de Escritores de Novela Polic¨ªaca. Para Torres, Spade es el detective por excelencia, y el resto, "variacones m¨¢s o menos afortunadas" de este personaje "m¨¢s fil¨®sofo que polic¨ªa", que se mueve en las tinieblas, que ha de decidir constantemente entre el bien y el mal hasta el punto de entregar a la justicia a la mujer que ama.
Un c¨®digo moral de caballero andante, quiz¨¢ espejo del propio Hammett, a quien su negativa de delatar a supuestos militantes comunistas le vali¨® unos meses de c¨¢rcel en 1951. "Un hombre debe mantener su palabra", dijo la noche antes de ocupar su celda, seg¨²n relata Diane Johnson en su biograf¨ªa del autor.
Spade llega al cine con la cara de Bogart
La aparici¨®n de semejante personalidad no escap¨® al s¨¦ptimo arte, y en 1941 Humphrey Bogart se enfund¨® la gabardina de Spade en "El Halc¨®n Malt¨¦s" bajo las ¨®rdenes de John Houston. Si Hammett fue el padre de la novela negra, con esta pel¨ªcula Houston fue, sin duda, el del cine negro. Hammett invent¨® tambi¨¦n un nuevo lenguaje: di¨¢logos que son todo aristas, cortantes y secos -"echan chispas", dice Torres- mientras su protagonista patea las calles a trompicones, de charco en charco, para encontrar a un criminal a la vez que descubre "que en realidad es la sociedad la que est¨¢ podrida".
Y es que fue el escritor quien, como recuerda Torres, inici¨® una "larga y compleja estirpe de escritores que usaron el g¨¦nero negro no tanto para resolver un misterio como para descubrir la podredumbre del entramado social y las miserias del alma humana". Porque Dashiell Hammet desconfiaba de su sociedad, como escribi¨® en su paneg¨ªrico la dramaturga Lillian Hellmann, con la que mantuvo una relaci¨®n extramatrimonial de varias d¨¦cadas: "No pensaba bien, tal como ya sab¨¦is, de la sociedad en que vivimos, pero incluso cuando ella lo castig¨® no se quej¨®, y no le ten¨ªa miedo al castigo".
"Nunca minti¨®, nunca fingi¨®, nunca se rebaj¨®"
"Cre¨ªa en el derecho del hombre a la dignidad y jam¨¢s, durante toda su vida, jug¨® a otro juego que al suyo propio: nunca minti¨®, nunca fingi¨®, nunca se rebaj¨®", ley¨® Hellmann en el funeral de Dash. Adem¨¢s, pese a que despreciaba profundamente la violencia, fue quien la introdujo expl¨ªcitamente en la literatura criminal, donde hasta entonces aparec¨ªa velada, sugerida.
Hammett dej¨® un legado que va mucho m¨¢s all¨¢ de El Halc¨®n Malt¨¦s: cre¨® al "agente de la Continental", protagonista de "Cosecha Roja" y de varios relatos, a la pareja formada por Nick y Nora Charles (El hombre delgado) y al detective Ned Beaumont de La llave de cristal. Desde 1934 a su muerte no volvi¨® a publicar nada memorable. O como dir¨ªa Josephine Hammett en la biograf¨ªa que escribi¨® sobre su padre, "no dej¨® de escribir, no hasta el final de su vida, lo que dej¨® de hacer fue acabar lo que escrib¨ªa".
Babelia
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