Algunos modelos pertenecen a nuestro imaginario porque forman parte de nuestros recuerdos cinematogr¨¢ficos, o los asociamos con el glamour de las estrellas de la era dorada de Hollywood. No es dif¨ªcil comparar la sensualidad de Marilyn Monroe con las curvas de un Mustang rojo descapotable.ALBERTO FERRERASAlgunos, como Guillermo Ortega, se han pasado los mejores a?os de su vida dedicados a la reconstrucci¨®n de coches hist¨®ricos. "Si dependes de un mec¨¢nico te puede salir por un past¨®n, pero si te dedicas t¨² a hacerlo pieza a pieza, no te sale tan caro, porque las piezas ya no se fabrican y todas tienes que comprarlas de segunda mano", explica antes sus coches en la exposici¨®n.ALBERTO FERRERASClassicauto da la oportunidad al visitante de ver por dentro los coches hist¨®ricos. De algunos, de hecho, solo se ve el esqueleto, como en el que se aprecia en la foto. No es solo un sal¨®n de muestras, sino que en cada uno de los puestos se pueden aprender nociones b¨¢sicas de mec¨¢nica y valorar la complejidad de reconstruir un modelo hist¨®rico siendo fiel a su contrucci¨®n original.ALBERTO FERRERASNo son solo coches de muestra o para poder fardar ante los amigos en casa. Muchos de los due?os de estos veh¨ªculos hist¨®ricos los usan para desplazarse. Lo que aseguran es que hay que ser muy consciente de que no es un coche como los de ahora y que hay que realizar algunos reajustes. Algunos propietarios han tenido que incluir en los modelos antiguos cinturones de seguridad que no ten¨ªan, y no pueden forzar el coche, porque saben que no son coches para correr.ALBERTO FERRERASEn Classicauto hay m¨¢s que coches y motos. Hay algunos ejemplares realmente interesantes, como una camioneta de Ja¨¦n que transportaba nueve pasajeros para realizar excursiones y con cortinas y alfombras, una camioneta de reparto de una panaderia antigua o un coche de bomberos cl¨¢sico con una campana de lat¨®n en lo alto y extintores cobrizos de los a?os 40.ALBERTO FERRERAS