Los marfiles que Agatha Christie salv¨® con crema para el cutis
El Museo Brit¨¢nico expone las piezas asirias descubiertas por el marido de la novelista
?Es aconsejable utilizar una crema cosm¨¦tica para limpiar un tesoro arqueol¨®gico de piezas de marfil? Seguramente, no. Pero Agatha Christie lo hizo. Y eso le a?ade a¨²n m¨¢s realce y atractivo a la exposici¨®n que el Museo Brit¨¢nico abrir¨¢ la semana que viene para que el p¨²blico pueda admirar por primera vez en Europa el tesoro de los marfiles de la antigua ciudad asiria de Nimrud.
Los vestigios expuestos forman parte de un tesoro de casi 1.000 piezas catalogadas y otros 5.000 fragmentos sin catalogar que tienen cerca de 3.000 a?os de antig¨¹edad y constituyen la segunda adquisici¨®n m¨¢s cara del museo, que pag¨® por los marfiles 1,2 millones de libras (casi 1,4 millones de euros) despu¨¦s de que una cuestaci¨®n popular recaudara 870 millones de euros para ayudar a la compra.
Los descubridores y propietarios de las piezas, la Escuela Brit¨¢nica de Arqueolog¨ªa, que se convirti¨® con el tiempo en Instituto Brit¨¢nico de Estudios de Irak, han vendido un tercio de los marfiles al Museo Brit¨¢nico, han donado otro tercio y proyectan retornar el otro tercio a Irak, donde algunos de los objetos ya fueron expuestos tiempo atr¨¢s.
Un singular matrimonio
La inmortal novelista brit¨¢nica estaba casada en segundas nupcias con el arque¨®logo sir Max Mallowan, el hombre que dirig¨ªa la expedici¨®n de la Escuela Brit¨¢nica de Arqueolog¨ªa que descubri¨® los marfiles y los fue rescatando de las entra?as de la tierra entre 1949 y 1963.
Agatha Christie pas¨® largas temporadas acompa?ando a su marido en esos trabajos, en un lugar que ella describe con admiraci¨®n en su autobiograf¨ªa, publicada en 1977. "Oh, qu¨¦ paraje tan maravilloso", relata. "El Tigris estaba a apenas una milla a lo lejos y enormes cabezas asirias de piedra surg¨ªan del suelo", a?ade la autora, seg¨²n nos recuerda el diario The Independent.
M¨¢s adelante explica c¨®mo utiliz¨® su crema cosm¨¦tica para ayudar a su marido en las tareas de limpieza de algunas de las piezas, algo que probablemente no le ser¨ªa permitido hacer en nuestros d¨ªas. "Ten¨ªa mis herramientas favoritas", explica, y detalla: "un palillo de naranja, seguramente una fina aguja de tejer punto, un pote de cosm¨¦tico de crema de cara para desprender con mimo la suciedad incrustada en las grietas sin da?ar el delicado marfil".
El tesoro de marfil se hall¨® en Nimrud, una ciudad asentada en lo que ahora se llama Ninawa Governorate, al sur de Mosul, en el norte de Irak. Fue levantada por el rey asirio Shalmaneser I en el siglo XIII antes de Cristo y lleg¨® a ser capital del imperio asirio. Los marfiles estaban enterrados bajo las ruinas de un palacio probablemente destruido por los medeos y los babilonios en el a?o 612 antes de Cristo.
Quienes argumenten que los brit¨¢nicos no han hecho m¨¢s que expoliar a los actuales nativos al llevarse a Londres esas piezas han de saber que probablemente el tesoro era en s¨ª mismo el fruto de un expolio anterior porque se cree que se trata de piezas realizadas en ciudades sirias y fenicias entre los siglos XIX y VII antes de Cristo. El director del Museo Brit¨¢nico, Neil MacGregor, cree que las piezas "no s¨®lo son hermosas sino que no hay duda de que encierran tambi¨¦n una larga serie de historias". En esos peque?os marfiles que Agahta Christie limpiaba con sus cremas pueden tener muchas claves para entender las antiguas civilizaciones de Oriente Pr¨®ximo.
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