Brad Mehldau exhibe su magn¨ªfica madurez en Barcelona

Desde hace unos a?os Brad Mehldau est¨¢ instalado en la cima del jazz actual. Su preciosista toque pian¨ªstico, no siempre apreciado por los jazzistas m¨¢s recalcitrantes, ha llegado a los p¨²blicos m¨¢s diversos convirti¨¦ndole en un nombre popular m¨¢s all¨¢ de los c¨ªrculos jazz¨ªsticos. Cada una de sus visitas se convierte en un ¨¦xito. Incluso esta ¨²ltima en la que, a pesar de una cierta descontextualizaci¨®n (el Festival del Mil.lenni no es una programaci¨®n con demasiada presencia jazz¨ªstica) y de acudir en solitario, consigui¨® reunir el pasado mi¨¦rcoles una magn¨ªfica entrada en el Auditori de Barcelona. Y, lo que es m¨¢s importante, un p¨²blico entregado a pesar de la aridez del piano solo que sigui¨® cada interpretaci¨®n en total silencio y acab¨® premi¨¢ndolas con calurosas ovaciones.

Hata aqu¨ª podr¨ªa parecer que Mehldau hab¨ªa regresado de forma rutinaria a la ciudad en la que vivi¨® durante su primera ¨¦poca profesional. Pero no fue as¨ª, la nueva visita del pianista se sald¨® con un c¨²mulo de sorpresas agradables.

Sorpresas que podr¨ªan resumirse en una sola palabra: madurez. El concierto de Mehldau fue una muestra exuberante de esa evoluci¨®n musical. Ya no sobran notas a cada paso ni se derrochan excesos de lirismo, todo lo contrario: la m¨²sica se desenvuelve con sobriedad, contenci¨®n y una fuerza apabullantes. Mehldau va directo al grano y sus improvisaciones m¨¢s all¨¢ de la divagaci¨®n buscan la novedad que todav¨ªa puede encontrarse en temas ya conocidos. Y fue as¨ª tanto al tratar grandes est¨¢ndares como melod¨ªas populares.

Un concierto sobrio e intenso, de los que encumbrar¨ªan a cualquier m¨²sico a lo m¨¢s alto si, como es el caso de Brad Mehldau, no lo estuviera ya. Ahora ser¨¢ interesante esperar una nueva visita (que no deber¨ªa retardarse en exceso) pero esta vez en formato de tr¨ªo para comprobar como ese aparente paso de gigante se materializa en un contexto m¨¢s amplio.