"Hemos estado entregados a la est¨¦tica; hay que volver a lo interior"
Teodor Currentzis es uno de los nuevos valores elegidos por Mortier para dirigir todas sus temporadas en el Real
Presume de ser cien por cien griego. Pero Teodor Currentzis (Atenas, 1972) tiene buena parte de ADN ruso. En lo emocional puede que sus c¨¦lulas est¨¦n compuestas por n¨²cleo mediterr¨¢neo. En lo musical, no. Fue el ¨²ltimo alumno de Musin Ilja, en San Petersburgo, por cuyas manos tambi¨¦n han pasado Gergiev, Temirkanov o Seymon Bychkov, y all¨ª vive desde hace 17 a?os. Por sus venas, su cabeza y sus manos corren Prokofiev, Schostakovich y tambi¨¦n Chaikovski o Rachmaninov, cuya quinta sinfon¨ªa y segundo concierto de piano componen el programa del concierto que ma?ana domingo interpretar¨¢ en el Teatro Real.
Es su primera toma de contacto con una orquesta que dirigir¨¢ las pr¨®ximas cuatro temporadas. Gerard Mortier, director art¨ªstico del Real, y su principal valedor en Europa, le ha encargado Persephone e Iolanta, de Stravinski y Chaikovski, para la pr¨®xima temporada; dos Verdis -MacBeth y Don Carlo-; un Wagner sin determinar y la ¨®pera barroca Rappresentatione di anima e di corpo, de Emilio Cavalieri.
"En esta orquesta hay m¨²sicos de m¨¢ximo nivel que podr¨ªan estar en la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Otros no tanto"
"La orquesta y yo debemos ir conoci¨¦ndonos poco a poco", afirma, como en un tanteo de primera cita. Pero con planes de boda. Y sino, observen como corteja: "En esta orquesta hay m¨²sicos de m¨¢ximo nivel que podr¨ªan estar en la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Otros no tanto, pero es cuesti¨®n de establecer un m¨¦todo que funcione y en dos a?os competir¨¢n con las grandes". ?Y cu¨¢l es esa receta? "M¨¢s ensayos e intercambios constantes de directores expertos", afirma. En ese discurso no se mueve un ¨¢pice del plan Mortier. Que ha decidido poner la orquesta en manos de varias figuras de su confianza: "No son grandes estrellas de la direcci¨®n, pero son m¨²sicos serios a los que nos gusta exprimir al m¨¢ximo todas las posibilidades", comenta.
Currentzis no es un director que quiera pasar desapercibido. La altura es de jugador de baloncesto, el corte de pelo recuerda al de Liszt -"la primera gran estrella de rock en la m¨²sica", dice-, su atuendo cuando act¨²a recuerda al de un cl¨¦rigo rasputiniano, muy acorde con sus creencias: "Soy cristiano ortodoxo y a menudo practicante".
Plat¨®nico
Igual que se considera plat¨®nico antes que aristot¨¦lico y mucho m¨¢s emocional que cerebral a la hora de subirse al podio. Indiferente no deja. Y quiere predicar la esperanza en recuperar la esencia emocional de la m¨²sica desde los pa¨ªses latinos: "Es dif¨ªcil encontrar el coraz¨®n de las orquestas, los directores y el p¨²blico cuando diriges en CentroEuropa. Por eso creo tanto en Espa?a, Italia o mi pa¨ªs, porque ese aspecto, el sentimental, el emocional, pueden devolv¨¦rselo a la m¨²sica".
Eso s¨ª, sin efectismos. "Hemos estado entregados a la est¨¦tica y a lo decorativo, debemos regresar a la b¨²squeda interior. A cierta m¨ªstica frente a la f¨ªsica. Buscar dentro de nosotros a ese muerto que llevamos dentro, esa ruina que escondemos bajo nuestra fragilidad y resucitar antiguas sensaciones".
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