Accidentado rejoneo
Hubo que esperar hasta el sexto de la tarde para el espect¨¢culo se viniera arriba de la mano de un joven Leonardo Hern¨¢ndez, quien fue capaz de encelar a un muy manso toro y templar maravillosamente con la ayuda de su caballo Verdi. Ese fue el comienzo de una emocionante faena que lo llev¨® a salir a hombros, por cuarta vez en su carrera, por la puerta grande de la plaza madrile?a.
Pero hasta ese sexto, la corrida hab¨ªa sido muy accidentada y aburrida. Hasta tres caballos resultaron heridos, y uno de ellos, Passap¨¦, casta?o, de 11 a?os de edad, de la cuadra del portugu¨¦s Moura Caetano, tuvo que ser sacrificado despu¨¦s de que sufriera una aparatosa cornada en el vientre y la fractura de su pata derecha cuando intentaba hacer un quiebro en el tercio de banderillas del cuarto toro. Garabito, otro equino del mismo caballero, tambi¨¦n result¨® herido en la grupa al hacer un quiebro para colocar un rej¨®n de castigo al segundo de la tarde. Y Templario, propiedad de Leonardo Hern¨¢ndez, recibi¨® otra cornada en las banderillas al tercero.
Terr¨®n/Gal¨¢n, Caetano, Hern¨¢ndez
Toros despuntados para rejoneo de Luis Terr¨®n, muy descastados y mansos.
Sergio Gal¨¢n: rejonazo trasero (silencio); rej¨®n trasero (vuelta).
Moura Caetano: rej¨®n en lo alto (ovaci¨®n); dos pinchazos y rej¨®n trasero (ovaci¨®n).
Leonardo Hern¨¢ndez: rej¨®n trasero (oreja); rej¨®n trasero (dos orejas). Sali¨® a hombros por la puerta grande
Plaza de las Ventas. 28 de mayo. Decimonovena corrida de feria. Casi lleno.
Accidentada, como se puede comprobar, lo fue y mucho la corrida de rejoneo, y habr¨ªa que apuntar en el debe de los caballeros su impericia y sus errores como responsables de las cornadas.
Y aburrida tambi¨¦n lo fue a causa de la mansedumbre manifiesta de los toros de Luis Terr¨®n. No es f¨¢cil encontrar seis ejemplares que huyeran m¨¢s de su sombra, que barbearan las tablas con tanta afici¨®n, que huyeran tan despavoridos de los caballos y buscaran la puerta de toriles con tanto fervor. Entre estas circunstancias y que los rejoneadores no estaban precisamente en su mejor tarde, el festejo result¨® insufrible hasta ese final triunfal de Leonardo Hern¨¢ndez.
Hasta entonces dio la impresi¨®n de que en el rejoneo no hay relevo. Dos caballeros -Hermoso y Ventura- est¨¢n en la cumbre, y detr¨¢s no hay nadie. Sergio Gal¨¢n, por ejemplo, tuvo una actuaci¨®n correcta, pero muy apagada, sin la emoci¨®n que exige el rejoneo actual. Es verdad que trabaj¨® lo suyo con dos mansos, sobre todo el cuarto, pero no dijo nada. Le pidieron con fuerza la oreja en ese ¨²ltimo, y el presidente, de manera incomprensible, se la neg¨®.
Para Moura Caetano fue un mal d¨ªa porque ha perdido a uno de sus mejores caballos y tiene herido otro. Pero quiz¨¢ deba reflexionar seriamente sobre su responsabilidad en ambos accidentes. Se le ve muy inseguro y torpe, y su forma de entender el rejoneo no llega a los tendidos. Su actuaci¨®n fue muy deficiente.
Y Leonardo Hern¨¢ndez tuvo visos de naufragio en el tercero, en el que solo pudo levantar los ¨¢nimos cuando coloc¨® banderillas cortas al viol¨ªn, tras una actuaci¨®n mediocre y muy por debajo de sus reconocidas posibilidades. Afortunadamente, resurgi¨® con fuerza en el ¨²ltimo, otro manso que, incluso, lleg¨® a saltar al callej¨®n, y al que consigui¨® encelar con la inestimable colaboraci¨®n de su caballo Verdi, con el que encandil¨® a los tendidos templando a la perfecci¨®n a dos bandas y meti¨¦ndose por la adentros en un alarde de dominio y torer¨ªa. Quebr¨® muy bien al banderillear con ese mismo caballo, y culmin¨® su labor a lomos de Xarope, con un extraordinario par a dos manos que levant¨® al p¨²blico de sus asientos. A pesar de que mat¨® mal, le concedieron los m¨¢ximos trofeos. Afortunadamente para ¨¦l, en el rejoneo actual hay relevo.
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