'Insultante suficiencia'

El festejo acab¨® en desbandada general. Leonardo Hern¨¢ndez se qued¨® solo cuando el sexto se desplom¨® tras un pinchazo porque estaba lloviendo con fuerza, y la mayor¨ªa de la gente carec¨ªa de paraguas. Lo cierto es que la tarde se presentaba espl¨¦ndida, con un sol reluciente hasta el quinto toro. Amenazantes nubes negras aparecieron por el lado de las banderas, y unas incipientes gotas fueron el preludio de una lluvia como Dios manda.

Entre el agua, que todo lo desluce, y la falta de fuerzas de los toros, el espect¨¢culo de rejoneo no pas¨® de elegante e insultante suficiencia por parte de los caballeros actuantes. Son tres figuras, no hay duda, poseen unas cuadras de caballos espectaculares, pero necesitan unos toros codiciosos que los obliguen a emplearse a fondo. Y ayer no fue as¨ª. Por eso, todo result¨® tan brillante como un entrenamiento a puerta cerrada entre unos toros mansos, muy nobles, de embestida suave y templada, y ayunos de la acometividad que requiere el rejoneo, unos caballos toreros que se lucieron a sus anchas, y unos caballeros que pasaron una tarde tranquila y provechosa con un p¨²blico agradecido.

No obstante, sigue siendo un lujo admirar el toreo a caballo de Hermoso de Mendoza. Su primero le permiti¨® rejonear como si lo hiciera en el patio de su casa, jugando al toro, mientras sus caballos se divert¨ªan. Mat¨® con un rej¨®n fulminante, cort¨® una oreja y le regalaron un pollo muy lustroso. M¨¢s altura y solemnidad tuvo la faena al quinto; especialmente, en el tercio de banderillas, cuando salieron Chenel, la torer¨ªa a cuatro patas, e ?caro, la elegancia. Con el primero templ¨® por los adentros de forma maravillosa; el segundo cita y desaf¨ªa a su oponente de frente, d¨¢ndole el pecho, como los buenos toreros. Ten¨ªa las dos orejas ganadas cuando coloc¨® un par de cortas a dos manos, pero mat¨® muy mal y todo se redujo a una fuerte ovaci¨®n.

Ronaldo se llamaba el segundo toro de la tarde: cara de ni?o, mansote, desganado y cobarde, y con ¨¦l jug¨® un acertado Andy Cartagena, espectacular y templado, sobre todo a lomos de Magno, otra estrella del rejoneo actual. La desbandada en los tendidos comenz¨® cuando lidiaba al quinto, y su buena labor qued¨® muy deslucida. Eso le ocurri¨® a Hern¨¢ndez en el sexto, entre truenos y rel¨¢mpagos, eficaz entre la lluvia; templ¨® muy bien al tercero, fall¨® en los quiebros y el toro se hundi¨® al final.

La lluvia desluci¨® una tarde de elegante rejoneo