"Debe de haber un gen del cochecito"
Los juguetes a escala triunfan entre los coleccionistas que hoy celebran la 16? feria
"Debe de haber un gen del cochecito, pues hay much¨ªsimos chavales que se interesan por este juguete desde muy temprana edad. Das a un beb¨¦ de semanas que a¨²n est¨¢ en la cuna, uno de estos y no lo suelta en tres d¨ªas. Es innato". Pues resulta que, adem¨¢s, lo de los cochecitos a escala no es solo un juego de ni?os. Jos¨¦ Luis Jim¨¦nez, que nos cuenta esto en su tienda Macchinine (Barquillo, 7), y su hermano Gustavo, con quien la lleva, saben mucho de la mec¨¢nica de estos veh¨ªculos que caben en la palma de la mano. Son de los escasos especialistas en esas miniaturas de cuatro ruedas antiguas, de los que proveen puntualmente a muchos locos del coleccionismo del micromotor, ya bien talluditos.
Su negocio es una acogedora tienda en Chueca que recuerda a la habitaci¨®n de un coleccionista. En sus vitrinas se exponen la marea multicolor de miles de coches, de todos los modelos, colores y tama?os, piezas desde principios de siglo hasta las fabricadas ayer. Uno se pierde en la mara?a. "Tenemos unos 5.000 coches expuestos y en el almac¨¦n, el doble. En Internet tenemos a la venta unos 1.200, en eBay, y pronto abriremos nuestra propia tienda web. Insistimos, adem¨¢s, en el coche antiguo o descatalogado, eso es lo que nos diferencia". Adem¨¢s, lo complementan con algunos juguetes antiguos, cosas para ni?os como peonzas o mu?ecos de cuerda, y parafernalia del mundo del autom¨®vil, la llamada automobilia: figuras de Michel¨ªn, logos vintage de marcas de aceite, etc. Precisamente hoy se celebra la feria de coleccionismo Automobilia, en la Iglesia de San George (N¨²?ez de Balboa 43, esquina Hermosilla, de 10 a 14 horas), que reunir¨¢ en su 16? edici¨®n, a los aficionados de Madrid y detoda Espa?a.
Un cami¨®n cisterna de gasolina de marca Matchbox, fabricado en 1955, es su pieza estrella. Es rara tambi¨¦n por su color verde. "Piezas como esta dan cach¨¦ a la tienda", explica orgulloso Jim¨¦nez; "hacen que gente de fuera, cuando pasa por Madrid, venga a visitarnos. El coleccionista que entra y ve una pieza as¨ª, de una rareza extrema, que no esperaba encontrar en Madrid o en Espa?a, no se lo cree. Me gusta que la gente pueda encontrar piezas realmente curiosas". Los precios van m¨¢s o menos de los 10 euros hasta 2.000, o m¨¢s, como en el caso del cami¨®n cisterna.
El coleccionismo de coches a escala levanta verdaderas pasiones: "Tratamos de gestionar la ansiedad de la gente, intentamos que controle su pasi¨®n, la forma en la que coleccionan, porque puede volverse en su contra. Hemos conocido coleccionistas que han roto con sus parejas, que tienen problemas con sus familias. Imag¨ªnate gente con 12.000 piezas..., c¨®mo te comes eso dentro de un entorno familiar, d¨®nde las metes, de d¨®nde sacas el dinero para coleccionar. Hay gente que se gasta miles de euros todos los meses en esto, pero al mismo nivel est¨¢ el mileurista que se gasta ciento y pico o doscientos todos los meses, es una locura. Es un capricho, pero hay que tratarlo con tiento".
Jim¨¦nez recuerda un caso llevado al extremo: "Hace unos a?os hubo un robo muy sonado en el museo de miniaturas de la casa M?rklin, en G?ppingen, Alemania. Se supone que un coleccionista contrat¨® a ladrones profesionales para que entraran y se llevaran piezas escogidas. Fue una gran p¨¦rdida porque eran piezas ¨²nicas", explica Jim¨¦nez.
Aunque a un profano le puedan parecer todas iguales, cada colecci¨®n tiene su l¨ªnea y su tem¨¢tica, que los expertos ayudan al cliente a elegir y seguir. "Aqu¨ª vamos dando de comer al coleccionista seg¨²n sus necesidades: coche americano, marcas como Ferrari o Renault, coche de carreras como Le Mans y otros circuitos... Hay gente que incluso hace parrillas de una carrera en concreto. Luego est¨¢n los que coleccionan coche de un color, rojos, por ejemplo. Ah¨ª ya se pierde algo de sentido. Se trata de respetar que los coches sean de la misma escala, pero a lo mejor cogen un coche un poco m¨¢s grande como representativo de la colecci¨®n".
Cada coleccionista es un mundo: "Hay quien se conforma con una vitrina donde caben 150 coches y si quiere meter otro tiene que sustituirlo por uno de los anteriores. Otros ni siquiera sacan los veh¨ªculos de las cajas y se van amontonando en habitaciones, por miles, a la espera de que alg¨²n d¨ªa les toque la loter¨ªa y puedan meterlos en una habitaci¨®n enorme como la Capilla Sixtina, o haya un pueblo que les pida la colecci¨®n para montar un museo. Hay gente que tiene casas llenas, heredadas, donde se explayan y llenan hasta el cuarto de ba?o".
Jim¨¦nez era director de una empresa de inform¨¢tica cuando entr¨® en este mundo. Dej¨® la empresa en 2004 y tuvo que esperar dos a?os antes de fichar por otra, pues hab¨ªa firmado un acuerdo para no trabajar en el sector durante ese tiempo. Con dinero y tiempo por delante, cre¨® Macchinine: "Yo coleccionaba, me gustaba mucho aunque no puede decirse que fuera un gran coleccionista. Ni ten¨ªa una gran colecci¨®n ni conocimiento sobre lo que estaba comprando, simplemente lo hac¨ªa por gusto. La idea de montar una tienda vino porque vi que hab¨ªa negocio. Ahora he pasado de coleccionar para m¨ª a coleccionar para los dem¨¢s".
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