"?Qui¨¦n puede estar 84 a?os en un convento de clausura sin ser feliz?"
Sor Teresita, de 103 a?os, es una de las diez monjas que cuenta en un libro c¨®mo es su vida retirada en el convento
"?Qui¨¦n puede estar 84 a?os en un convento de clausura sin ser feliz? Claro que soy feliz". Sor Teresita lo dice por su experiencia, ella lleva en clausura desde los 19 a?os, cuando ingres¨® en el convento el 16 de abril de 1927 -el mismo d¨ªa en que naci¨® el papa, Benedicto XVI-. Sor Teresita -Valeria, de nombre civil- es la monja en Espa?a que lleva m¨¢s tiempo en clausura y cumplir¨¢ 104 a?os en septiembre; su celda y su vida est¨¢n en el convento de Buenafuente del Sistal (Guadalajara), un pueblo de menos de 200 habitantes. Ella confiesa que antes de entrar all¨ª no le "gustaban las monjas... ?con lo bien que se est¨¢ en casa!". Sin embargo, cuenta entre bromas que un d¨ªa, tras rega?ar con su madre, su padre le aconsej¨® que estar¨ªa bien que se metiera a monja. "Por darle gusto" a su progenitor le asegur¨® que si Dios le daba la vocaci¨®n, dir¨ªa que s¨ª.
Sor Teresita es una de las diez monjas que dan testimonio de su vocaci¨®n religiosa en un libro del periodista madrile?o Jes¨²s Garc¨ªa
La entonces joven oy¨® "la llamada" de Dios y desde aquel momento su vida ha sido fiel a los principios de san Benito, ora et labora, en su convento guadalajare?o de la orden del C¨ªster. Sor Teresita es una de las diez monjas que dan testimonio de su vocaci¨®n religiosa en un libro del madrile?o Jes¨²s Garc¨ªa (1977) y publicado por la editorial Libros Libres. Garc¨ªa ha titulado su obra como la c¨¦lebre canci¨®n de Burning, ?Qu¨¦ hace una chica como t¨² en un sitio como ¨¦ste? Un t¨ªtulo para ilustrar las razones que llevaron a estas mujeres, de entre 23 y 103 a?os, a dejar familia y amigos para consagrar su existencia a los votos de obediencia, castidad y pobreza.
La enternecedora entrevista con sor Teresita cierra el libro. En ella explica que naci¨® en Foronda (?lava), el 16 de septiembre de 1907, un pueblo hoy perteneciente al municipio de Vitoria. Durante m¨¢s de 20 a?os fue superiora de su comunidad religiosa. En ?Qu¨¦ hace una chica como t¨² en un sitio como ¨¦ste? cuenta que cuando se meti¨® a monja ten¨ªa "miedo" y "estaba zote" pero "el Se?or y santa Teresita" le ayudaron para que no se "acobardara". Casi toda su vida ha transcurrido en un convento de dif¨ªcil acceso "en el p¨¢ramo de la provincia de Guadalajara", dice el autor de la obra.
Sor Teresita aplica como todo religioso que se precie la m¨¢xima de "a quien madruga Dios le ayuda". Se levanta a las cinco para rezar. "En realidad, podemos hacer oraci¨®n todo el d¨ªa y es lo que nos sostiene", se?ala. Se acuesta a las diez de la noche. Y ya no sale nunca del convento: "Las piernas no me responden". En realidad, casi nunca sali¨® de ah¨ª. Adem¨¢s de para ir al m¨¦dico, solo lo abandon¨® durante unos d¨ªas en la Guerra Civil: "Esta era una zona en las que unas veces tiraban unos y otras, los otros".
"Gracias y perd¨®n"
Esta monja que habla con franqueza y afabilidad subraya el lema de su vida: "Decir siempre gracias, perd¨®n, gracias y perd¨®n"; se refiere a su familia, en la que ella era la mayor de siete hermanos; "labradores en el campo de la ma?ana a la noche", lo que le oblig¨® a dejar el colegio a los 12 a?os. ?Y tuvo novios? "Hombre, hab¨ªa dos o tres que me segu¨ªan pero el que me convenci¨® fue el Se?or, y ah¨ª se quedaron los dem¨¢s".
L¨®gicamente, con una vida dedicada a la oraci¨®n, reza mucho aunque tiene "sus fugas". Por eso, cuando cree que se descuida le reza "a la virgen: Quiero mirar con tus ojos, hablar con tu boca, o¨ªr con tus o¨ªdos y amar con tu coraz¨®n". Pero la monja no habla solo de lo espiritual, tambi¨¦n anduvo entre pucheros para hacer sus tortillas de patatas, famosas en el convento, con dos ayudas muy especiales: "La virgen les daba el sabor y san Jos¨¦ la vuelta". Am¨¦n.
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