Harry Potter libra su ¨²ltima batalla en Trafalgar Square

?Para que luego digan del poder de la literatura! Les ha llovido a gusto. Les han prohibido que planten tiendas de campa?a para guarecerse. Les tienen acordonados con vallas met¨¢licas. Y en su mayor parte ni podr¨¢n participar del estreno de la segunda parte de Harry Potter y las reliquias de la muerte, esa que pone final a la saga literaria con la que han crecido. Pero ah¨ª est¨¢n, acampando desde hace d¨ªas en Trafalgar Square, en pleno centro de Londres, para poder ver a sus ¨ªdolos aunque sea de lejos, cuando paseen hoy por la alfombra roja que les conduzca a su ¨²ltimo estreno.

"?C¨®mo no voy a estar nerviosa! Hablan de 40.000 personas y eso intimida", admite Emma Watson, la Hermione de la pel¨ªcula, pese a la experiencia adquirida desde que hizo su primer paseillo cinematog¨¢fico a los 12 a?os. De eso, como recuerda uno de los acampados, ha pasado una d¨¦cada. "Diez a?os, 7 libros, 8 pel¨ªculas y una escritora. J. K. Te queremos", clama su pancarta. Otros como Katie Alani, venida de California (EE UU), se limitan a expresar su gratitud y su pasi¨®n por J. K. Rowling vistiendo el uniforme de Hogwarts, esa escuela de magos que naci¨® de la pluma de la escritora. Tambi¨¦n hay corbatas de Hufflepuff, gorros de mago, escobas de ramas, camisetas granas y doradas, b¨²hos de peluche y mucha barita m¨¢gica. Eso s¨ª, por muchas pr¨¢cticas y conjuros, s¨®lo ocho mil de estos entusiastas conseguir¨¢n el brazalete que les dar¨¢ lugar preferente en la alfombra roja que por primera vez en la historia de Londres se extiende desde Trafalgar Square hasta los cines de Leicester Square donde se proyectar¨¢ la cinta, a unos diez minutos de camino a paso normal.

"Lo que no cambiar¨¢ ser¨¢ la lluvia. Como siempre", se resigna Tom Felton, el malo de Draco Malfoy, acostumbrado a los aguaceros que le caen siempre que toca premiere. "Pero s¨®lo puedo decir que me considero famoso cuatro o cinco d¨ªas al a?os, cuando participamos en estos actos y estoy dispuesto a tomarme todo el tiempo que sea necesario para dar las gracias a los que nos han acompa?ado. A todos", a?ade. De su deseo participa todo el reparto incluido Daniel Radcliffe, el verdadero Harry Potter que llegar¨¢ a Londres directamente de Nueva York, donde en la actualidad est¨¢ al frente de la obra de teatro How to succeed in business without really trying, para participar en esta m¨¢gica velada que concluir¨¢ para un grupo todav¨ªa m¨¢s peque?o de elegidos en el antiguo mercado de pescado de Londres de Old Billingsgate, cerca del Canary Warf.

Rodada en 3D

"Lo mejor de la saga es que gracias a la insistencia de J. K. Rowling y de su productor, David Heyman, de filmar en Inglaterra han formado una nueva generaci¨®n de profesionales y han revitalizado la industria del cine en el pa¨ªs", admite David Yates, director de las cuatro ¨²ltimas entregas y que en esta ocasi¨®n acerca todav¨ªa m¨¢s a Potter a sus fans rodando este cap¨ªtulo final en 3D. "Una decisi¨®n creativa, no comercial", insiste el realizador que se neg¨® a rodar la entrega anterior en 3D porque no estaba seguro del resultado ideal. A los seguidores de Potter estos detalles les importan poco. Han venido desde M¨¦xico, como Mario Rodr¨ªguez, han plantado su bandera debajo de un Nelson impasible, y lo ¨²nico que quieren es decir adi¨®s a sus ¨ªdolos. O mejor hasta luego. "Hemos crecido juntos", se solidariza Watson. "Y nos sentimos igual que ellos, emocionados pero tambi¨¦n tristes", Felton le quita las palabras. "Sinceramente, no s¨¦ c¨®mo prepararme para esto", concluye con su cachaza habitual el pelirrojo del grupo, Rupert Grint en la vida real y Ron Weasley en la pantalla. Todos tambi¨¦n coinciden en otro detalle, ese recuerdo del primer d¨ªa, cuando hace 11 a?os tomaron el primer tren destino a Hogwarts.

As¨ª concluye tambi¨¦n una pel¨ªcula fiel al libro que no ofrece sorpresas, s¨®lo satisfacciones. "Y si no nos han dejado plantar las tiendas, pues dormimos bajo la lluvia y acabamos antes. Pero no me lo hubiera perdido por nada del mundo", confirma esa californiana que cuando lleg¨® el pasado lunes se encontr¨® con una sola sorpresa: que ya hab¨ªa otros treinta delante de ella esperando para decir adi¨®s. "A nosotros todav¨ªa nos quedan unos cuantos actos p¨²blicos y ese partido ben¨¦fico de cr¨ªquet que pese a lo malos que somos hemos aceptado con tal de volver a vernos", cuenta esperanzado Matthew Lewis, el Neville Longbotton, que como el resto de sus seguidores, se ha hecho hombre a la sombra de Harry Potter.