7 fotosEl Western, el cine de la libertadEl Western, el cine de la libertad 15 jul 2011 - 14:13CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceJohn Ford regres¨® a un sobrio blanco y negro para rodar esta cinta cuya espina dorsal reside en un dilema crucial: ?hasta d¨®nde llega la ley y hasta d¨®nde la fuerza? ?Cu¨¢ndo es leg¨ªtimo utilizar la violencia para acabar con la violencia? El hombre que mat¨® a Liberty Valance narra la historia de un joven abogado idealista, interpretado por James Stewart, que cruza el Pecos con la esperanza de una nueva vida y de llevar la ley a un territorio donde mandan las pistolas y los l¨¢tigos. All¨ª se encuentra con rudos pistoleros, con bandidos despiadados, con periodistas valientes, dispuestos a jugarse la vida para defender la libertad de expresi¨®n, y tambi¨¦n con una historia de amor. Es una pel¨ªcula inabarcable, sobre la construcci¨®n de una sociedad pero tambi¨¦n sobre los protagonistas ocultos de la historia.Como la propia vida, el western se enfrenta a una serie de cuestiones fundamentales: la amistad, el amor, la traici¨®n, las causas perdidas, la decepci¨®n, la lealtad, la muerte, el dinero... Este filme de Richard Brooks consigue condensarlas todas al relatar la historia de un grupo de tipos duros que se adentran en M¨¦xico para rescatar a una mujer secuestrada por un antiguo compa?ero de batallas. Aunque nada es lo que parece. La pel¨ªcula ofrece escenas y di¨¢logos memorables. "La revoluci¨®n nunca fue pura ni perfecta. Nos fuimos a buscar otra causa, otro amor, porque sin amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque cre¨ªamos, nos fuimos porque nos desencantamos. Hemos vuelto porque estamos perdidos. Morimos porque estamos comprometidos", son palabras, pronunciadas por el revolucionario Raza, dif¨ªciles de olvidar.De todos los filmes de la llamada serie de los r¨ªos, que Howard Hawks dirigi¨® entre 1948 y 1970, El Dorado es seguramente el m¨¢s redondo. En esta pel¨ªcula ya se empieza a intuir el western crepuscular y que toma una distancia ir¨®nica con sus personajes: un temido pistolero con una bala cerca de la columna que siempre le deja fuera de combate en el peor momento (John Wayne), un sheriff que se bebi¨® el Misisipi despu¨¦s de que le rompiesen el coraz¨®n (un grandioso Robert Mitchum), pero que sigue siendo el mejor incluso con una resaca descomunal, un joven en busca de una venganza (James Caan)... El Dorado destila el oficio de uno de los grandes artesanos del Hollywood cl¨¢sico y resume todos los grandes temas de un cine del Oeste en el que ya se empieza a intuir una larga derrota.La frase de promoci¨®n de esta pel¨ªcula lo dec¨ªa todo: "Cuando ellos llegaron, el cielo se ti?¨® de sangre". Sam Peckinpah es autor de un pu?ado de westerns memorables (Duelo en Alta Sierra, La balada de Cable Hogue, Pat Garrett y Billy el Ni?o) que describen un mundo que se acaba; pero seguramente Grupo salvaje sea su pel¨ªcula m¨¢s redonda (y sin duda m¨¢s influyente, porque desde entonces nos hemos cansado de ver explosiones de sangre a c¨¢mara lenta). Este filme habla de los ¨²ltimos h¨¦roes en un mundo sin piedad, sin nobleza. Tiene momentos de violencia desatada, en los que resulta imposible contar los muertos por minuto, pero sobre todo es la historia de viejos amigos enfrentados porque uno de ellos se ha vendido al ferrocarril. Ya lo dijo Billy el Ni?o: "Los tiempos cambian pero yo no"."Hay dos tipos de personas. Los que se van y los que se quedan. Y yo soy un exciudadano de ninguna parte y siento a?oranza de mi hogar", dice, en una aut¨¦ntica declaraci¨®n de principios, Ben Rumson, el minero interpretado por Lee Marvin en este improbable musical del Oeste en el que cantan no solo el propio Marvin sino tambi¨¦n Clint Eastwood y Jean Seberg. Es un filme que juega con muchos t¨®picos del western a la vez que los desmonta, que consigue colar canciones sin que chirr¨ªen ?bueno, algunas chirr¨ªan un poco? pero que, sobre todo, se ci?e a uno de los relatos fundamentales del g¨¦nero: la historia de la construcci¨®n de un pa¨ªs. Y contiene algunos momentos de humor memorables. "?Ha le¨ªdo usted la Biblia, se?or Rumson?". "S¨ª, se?ora". "?Y no le quit¨® la afici¨®n por la bebida?". "?No se?ora, me quit¨® la afici¨®n por la lectura?".En su fundamental libro sobre el western, M¨¢s all¨¢ del Oeste (Debate), ?ngel Fern¨¢ndez-Santos recordaba un di¨¢logo que resume esta joya de Sydney Pollack: "?Por qu¨¦ no te vas a una ciudad?". "Una vez estuve en una y no me gust¨®". Este filme retrata la historia de un hombre, Jeremiah Johnson (Robert Redford), que decide irse a vivir a la monta?a, alejado de la sociedad y sus problemas. Sin embargo, se ve atrapado por la tela de ara?a de una vida de la que cree que pod¨ªa escapar. Con su profundo sentido pol¨ªtico, Pollack trata dos temas fundamentales del g¨¦nero: la fuerza de la naturaleza y la relaci¨®n de los rostros p¨¢lidos con los indios, dos historias que muchas veces son la misma porque cualquier conquista implica la muerte para sus habitantes originales.Con este filme, Clint Eastwood devolvi¨® al g¨¦nero toda la grandeza de los cl¨¢sicos, porque logr¨® combinar la tristeza del western crepuscular con las esencias de un mundo que forjaron maestros como John Ford, Anthony Mann o Howard Hawks. Sin perd¨®n condensa una serie de escenas y di¨¢logos inolvidables ¡ª"eres un asesino sin escr¨²pulos, has matado a un hombre desarmado". "Debi¨® armarse antes de decorar su sal¨®n con mi amigo"¡ª, pero la columna vertebral de la pel¨ªcula son sus personajes: William Muny (Eastwood), el asesino de ni?os y mujeres rehabilitado, que vuelve al camino por dinero (o tal vez por una causa justa); su amigo Ned (Morgan Freeman); el implacable sheriff Little Bill (Gene Hackman), m¨¢s cruel que los peores forajidos; el pistolero Bob el Ingl¨¦s (Richard Harris)...