"Tengo m¨¢s premios que obras"
Manuel Terr¨ªn ha ganado 1.769 cert¨¢menes de literatura.- El poeta lamenta que los recortes hayan afectado a su remuneraci¨®n
Esta entrevista forma parte del proyecto final de la asignatura de Digital de los alumnos de la 25? promoci¨®n de la Escuela de Periodismo UAM / EL PA?S 2011
A?o, certamen, lugar, obra, premio. Por este orden y todo rigurosamente apuntado con una antigua m¨¢quina de escribir, Manuel Terr¨ªn Benavides (Montoro, C¨®rdoba, 1931) toma nota de los cert¨¢menes literarios que ha ganado. Asegura que son 1.769 hasta hoy, aunque en el momento en que se publique este art¨ªculo puede que sean m¨¢s.
El propio Terr¨ªn dice que un peri¨®dico de Los ?ngeles le defini¨® como el escritor que m¨¢s premios literarios ha ganado en el mundo. "No me interesa aparecer en el Guinness de los R¨¦cords al lado del que m¨¢s chorizo come", contesta el poeta, de 80 a?os, sentado entre medallas, placas y estatuas en el sal¨®n de su piso de Albacete.
Lleg¨® a esta ciudad de joven para trabajar de t¨¦cnico en el Ej¨¦rcito del Aire. A los 20 a?os no pensaba en la poes¨ªa ni mucho menos, por eso estudi¨® electr¨®nica aeron¨¢utica. Terr¨ªn descubri¨® su segundo amor m¨¢s tarde. Con 32 a?os acab¨® el Bachillerato de letras, pero tuvo que pasar otra d¨¦cada antes de que empezara a participar en cert¨¢menes. Corr¨ªa el a?o 1969. Fue un amigo el que le anim¨® a concursar y, cuando recibi¨® su primer premio, el poeta no daba cr¨¦dito a lo ocurrido.
El autor no dispone de ordenador y para estar al tanto de las convocatorias de los concursos conf¨ªa en un grupo de amigos
El 2008 fue su a?o r¨¦cord: gan¨® 81 premios
En las paredes del pasillo y del sal¨®n de su casa se alternan cuadros buc¨®licos y diplomas, mientras los muebles cobijan fotos de familia, peque?as columnas y otros premios en forma de pantera, caballo o ciervo. Un Quijote dorado luce encima de una mesilla de cristal y una placa conmemorativa evita que los libros de una estanter¨ªa pierdan el equilibrio. En realidad, la mayor¨ªa de sus trofeos yace en el archivo municipal de su ciudad natal, donde hasta le han dedicado una calle. "Ya no cab¨ªan todos esos premios en casa... Necesit¨¢bamos espacio", se excusa la musa inspiradora, su mujer. Joaquina se sienta en otro sof¨¢, con la televisi¨®n de fondo, pero no se pierde ni una palabra de su esposo. Se limita a asentir con la cabeza, sin esconder el profundo orgullo que se filtra por sus ojos.
Caballero de otro tiempo
Pese a su abrigo negro y la expresi¨®n seria en las fotos, Terr¨ªn es un caballero al que le encanta hablar tanto de literatura como de cocina manchega. Con tono tranquilo discurre de las obras de Manrique a Machado, algunos de sus autores favoritos, y confiesa que ninguno de sus dos hijos se dedica a la escritura. Mientras habla, suena el tel¨¦fono. Le llaman desde la Universidad de M¨¢laga para anunciarle la transferencia del ¨²ltimo premio ganado apenas un d¨ªa antes. "Hoy invito yo", afirma con una sonrisa de oreja a oreja. Terr¨ªn no va a recogerlos todos. Para hacerlo, tendr¨ªa que desplazarse de un lado a otro del pa¨ªs -y en alguna ocasi¨®n, incluso en el extranjero- casi cada semana.
Cuando se le pregunta por la cantidad de dinero que gana anualmente con su arte, el poeta y escritor minimiza. "Claro, no son premios importantes como el Planeta... si le quitas los impuestos [aunque muchos premios est¨¦n exentos de retenciones, para la mayor¨ªa de las remuneraciones suelen rondar el 19%), los gastos de desplazamiento para las ceremonias de entrega... se trata apenas de una ayuda para la econom¨ªa familiar". Para demostrarlo, desaparece unos segundos detr¨¢s del umbral de la puerta y vuelve con unas hojas amarillentas entre las manos. Es ah¨ª donde apunta en una tabla el resumen de su ¨¦xito desde 1971. Durante los primeros a?os se mantuvo en una modesta media de 12-14 cert¨¢menes ganados, pero la d¨¦cada de los ochenta marc¨® el cambio. Al prejubilarse con 55 a?os, el poeta pudo dedicarse enteramente a la escritura, y eso se refleja de manera muy clara en las estad¨ªsticas. Entre las l¨ªneas de la tabla trazada a mano, el total de premios recibidos empieza a superar los 50, hasta llegar a 81 en el a?o r¨¦cord, 2008.
Las ganancias tambi¨¦n fluct¨²an. El a?o pasado acumul¨® unos 28.000 euros brutos. Sin embargo, los recortes han llegado tambi¨¦n a los cert¨¢menes de literatura y el escritor afirma que no es posible vivir de eso. "Los premios son mucho m¨¢s reducidos y a veces incluso no pagan", denuncia, pero declina especificar quien. "Adem¨¢s, ya no costean el viaje y las ceremonias de entrega son mucho m¨¢s austeras".
Profesi¨®n: concursante
?D¨®nde encuentra el tiempo para escribir tanto? Terr¨ªn admite que siempre ha tenido facilidad con los versos, pero todos los d¨ªas intenta sentarse, aunque sea un rato, delante de su m¨¢quina de escribir ("una pieza de museo", como la define). "No me pongo una plumita en el cuello, ni madrugo para trabajar", destaca. Lo que m¨¢s le gusta componer son los sonetos sobre su tierra natal y "las cosas de la vida", pero a veces incluso se atreve con relatos. Eso s¨ª, siempre textos breves. "Intent¨¦ escribir una novela, pero me aburr¨ªa como una ostra... Al fin y al cabo, entre componer poemas, buscar los concursos, preparar la documentaci¨®n, las fotocopias, ir a correos para enviar la inscripci¨®n... es como un trabajo de oficina", bromea, pero admite que tiene "m¨¢s premios que obras". Si un texto no sale ganador de una competici¨®n, Terr¨ªn suele enviarlo a otros concursos. A veces esta estrategia le ha causado problemas. "En alguna ocasi¨®n me han acusado de autoplagio. El jurado puede fallar con retraso y ha ocurrido que he enviado un poema a un certamen sin saber que ya hab¨ªa ganado otro con el mismo texto", explica.
El autor cuenta con 24 libros de poes¨ªa y seis de prosa publicados. Sin embargo, dice que no tiene ni idea de cu¨¢ntas copias se han vendido. Y la emoci¨®n de ganar un nuevo concurso tras haber triunfado en m¨¢s de 1.000 cert¨¢menes ("?1.769!", corrige) ya no es la misma que al principio, aunque siempre es "una gran alegr¨ªa". En ocasiones, incluso ha repetido victorias.
Terr¨ªn no tiene ni ordenador y para estar al tanto de las convocatorias de los concursos conf¨ªa en un grupo de amigos aficionados a la literatura. Cada s¨¢bado desde hace m¨¢s de 25 a?os los 15 miembros de la asociaci¨®n cultural Alcandora se re¨²nen en Albacete para intercambiar opiniones y noticias de competiciones, a pesar de no contar con subvenciones p¨²blicas para organizar actividades relacionadas con la escritura.
No todo es tan f¨¢cil como ganar premios en la vida del poeta cordob¨¦s. La Asociaci¨®n Damnificados por Terr¨ªn (ADT), un grupo de escritores an¨®nimos que se dedica a criticarle en foros literarios en Internet, se encarga de complicarlo. Denuncian supuestas irregularidades en los fallos de los jurados e incluso le desean la muerte para poder obtener alg¨²n que otro premio. A los que le acusan de ser cazapremios el escritor contesta orgulloso: "S¨ª, lo soy. ?Y qu¨¦ hay de malo?".

Los concursantes compulsivos
A Ana C. G¨®mez, redactora de contenidos de la web Premios Literarios, no le gusta nada la palabra cazapremios. "Existen escritores que participan de forma habitual en concursos literarios, a veces de forma profesional, como ¨²nico medio de vida, al igual que concursan con sus obras los arquitectos o los dise?adores y nadie les llama as¨ª", sostiene. Vivir del certamen, asegura, es posible: "Conozco a m¨¢s gente que a partir de una determinada edad -de j¨®venes es m¨¢s raro- vive exclusivamente de los premios, y que adem¨¢s lo hace de forma siempre limpia".
Para ella, solo pueden definirse cazapremios los que recurren a la trampa. "Hay autores que participan con obras ya premiadas en otros concursos o pr¨¢cticamente iguales -algo que las bases normalmente prohiben- a las que simplemente les cambian un par de versos o escriben con distintas palabras una idea de otro, etc", explica. De todas formas, es cada vez m¨¢s f¨¢cil descubrir el plagio, gracias a Internet.
Las nuevas tecnolog¨ªas han facilitado mucho la vida de los concursantes. "Enterarse de las bases no es hoy d¨ªa dif¨ªcil, gracias a Internet", afirma G¨®mez. "Y luego es cuesti¨®n de llevar un cuadro claro donde apuntar cada premio, la obra enviada, con qu¨¦ seud¨®nimo, fecha de fin de plazo, fecha de fallo y algunos detalles m¨¢s, como qui¨¦n ha ganado cada a?o para as¨ª ver qu¨¦ tipo de cosas se premian en un concurso determinado y adaptarse a ellas. Sobre esta tabla van tachando, coloreando y eliminando cada cual a su manera".
La redactora conoce muy bien el nombre de Manuel Terr¨ªn: "Escribe bien, seg¨²n los entendidos. Poco arriesgado o innovador, pero bien". Ser¨ªa imposible no hacerlo, puesto que el poeta cordob¨¦s a menudo se convierte en protagonista de las discusiones del foro de la p¨¢gina web, casi siempre como diana de criticas.
En otro foro literario el escritor Lu¨ªs Vea Garc¨ªa comenta: "Yo he sido uno de los que le he sufrido. Y lo digo con la sonrisa en los labios porque en muchas ocasiones en las que he quedado segundo o tercero, ¨¦l ha sido el vencedor. Aunque tambi¨¦n he tenido el gusto de ganar y luego ver c¨®mo su nombre era pronunciado como uno de los participantes, lo cual ha a?adido m¨¦rito a mi premio".
Vea lleg¨® a ganar un centenar de premios entre 1999 y 2003. M¨¢s que vivir del certamen, cree que se puede "sobrevivir" de ello, aunque no sea f¨¢cil. "Dej¨¦ de presentarme en concursos cuando cuando me di cuenta de que el premio ya no era un medio para darme a conocer, sino se hab¨ªa convertido en el fin de mi escritura", admite el autor.
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