Una gran p¨¦rdida de olfato
Una familia intimidada por una banda de atracadores protagoniza la ¨²ltima pel¨ªcula del director Joel Schumacher, 'Bajo amenaza'
Desde que se hiciera un nombre, all¨¢ a finales de los a?os ochenta, con la generacional St. Elmo¡¯s, punto de encuentro, Joel Schumacher ha deambulado por Hollywood sin que en ning¨²n momento se le tomara en serio como autor, aunque, cuidado, tambi¨¦n haya logrado mantenerse en el alambre gracias a un fino olfato para el producto de estrategia comercial que, en sus buenas ¨¦pocas, le llev¨® a encadenar ¨¦xitos de p¨²blico con algunos de los pesos pesados interpretativos del momento. Quiz¨¢ por ello sorprenda tanto la ¨ªnfima calidad de Bajo amenaza, su nuevo trabajo tras la tambi¨¦n decepcionante Twelve (2010), con la que hab¨ªa hecho otra de sus espor¨¢dicas incursiones en la independencia.
BAJO AMENAZA
Direcci¨®n: Joel Schumacher.
Int¨¦rpretes: Nicolas Cage, Nikole Kidman, Liana Liberato, Cam Gigandet, Ben Mendelsohn.
G¨¦nero: thriller. EE UU, 2011.
Duraci¨®n: 91 minutos.
J¨®venes ocultos (1987), Un toque de infidelidad (1989), L¨ªnea mortal (1990), El cliente (1994), Tiempo de matar (1996) y, sobre todo, Un d¨ªa de furia (1993), seguramente su mejor pel¨ªcula, no decepcionaban. Schumacher casi nunca sumaba, pero hab¨ªa cierto empaque, una clara l¨ªnea dirigida hacia la platea que busca refrescante entretenimiento y ausencia de trascendencia. Una l¨ªnea en la que entrar¨ªa con suficiencia Bajo amenaza, si no tuviese un guion tan lleno de agujeros, tan rastrero, con tantas arbitrariedades de informaci¨®n, desarrollo de personajes y credibilidad como el creado por el desconocido Carl Gajdusek. Como ya demostr¨® en la tan entretenida como superficial ?ltima llamada, Schumacher sabe sostener el ritmo en una funci¨®n limitada en el espacio (una casa) y en el tiempo (unas horas), sobre todo en el tercio inicial, cuando a¨²n se imponen los enigmas sobre las certezas. Sin embargo, con el transcurso del metraje, los giros en la informaci¨®n y la risible banda de atracadores que amenaza a la familia protagonista, al estilo Funny games, resquebrajan, incluso, su posible comercialidad. Mientras, Nicole Kidman y Nicolas Cage suspiran pensando en aquellos d¨ªas, no tan lejanos, en los que eran habituales en las candidaturas de los Oscar
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