Defectos especiales
?Cu¨¢l es la diferencia entre un rostro bello y uno realmente atractivo? Pues que el bello omite los defectos y el atractivo los tiene, pero irresistibles. La perfecci¨®n que respeta todas las normas cl¨¢sicas merece el encomio g¨¦lido del museo, pero cuando la imperfecci¨®n acierta nos la queremos llevar a casa y vivir con ella y para ella. Se hace admirar lo que cumple las pautas y se hace amar lo que las desaf¨ªa. Y eso en todos los campos, er¨®ticos o art¨ªsticos. Hasta en pol¨ªtica¡
Desde luego, as¨ª ocurre en literatura. Hace pocas semanas, confidencias internas de esas que nunca faltan en los jurados m¨¢s opacos nos hicieron part¨ªcipes de los motivos por los que Tolkien no consigui¨® en su d¨ªa el premio Nobel, como tampoco Graham Greene o Lawrence Durrell (por cierto, ese a?o se lo llev¨® Ivo Andric, que no era desde luego mal escritor). El presidente de los acad¨¦micos suecos estableci¨® que la prosa de Tolkien no estaba a la altura de las exigencias del reputado galard¨®n. Probablemente la misma insuficiencia aquejaba a los otros dos escritores ingleses rechazados, por no hablar de Patricia Highsmith o Agatha Christie, que jam¨¢s fueron siquiera tomadas en cuenta a la hora de calibrar m¨¦ritos.
Por lo visto para el acad¨¦mico sueco, de cuyo nombre no quiero acordarme ni me acuerdo, la prosa de los novelistas tiene vida propia: debe cumplir unos determinados requisitos ideales de excelencia, hable de lo que hable. Es como un rebozado, que debe ser crujiente y sin grasa tanto si cubre una gamba como un calamar. Yo puedo entender perfectamente que a alguien no le guste El se?or de los anillos, all¨¢ cada cual con sus miserias, pero en cambio no comprendo que se desde?e a Tolkien por su prosa. Vamos a ver, ?qu¨¦ prosa deber¨ªa haber utilizado para contar su historia? ?Una modelo Proust? ?O quiz¨¢ mejor tipo Lezama Lima? Y que conste que tampoco estos autores fueron premiados con el Nobel¡ Seg¨²n ese exigente escandinavo ?qu¨¦ tono deber¨ªa haber sido el de Tolkien para que no olvid¨¢semos a Frodo y a Sauron? Porque da la casualidad de que con su prosa defectuosa no se las arregl¨® mal del todo para hacerlos memorables. Pedirle una prosa mejor suena casi a reprocharle que no escribiera un libro peor¡
Quiz¨¢ en el fondo de lo que se acusa a Tolkien (como a Graham Greene y los dem¨¢s) es de ser demasiado popular. ?Cu¨¢ndo sus libros gustan a tantos algo debe ser de baja calidad, por lo menos la prosa! Pero veamos otra prosa nada elevada, en este caso la de un autor m¨¢s bien rec¨®ndito y desconocido del gran p¨²blico: Raymond Roussel. Acaba de aparecer en castellano una excelente edici¨®n de Locus solus (Capit¨¢n Swing Libros), su obra principal, enriquecida con los comentarios de sus admiradores: Jean Cocteau, Michel Leiris, Michel Foucault, Gilles Deleuze, etc¨¦tera. Uno de ellos, Cl¨¦ment Rosset, habla precisamente del estilo de Roussel: ¡°de una banalidad parad¨®jicamente admirable¡ no admite en ¨¦l m¨¢s que el lugar com¨²n conocido y constatado, la expresi¨®n gastada y convenida, la palabra absolutamente plana y muda¡ que va victoriosamente en contra de todo lo aconsejable y recomendable¡±. Sin embargo, no a pesar de una prosa tan censurable sino precisamente gracias a ella, Locus Solus es uno de los libros m¨¢s original e imaginativamente literarios del siglo XX. Qu¨¦ le vamos a hacer, habr¨¢ que resignarse a ello¡
Desde luego, lo del Nobel es una an¨¦cdota que no debe magnificarse. Quienes lo han ganado sin duda lo merec¨ªan, aunque otros tampoco hubiesen desentonado en su palmar¨¦s: Tolstoi, Proust, Joyce, Kafka, Baroja, Borges¡ Cada uno con su prosa y sus defectos especiales, que les censuran los acad¨¦micos y tanto les agradecemos los lectores.
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