Pasen y vean el 'show' de Arroyo
El pintor se retrata como nunca en una conversaci¨®n a c¨¢mara con una duraci¨®n de 24 horas. Aqu¨ª puedes ver un fragmento de esta singular pel¨ªcula El polifac¨¦tico artista re¨²ne en una original exposici¨®n sus ¡°objetos marginales¡±

Una colecci¨®n de bolsos con asas de pl¨¢tano, un singular Fotomat¨®n rebautizado como Retratomat¨®n, unos apliques de madera y bronce, tapices de caucho, unos extra?os candelabros, moldes de zapatos que resultan ser m¨¢scaras, un reloj gigante... No, no estamos ante un surealista tenderete del Rastro sino en el interior de Bazar Arroyo, una particular exposici¨®n del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid basada en la dispar colecci¨®n de objetos que a lo largo de su vida ha creado y coleccionado el artista Eduardo Arroyo.
Objetos de autor. ¡°Cosas de ¨ªndole marginal¡±, dice ¨¦l, extra?ado ante muchos de esos artefactos que fueron naciendo desde los a?os setenta y que ahora forman un curioso recorrido por las debilidades de este hombre orquesta (pintor, escultor, escritor...) del arte contempor¨¢neo espa?ol. ¡°Las he hecho sin darme cuenta, son objetos raros, que quiz¨¢ pertenecen a las artes decorativas. O no. L¨¢mparas, libros, cer¨¢micas... Cosas que no se han visto juntas, expuestas ahora sin orden ni cronolog¨ªa. Un encargo algo sorprendente que me ha obligado a mirarme a m¨ª mismo y a mirar atr¨¢s¡±.
Por si la memorabilia Arroyo no fuera suficiente, la exposici¨®n se completa con un singular proyecto audiovisual: una pel¨ªcula (titulada Arroyo. Exposici¨®n individual) que recoge 24 horas de conversaci¨®n entre el pintor y el editor Alberto Anaut, que hace las veces de director de una pieza que pone en bandeja la personalidad ¨¢gil y exhuberante del artista. El filme se proyectar¨¢ integramente ma?ana, d¨ªa de la inauguraci¨®n, desde las 22:00 hasta las 22:00 del d¨ªa siguiente y fragmentado durante el resto de la semana.

Arroyo habla y habla. Y escucharle sin descanso es algo m¨¢s que un envite al tiempo. A sus casi 75 a?os, afirma que el marat¨®n de palabras no ha sido asunto f¨¢cil. ¡°La ¨²ltima sesi¨®n fue de nueve de la noche a nueve de la ma?ana y result¨® bastante dura. La pel¨ªcula buscaba rigor. Pero es la primera y la ¨²ltima vez que lo hago algo. Nunca he dejado que me rueden en mi estudio y tampoco he accedido a que se hiciera un filme documental sobre m¨ª. Soy muy celoso de mi tiempo y no me gusta el engorro de un rodaje¡±.
Esta vez acept¨®. Quiz¨¢ porque se trataba de un equipo muy peque?o y porque se concentr¨® todo el trabajo en dos d¨ªas. En una esquina de un sof¨¢ de su casa madrile?a, rodeado de algunos de los libros que forman su espectacular colecci¨®n de 30.000 vol¨²menes, el autor de Panama Al Brown viaja por su memoria y por su vida. Se compara con un negroni (ese c¨®ctel italiano armado con tres partes iguales de campari, ginebra y verm¨²) y se declara una vez m¨¢s como pintor y nada m¨¢s que pintor. ¡°Yo soy uno que hace muchas cosas¡±, explica ahora. ¡°Un pintor que escribe. Un pintor que hace objetos. Pero en realidad no soy nada m¨¢s que un pintor. Un pintor que ha tenido una buena educaci¨®n¡±.
Habla, pero como tantos seductores parlanchines no lo expone todo. Ni falta que hace. ¡°Cuento solo lo que me preguntan. Cuando escribes hay un ¨¦nfasis diferente al de la conversaci¨®n. Pero es una pel¨ªcula loca y quiz¨¢ con ella he llegado lo m¨¢s cerca posible de la verdad¡±.

En las certezas de Arroyo, cabe de todo, como los objetos de su bazar expositivo. Y todo convive con pasmosa naturalidad. Mejor que sobre, que no que falte. Esa amplitud de miras acaso se deba a lo que, en un momento de su conversaci¨®n con Anaut, reconoce como rechazo a su educaci¨®n materna, basada en la austeridad laica propia de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza: ¡°Mi madre estuvo en el Instituto Escuela y siempre me ha contado que era una cosa extraordinaria. Los viajes en la naturaleza, a la sierra de Guadarrama, los estudios de bot¨¢nica, las rocas¡ yo creo que estaban muy bien. Lo que me molesta, y no soporto, es que se esconda la riqueza. Me parece una hipocres¨ªa monumental. Si eres rico, eres rico, amigo m¨ªo; comp¨®rtate como un rico, no te comportes como uno que no tiene un duro. Por eso a m¨ª me gustan mucho los nuevos ricos, porque siempre te dan una paella extraordinaria para comer. Eso me encanta. Me parece la gente m¨¢s asequible, m¨¢s humana, menos esnob¡¡±
En ese mundo sin complejos ni fronteras, una l¨¢mpara James Joyce puede ser una buena compa?era de habitaci¨®n de calaveras y moscas. Y el af¨¢n coleccionista, ¡°de perseguidor de cosas¡±, conduce a Walter Benjamin. Y todo ello, moscas y filosof¨ªa, a la muerte: ¡°La muerte espa?ola tiene que ser con moscas y tiene que ser con un sol de justicia. Esas son las muertes serias. Ahora lo son menos; se incinera mucho¡±.
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