Mikel Erentxun: "No me reconozco, pero eso es lo que m¨¢s me gusta de este disco"

Tiene a su criatura reci¨¦n nacida entre las manos y como orgulloso padre describe con esmero cada detalle. Se llama 24 golpes y ha pesado 10 canciones. ¡°Este disco es rock and roll: por sonido, por actitud, por letras, por repertorio, por todo. Es bastante crudo y arisco. Lo escucho y me cuesta reconocerme¡±, dice Mikel Erentxun. Y esto es lo que m¨¢s le gusta de su nuevo trabajo que sali¨® a la venta la semana pasada, que no se parece a ¨¦l.

El problema de Erentxun (Caracas, 1965) es que como buen padre, aunque cree tenerlo todo controlado, no se da cuenta que entre respuesta y respuesta se le ve el plumero. Es verdad que este disco se antoja complicado en la primera escucha y poco tiene que ver con su anterior trabajo, Detalle del miedo. Pero tambi¨¦n es cierto que tras cinco minutos de conversaci¨®n suena m¨¢s a crisis de casi los cincuenta que a punto y aparte en su carrera. Sobre todo, teniendo en cuenta que desde Duncan Dhu al nuevo siglo ha tenido 21 discos para reinventarse.

¡°El paso del tiempo, el reloj, es algo que me obsesiona. No se puede parar nunca, todo se divide en 24 [de ah¨ª el nombre del ¨¢lbum]¡±, apunta el m¨²sico. ¡°Cada hora, cada a?o, es un golpe. En especial cuando llegas a una edad como la m¨ªa en la que sientes que tienes que hacer muchas cosas porque lo que te queda por delante es menos de lo que has hecho por detr¨¢s¡±. Para darse impulso ha desempolvado viejos discos de Dylan, Bowie, The Beatles,¡­ ¨C"mucha m¨²sica cl¨¢sica", dice-, que le han servido para justificar ante sus m¨²sicos una producci¨®n r¨¢pida, con aristas, que se traduce en "canciones libres de photoshop, sin artificio que las decore, reducidas a una melod¨ªa, con mi voz y un simple acompa?amiento".

El c¨®mplice de Erentxun ha sido Henry Hirsch, productor habitual de Lenny Karvitz, al que convenci¨® con una de las canciones del disco, Cuervos blancos, para que le acogiera 10 d¨ªas en agosto del a?o pasado en sus estudios Waterfront de Nueva York. ¡°Henry entendi¨® perfectamente mi idea. Nada de repeticiones. Grab¨¢bamos en una o dos temas, todos a la vez en una sala dentro de una iglesia. Se procesaba y a producci¨®n para conseguir sonido de directo¡±. Sin vuelta atr¨¢s. ¡°Los discos actuales suenan muy digitales, totalmente retocados, voces afinadas con aparatos, bater¨ªas cuantizadas, todo puesto en su sitio y al mil¨ªmetro. Se ha perdido la magia de los ¨¢lbumes de Elvis o Lou Reed, donde se escuchan imperfecciones por todos lados. Y ah¨ª est¨¢ la belleza del asunto¡±, afirma Erentxun.

El m¨²sico se siente tan a gusto con la vara de mando que en 24 golpes se ha lanzado en solitario a escribir. En Si te vas, Desfile, Se?orita soledad, Samur¨¢i y Penumbra ¨Cla nana, m¨¢s oscura que dulce que ha dedicado a su hijo de un a?o- se ha independizado de Jes¨²s Mar¨ªa Corman, su habitual acompa?amiento ante el papel blanco. ¡°Ahora ya estoy lanzado, me he propuesto que el siguiente disco sea 100% m¨ªo¡±.

No hace falta esperar tanto. Con este trabajo se regala El¨¦ctrica Pkwy, otras 10 canciones para los 1.500 primeros fans que sigan disfrutando de la liturgia de acercarse, pese al fr¨ªo, a una tienda de discos. ¡°Es un disco m¨¢s lo fi, mas peque?o y menos luminoso, algo as¨ª como la cara B de 24 golpes¡±. Cuenta que lo grab¨® en su casa, se puso delante de todos los instrumentos, la mesa de mezclas, agarr¨® papel y boli y se lo ofreci¨® a su discogr¨¢fica. ¡°Hace 10 a?os nunca hubiera regalado un disco, ahora es diferente. Espa?a es un pa¨ªs lamentablemente pirata, a la cola de los pa¨ªses civilizados. Lo ¨²nico bueno de esta situaci¨®n tan cr¨ªtica es que las compa?¨ªas te dejan hacer este tipo de cosas: ediciones de lujo o recuperar el vinilo por el que llevo luchando tanto tiempo¡±.