?lvaro Siza entre el cielo y el suelo
Las ¨²ltimas obras del portugu¨¦s emplean opuestos para repensar campo y ciudad
Si algo ha quedado probado es que a sus 78 a?os ?lvaro Siza, el arquitecto actual que mayor consenso genera, no necesita sello. Y sin embargo se le escapa la firma hasta en sus proyectos m¨¢s contenidos. Aun con ubicaciones y programas antag¨®nicos, la disciplina, el respeto y la genialidad del portugu¨¦s afloran en la fuerza de la idea original y en los detalles constructivos de sus nuevos edificios. Aunque estos no se relacionen y se den la espalda en uso, intenci¨®n y ubicaci¨®n.
As¨ª, en el Campus Novartis que la empresa farmac¨¦utica viene levantando en Basilea de la mano de muchos de los mejores arquitectos del mundo, Siza ha levantado un inmueble que combina la transparencia del vidrio, la solidez del hormig¨®n, el orden cartesiano y la frescura de lo inacabado. Con tanta precisi¨®n maneja la escala que, de lejos, solo el brillo de lo nuevo revela que el edificio no ha estado siempre all¨ª. Es un decir, porque all¨ª todo es nuevo. El italiano Vittorio Magnago Lampugnani dibuj¨® la nueva ordenaci¨®n que transformaba una planta qu¨ªmica en un centro de investigaci¨®n que, como su vecino y predecesor Campus Vitra, concentra una de las mayores cantidades de arquitectos de fama mundial por metro cuadrado. As¨ª, si junto a Siza, Frank Gehry, Moneo, Tadao Ando, Sanaa, David Chipperfield o Eduardo Souto de Moura ya concluyeron sus edificios, para 2012 se esperan inmuebles del holand¨¦s Rem Koolhaas y del espa?ol Juan Navarro Baldeweg.
Con estructura met¨¢lica y de hormig¨®n y fachada de vidrio superpuesta, el edificio ofrece una cuadr¨ªcula ordenada en la calle y grandes espacios di¨¢fanos al interior. Sus cinco plantas miran al r¨ªo y, como casi todo el trabajo de su autor, dibujan un edificio disciplinado. Se trata de un edificio que obedece al lugar y hasta recrea su historia, pero presenta una idea de la medicina, y el trabajo, abierta, limpia y transparente. Es en esa transparencia interior, donde Siza se suelta y se permite recortar con telas u ofrecer paredes curvas. La idea no es anunciar el edificio al mundo. Se trata de acoger a quien llega hasta ¨¦l.
Las bodegas para Quinta do Portal, cerca de Oporto, tambi¨¦n podr¨ªan considerarse un edificio introspectivo y desde luego disciplinado. Solo que, m¨¢s all¨¢ de obedecer al paisaje de vi?edos, el inmueble potencia, acota y hasta entrona el lugar. Todo el edificio, de estructura de hormig¨®n, est¨¢ recubierto con pizarra y corcho. Siza considera que es la arquitectura la que hace el paisaje y con este proyecto demuestra c¨®mo el paisaje puede dominar la arquitectura y, a la vez, c¨®mo puede tambi¨¦n ser dominado por esta. As¨ª, el edificio recibe a los visitantes y catadores convertido en z¨®calo. En su cubierta, dos salas de paredes curvas sirven como auditorio y como sala de catas. Ese mirador se abre a los campos y al Duero y, a su vez, el paisaje queda modificado con la nueva monta?a de pizarra y corcho que oculta las bodegas Quinta do Portal. Seguro que el nuevo inmueble busca atraer a un turismo enol¨®gico hacia la regi¨®n, pero seguro tambi¨¦n que los nuevos visitantes van a llevarse mayor recuerdo del lugar que de la arquitectura, que, disciplinada, elige dar un paso atr¨¢s para sorprender desde los detalles (de la fachada de corcho o las curvas de la azotea) y no desde el ruido de su presencia, apenas perceptible a unos kil¨®metros de distancia.
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